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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Daniel Innerarity y Ramón Andrés defienden el valor transformador de cultura

Pamplona —

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Pamplona, 1 oct (EFE).- El filósofo y ensayista Daniel Innerarity y el poeta y ensayista Ramón Andrés han coincidido este jueves en la necesidad de defender el papel transformador y de reflexión de la cultura, huyendo del consumismo y de la búsqueda de su utilidad más material e inmediata.

En el marco del IV Congreso Gestión Cultural de Navarra, que se celebra en Pamplona, ambos han teorizado sobre el papel de la cultura.

Según ha comentado Innerarity, a la cultura, al igual que a la filosofía, les une “una sospecha de inutilidad”, pero a su juicio la realidad es que ambas sirven para preguntarse por la utilidad verdadera de las cosas“.

La cultura, ha reflexionado, “no es algo necesario en el sentido estricto para la vida”, una vara de medir esta de la utilidad más inmediata y tangible con la que “uno corre el riesgo de no prestar atención a lo verdaderamente importante” ya que “las cosas menos útiles suelen revelarse como extremadamente útiles”.

En este sentido, el filósofo ha defendido que “los conocimientos que no sirven para la solución de un problema determinado nos proporcionan sin pretenderlo una capacidad para identificar problemas más importantes” entre un conglomerado de problemas menos trascendentales pero que son “más ruidosos”.

En la misma línea Andrés ha defendido la inutilidad de lo considerado como útil puesto que “tenemos muchísimas cosas útiles que facilitan todo pero no son necesarias”.

Para el poeta “la cultura se ha desvirtuado a sí misma” porque “gran parte de ella se ha convertido en ocio de consumo y en una mercancía, algo que para él ha sido ”nefasto“ puesto que la cultura ”es pensamiento“ y ”compromiso ético“ tanto por parte de quien la ejecuta como por quien la recibe, y ”tiene que replantear la noción de humanismo“.

Ha reflexionado sobre esto preguntándose si la erosión de la cultura no está íntimamente relacionada a la erosión del ser humano, que “está dejando de ser ciudadano para ser un consumidor”, una idea que, ha reconocido, le aterroriza.

Innerarity ha puesto en valor que “con la cultura podemos redefinir los problemas” subrayando que “reflexionar es resistir a ese imperativo de que las cosas sigan siendo lo que eran” y con el convencimiento de que esto la convierte en “algo más transformador que la agitación y el activismo”.

A su juicio, la idea de que para avanzar hay que acelerar en los carriles ya conocidos es errónea, pues lo verdaderamente transformador es “cambiar de carril” y esto “exige reflexión y demora”.

En este sentido Andrés ha señalado que “hemos caído en una visión democrática que ha creado un espejismo de cultura para todos” pero “tenemos que ser muy valientes” ha apuntado animando a preguntarse a “si la cultura interesa a todos”, ya que tal y como se sirve actualmente “genera pasividad”.

Esto, ha comentado, “lleva al narcisismo” y a lo superficial creando falta de paciencia por esa “comodidad” y “saturación” que “provocamos nosotros mismos”, un problema que, ha señalado, es común a Europa, una nación que nace de una reflexión que está perdiendo.

Esta democratización de la cultura, ha comentado Innerarity, ha hecho muy accesible a través de vías como Internet, pero al mismo tiempo “la verdadera cultura nos enseña lo inalcanzable que es” puesto que “por muy a la mano que esté nos remite a un horizonte muy lejano” que “constantemente se nos está escapando”.