“El verano ha sido terrible y si las lluvias no lo solucionan, el inicio del año hidrológico 2022-2023 será nefasto”, con alrededor 475 hm3 almacenados entre Entrepeñas y Buendía, los dos embalses de la cabecera del Tajo entre Cuenca y Guadalajara, “muy cerca del nivel 4 en el que se cierra el trasvase”.
Es la valoración de la Asociación de Municipios Ribereños de la cabecera del río Tajo coincidiendo con la cierre del año hidrológico. La presidenta de la asociación María de los Ángeles Sierra y su vicepresidente Borja Castro coinciden en señalar que la situación “hubiera podido ser mucho peor” porque “sin los hectómetros que no se han trasvasado gracias al trabajo del Ministerio, ya estaríamos en nivel 4”. Creen que se han tomado decisiones “que cambian la tendencia a mejor”, aunque matizan que, pese a todo, las medidas resultan “insuficientes”.
En su opinión, “desaprovechamos un importante ciclo húmedo en el que nuestros embalses pudieron recuperarse y apenas hemos sido capaces de sobrevivir a este periodo de sequía”. Califican el año hidrológico de “muy duro, en el que la mitad de las aportaciones del Tajo se han ido directamente hacia la cuenca del Segura”.
Desde la Asociación de Municipios Ribereños se muestran satisfechos también, aunque prudentes, con la evolución de la batalla legal presentada desde los sectores trasvasistas hacia la modificación de las reglas de explotación del acueducto de la que dicen, ha dejado “una victoria judicial y buenas sensaciones. El triunfo del sentido común y del patrimonio nacional frente a intereses privados y privativos del agua”.
Para los ribereños, “es buena señal la campaña mediática sufragada por los lobbies agroindustriales contra el Gobierno de España, porque quiere decir que se está actuando en defensa de los intereses de la nación y de nuestro medio ambiente”. Se refieren al borrador del nuevo Plan Hidrológico de la Cuenca del Tajo 2022-2027, que propone recortar un 40% de media el agua que se trasvasa principalmente al Campo de Cartagena.