El museo más allá del contenedor cultural

¿Para qué sirve un museo que nadie puede visitar? ¿Cómo luce un cuadro que nadie puede ver, una exposición a la que nadie puede asomarse? La irrupción de la pandemia y el consiguiente confinamiento, que dejó las calles desiertas durante tres meses, llevó a los profesionales del ámbito de la gestión cultural a hacerse una serie de preguntas. Entre ellas, cómo adaptar unos espacios que requieren de la mirada y la presencia personal para tener vida a un contexto semipresencial.

El Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana ha planteado algunos de estos interrogantes a una veintena de expertos. El resultado es la publicación Innovación desde el museo: ensayos sobre la emergencia cultural, editada por la Generalitat Valenciana, que recoge una veintena de perspectivas sobre los centros de arte más allá de un almacén de contenidos, de paredes que albergan algo que visitar.

La publicación, coordinada por la crítica de arte y comisaria de exposiciones Marisol Salanova, aborda las narrativas transmedia, las residencias artísticas o el papel de los centros de arte en la vida cotidiana del ciudadano, un espacio “para el penamiento, los cuidados, la infancia, las familias diversas y espacio para amplificar la voz de los colectivos en centros de exclusión”. Los ensayos se plantean cómo intervienen las redes sociales en la creación y difusión de arte, cómo los museos pueden servir para vertebrar un territorio, para democratizar el acceso a la cultura o cuál es su papel social en un mundo dominado por lo económico.

Se trata de la primera obra ensayística en “abordar la adaptación de la gestión cultural y la agenda museística a situaciones límite como la pandemia, aprovechando las nuevas tecnologías y haciendo entrar al museo en los hogares de modo participativo”, especialmente a través de la mediación online. La accesibilidad, explica Salanova, vista como “requisito para cualquier ciudadano ante el centro de arte si es que una inclemencia impide su desplazamiento a él”.

Los ensayos cuentan con voces como la de Jorge Carrión, escritor y crítico cultural, el historiador Mario Colleoni, la artista Rocío de la Villa, la investigadora responsable de Wikimedia en España, Florencia Claes, o los directores de los centros de cultura contemporánea de Valencia y Barcelona, José Luis Pérez Pont y Jordi Costa.

¿Para qué sirve un museo que nadie puede visitar? ¿Cómo luce un cuadro que nadie puede ver, una exposición a la que nadie puede asomarse? La irrupción de la pandemia y el consiguiente confinamiento, que dejó las calles desiertas durante tres meses, llevó a los profesionales del ámbito de la gestión cultural a hacerse una serie de preguntas. Entre ellas, cómo adaptar unos espacios que requieren de la mirada y la presencia personal para tener vida a un contexto semipresencial.

El Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana ha planteado algunos de estos interrogantes a una veintena de expertos. El resultado es la publicación Innovación desde el museo: ensayos sobre la emergencia cultural, editada por la Generalitat Valenciana, que recoge una veintena de perspectivas sobre los centros de arte más allá de un almacén de contenidos, de paredes que albergan algo que visitar.