Cantabria Opinión y blogs

Sobre este blog

Sympathy for the devil

Please allow me introduce myself

I’m a man of wealth and taste

I’ve been around for a long, long year

Stole many a man’s soul and faith

Recuerdo cada detalle. Los alemanes iban de gris, tú ibas de azul y Gravity es impresionante. Recuerdo tu traje ajustado, las nieves del tiempo plateando tu sien y esa raya al medio en tu cabello, tan de la Sala Caracol y la Copa de Oro, como de batería de Olé Olé. También guarda mi memoria un lugar privilegiado para tus pantalones slim fit y corbatas finas, discreto homenaje a Franz Ferdinand que, como tú, que escuchas a Extremoduro y eras súper radical en Caminos, donde comías pinchos de tortilla sin utilizar las servilletas (This is Jackass!), iban a salvar el rock and roll.

Tú no fuiste portada del New Musical Express, pero sí de otros muchos medios de comunicación, y apostaría mi frase en el ladrillo del Centro Botín a que lees el Rockdelux en la intimidad escuchando a Antony and The Johnsons al tiempo que deglutes una ensalada de quinoa y bebes un té de chía. Tú, oh adalid de la posmodernidad, Jota del Cantábrico, Jackson Pollock de la política municipal. Tú, que has dado la vuelta al mundo con un iPad en la mano -“smoke on the water and fire in the sky”- con tus Beats de Dr. Dre haciendo de diadema perfecta sobre tus mechones, tumbado en aviones que nosotros, simples mortales, solo acertamos a imaginar en la cuenta de @aeropuertoSDR.

“Tú, tú, tú… Tú eres bueno”, te dicen tus amigos, camaradas de Apia XXI, ahora compañeros en el equipo de Gobierno, emulando al mejor De Niro. Como César, que piensa que los periódicos regionales son el Pravda y que, siguiendo tus pasos, puede utilizar sus secciones de cartas al director no para humillar a un ciudadano, sino a una periodista. Sí, a una periodista. Pensarás que es el clímax de la libertad de expresión; tú, que mostrabas los lápices de Charlie Hebdo, pero que permites estos exabruptos totalitarios. ¿Nostalgia? No lo creo, hablamos de un demócrata. Tú no eres Putin, ni Ceaucescu, ni Mayor Oreja. Tú eres Emmanuel Macron, rive gauche, elegancia, educación, aristocracia occidental.

“Hay 14.000 personas en Santander en peor situación que Amparo”, confesaste, apesadumbrado, a tus fans, semper fidelis, como los Ultrasur. Te criticaron por eso, pero nunca fuiste María Antonieta. Podías haber gritado “¡que coman pasteles!”, pero no lo hiciste. Porque, sin haber leído nunca a Bioy, sabes cuál es tu lugar en el mundo: infografías, vocación de servicio público y jeans con camisa blanca con las mangas a medio brazo los domingos y en los mítines informales.

Tú, que negaste al Santander, pero no a Botín, por defender a los (tus) ciudadanos, que no regalaste el mejor suelo de la ciudad, que has diagnosticado la 'plataformitis' como el médico precoz que ahora sale en How I Met Your Mother (tu serie favorita), que sabes que el Cabildo no fue una maniobra inmobiliaria, que hablaste en inglés en el Mundial de Vela. Tú, que defiendes a John Ford en público y en privado. Tú, que como Rick, no solo eres un sentimental, también eres un patriota. Tú.

Pleased to meet you,

Hope you guessed my name, oh yeah

Please allow me introduce myself

I’m a man of wealth and taste