Claves para visitar Jostedalsbreen, el glaciar más grande de la Europa continental

Cueva de hielo en el glacial Jostedalsbreen, el más grande de la Europa continental.

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Con una longitud de más de 60 kilómetros y un espesor medio que ronda los 600 metros, el Jostedalsbreen es la masa de hielo más grande de la Europa continental. Para encontrar glaciares más grandes en territorio europeo hay que viajar hasta Islandia y plantarse ante los hielos perpetuos del Vatnajökull. Pero esta enorme porción de agua congelada que se encuentra en Noruega no le va a la zaga y si bien su superficie es bastante menor (unos 487 kilómetros cuadrados frente a los 8.190 del ‘cubito de hielo’ islandés) su situación lo hace mucho más accesible que otros grandes campos glaciares insulares (sin salir de Noruega, el Austfonna, situado en el Archipiélago de Svalbard es apenas 70 kilómetros cuadrados más pequeño que el gigante de Islandia). Jostedalsbreen es un mito para los viajeros por varias razones. La primera es el fácil acceso, ya que se encuentra en uno de los brazos del Fiordo de Sogn (Fiordo de los Sueños) con una fácil conexión por coche y transbordador desde Bergen. Y otra, que no es menor, es que el parque nacional que lo alberga es un verdadero paraíso para el senderismo. Vamos por partes.

Cómo llegar hasta los pies del Jostedalsbreen.- Si vas con coche de alquiler, el punto de acceso al glaciar es la pequeña localidad de Gjerde, apenas un par de casas ancladas en un prado entre montañas cubiertas de bosque. La conexión con la ruta 55 (carretera que recorre la orilla norte del Fiordo Sogn) se hace en Gaupne, la pequeña ciudad que ocupa la desembocadura del río Jostedola (aquí ya podrás ver las aguas lechosas que vienen desde los hielos). Desde Bergen, la mejor opción es tomar la E-16 hasta Tonjum y desde ahí seguir por la carretera 5 hasta el embarcadero de Mannheller-Fodnes. Desde aquí hay que seguir por la ruta 5 hasta el cruce con la 55 en Sogndalsfjøra, la pequeña ciudad que sirve de ‘capital’ del fiordo. Desde aquí hay que seguir la ruta 55 hasta Gaupne y, una vez aquí, tomar la 604 hasta Gjerge. En total son 265 kilómetros por algunos de los paisajes más brutales de esta parte del país. Para llegar hasta aquí desde Bergen en transporte público tienes que combinar la línea NW-420 de la empresa de autobuses Nor way hasta Sogndalsfjøra y una vez ahí combinar con la línea 153 o 190 de Kringom. También se puede llegar hasta Sogndalsfjøra en ferry. La naviera Norled conecta esta ciudad con Bergen a través de una travesía alucinante que dura unas cuatro horas y media.

¿Dónde nos quedamos? En Gjerde hay dos campings –uno de ellos casi al pie del glaciar- y un pequeño hotel rural. En Gaupne también hay algunos alojamientos. Eso sí, los precios en esta parte de Noruega no son bajos. Sogndalsfjøra se encuentra a 60 kilómetros de Gjerde (unos 50 minutos en coche) y aquí las posibilidades de encontrar precios más bajos se multiplican por lo que no es mala opción para pernoctar y, además, para ejercer de base de operaciones para explorar otros rincones del fiordo.

Qué ver en Jostedalsbreen.- Imprescindible empezar la visita por el Centro de Interpretación de Breheimsenteret (Brevegen, 8 –Jostedal-) un moderno centro museístico que tiene una doble función. La más obvia es aportar datos para entender el funcionamiento de este tipo de ecosistemas. Aquí vas a encontrar información muy fácil de entender de lo que es el Jostedal, cómo se forman los hielos, que efecto tienen en el terreno que ocupan y cuál es su evolución durante los últimos años (está en un franco retroceso de al menos 20 metros al año). Pero este lugar también sirve como base de las excursiones que te permiten entrar en el reino de hielo. Uno puede acercarse hasta el borde del brazo Nigardsbreen después de una hora de caminata que incluye la orilla del Lago Nigardsbrevatnet. Es interesante. Basta para ver los efectos del hielo sobre el terreno y sortear las grandes rocas de la morrena glaciar. Pero si quieres adentrarte unos kilómetros en la masa helada tienes que contratar una excursión con guía en la que te darán el material necesario. El costo del paseo ronda los 80 euros. ¿Merece la pena? Sí.

Otra de las otras lenguas del glaciar que se pueden visitar muy cerca es el Brazo Bergsetbreen. Para llegar aquí debes tomar un desvío desde las inmediaciones de Gjerde (carretera fv335) y conducir seis kilómetros. Desde ahí basta una caminata hasta llegar a las morrenas. El lugar es increíble. Para acceder a la base del hielo hay que atravesar una porción de bosque y el entorno geológico es brutal. Relativamente cerca de aquí se encuentra el pueblecito costero de Fjaerland, que sólo por sus casitas de madera pintadas de colores ya merece la pena –aquí también está otro de los museos asociados al parque nacional y una curiosa biblioteca al aire libre-. Pero desde aquí parte un tramo de la ruta 5 que sube hasta las cresterías para cruzar al vecino Nordfjord y que pasa justo por el frente del Glaciar Bøyabreen, que forma parte de la masa de hielo. La otra lengua del Jostedalsbreen que puede visitarse es el Briksdalsbreen, que ya queda del lado del Nordfjord. Este fiordo es uno de los más famosos de noruega y es destino recurrente de los cruceros que visitan estas aguas –atracan en el puerto de Olden-. Por eso este tramo del glaciar es el más visitado de todos. Para ir más tranquilos hay que venir desde el lado de Sogn.

A dos pasos de Briksdalsbreen.-  No todo es hielo. Llegarse hasta esta parte del mundo es una buena oportunidad para ver algunos lugares que son muy importantes desde el punto de vista cultural, histórico o paisajístico. Viniendo desde Bergen y poco antes de llegar a Sogndalsfjøra está el Museo Etnográfico de Sogn (Mannhellervegen, 643) en dónde puedes conocer aspectos interesantes de la historia y la cultura local. En Kaupanger (muy cerca del anterior) tienes una de las iglesias de madera de la comarca y el Museo del Fiordo (Kaupangsvegen, 26) en el que se explora la relación de las mujeres y hombres de esta tierra con el fiordo. Un elemento clave de esta cultura son los transbordadores que van y vienen uniendo las dos orillas (hay que tener en cuenta que esta lengua de agua penetra unos 200 kilómetros en el interior del territorio noruego) y evitan muchas horas de viaje. Uno de ellos une las poblaciones de Solvorn y Ornes y es la excusa perfecta para visitar la Iglesia de Ornes, la más impresionante de las viejas iglesias de madera del país. Este templo de principios del siglo XII es uno de los mejores ejemplos de la pervivencia de elementos vikingos durante los primeros siglos del cristianismo. Otro clásico del lugar es el Tren de Flam (A-Feltvegen –Flam-), uno de los recorridos de montaña más bonitos de Europa.

Fotos bajo Licencia CC: GeorgeDement; Guttorm Flatabø; Rüdiger Stehn; Karen Blaha

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