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En el belén de 2022, Jesús nace en una cárcel, hijo de una madre gitana

Lara Lema

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En la Navidad de 2022, Jesús nace en una cárcel. Así lo imagina Francesc Mateu i Hosta, exdirector de Oxfam Intermón, que lleva 13 años recreando belenes con muñecos de Playmobil para mostrar distintas versiones de cómo sería el nacimiento del hijo de María y José en la actualidad.

En 2021, Jesús era hijo de menores no acompañados. En 2020, un refugiado en el campo de Lesbos. En esta nueva historia, María y José se ven abocados a irse de su país natal en busca de oportunidades, pero acaban en prisión preventiva. 

Francesc reconoce que, tras tanto tiempo, “cuesta tener ideas nuevas” pero le motiva que la gente le empiece a preguntar ya en noviembre por el belén. “Me da la sensación de que esto sirve, de que pone encima de la mesa distintas realidades presentes en el día a día”, dice. “Es una nueva narrativa de explicar cosas”, sostiene.

“Irse sin dinero era imposible”, según cuenta la historia de este año. María y Jesús deciden aceptar que unas personas les paguen el viaje a cambio de llevar un encargo. Cuando emprenden el viaje, esperan su primer hijo.

Al llegar a la frontera, son detenidos por la Policía, tras ser incapaces de contestar a sus preguntas por no entender el idioma. Les acusan de tráfico de drogas, a pesar de decirles a los agentes que no sabían qué había en el paquete. María y José van directamente a prisión preventiva, cada uno a una distinta. 

“María tuvo una entrada complicada. El hecho de ser gitana hizo que sus compañeras la recibieran con recelo y nadie quería compartir nada con ella. Pero, a medida que aprendía el idioma y con su simpatía y simplicidad, se ganó a todo el mundo”, continúa el relato, escrito en forma de noticia.

Pero de repente, María se pone de parto. Es su compañera de celda la que avisa a las funcionarias de prisión, que rápidamente echan una mano: “La ministra de Justicia, que en noches especiales como la de Navidad las pasa en una cárcel con las funcionarias, también ha ido a la celda, como es médica, se ha implicado en el parto”.

“Con los gritos, las demás reclusas se han despertado –en prisión no hay intimidad”, relata. La noticia se extiende rápidamente y, desde sus celdas, las demás mujeres siguen el parto animando a María.

“Dos reclusas que son enfermeras han ayudado a que el parto haya sido finalmente un éxito”, cuenta la crónica ficticia. “Después de dar a luz, la ministra ha solicitado tramitar un permiso para que, al día siguiente, su compañero pueda hacerle una visita. Las responsables de la cárcel dicen que estudiarán alguna posibilidad para que el niño pueda crecer fuera de estas paredes, porque estas prisiones preventivas, tan largas, son muy injustas”, sigue.

En la historia, el caso genera mucho debate social y copa las portadas de periódicos y telediarios. La opinión pública se replantea cuál es el papel de la cárcel en la sociedad.

Finalmente, buenas noticias. El 6 de enero, el Gobierno quiere aprobar medidas para “acelerar los juicios, introducir la justicia reparadora en los procedimientos judiciales, tanto para condenados como para presos preventivos, y asegurar que la finalidad de la cárcel sea la reinserción y no el escarmiento”. También estudia la opción de crear en las prisiones un módulo para familias.

Al conocer la noticia, las presas deciden entre todas que “el niño se llamará Jesús, que significa ‘el salvador’”. “Este niño será, realmente, su salvación”, concluye la historia.

Fuera del belén, la realidad en España es que el 7,1% de personas en prisión son mujeres, 24,9% de ellas, extranjeras. No hay datos sobre cuántas de ellas son gitanas, ya que el Gobierno rechazó la petición del Defensor del Pueblo de recoger datos desagregados.

En una visita en 2020 a un centro penitenciario sevillano, el Defensor comprobó que el 20,4% de las mujeres internas eran gitanas, todas ellas con hijos. “El desconocimiento voluntario de este tipo de circunstancias de las mujeres gitanas, por parte de la Administración, supone la imposibilidad de un tratamiento adecuado, tanto en su vida diaria como en el proyecto de reinserción”, sostiene el informe del Defensor.

Francesc cuenta a elDiario.es que su inspiración para el belén de este año surgió tras conocer “casos concretos de situaciones de personas que están en prisión preventiva” y documentarse sobre la situación de las mujeres gitanas en centros penitenciarios. “Me han reforzado la idea de que la prisión es para los pobres”, asegura el ex director de Oxfam Intermón, señalando la “injusticia” de la prisión preventiva de larga duración y sin juicio para personas “que no tienen recursos para defenderse”. 

Además, quiere subrayar con su historia la doble carga que sufren las mujeres gitanas en prisión. “Jesús puede haber nacido perfectamente hijo de gitana”, asegura, “y a esta persona que antes solo la separaban, después [las presas] ven que ser gitana es solo una cualidad más”.

El texto íntegro de la recreación

Jesús nace en prisión

Por aquellos días se hizo imposible vivir en su país y tuvieron que marcharse de su tierra para buscar un lugar donde hubiera alguna oportunidad. Irse sin dinero era imposible, así que decidieron aceptar que unas personas les pagaran el viaje, a cambio de llevar un encargo.

Cuando emprendieron el viaje, María y José esperaban su primer hijo. Al llegar a la frontera, la policía empezó a hacerles preguntas, pero ellos no entendían el idioma. Horas después les detenían por tráfico de drogas. De nada les sirvió decir que ellos no sabían qué había en el paquete.

Los trasladaron directamente a la prisión de preventivos. Cada cuál a una prisión diferente. María tuvo una entrada complicada. El hecho de ser gitana hizo que sus compañeras la recibieran con recelo y nadie quería compartir nada con ella. Pero a medida que aprendía el idioma y con su simpatía y simplicidad, se ha ganado a todo el mundo.

En la celda se han cumplido los días, y esta noche, de repente, María se ha puesto de parto. Su compañera de celda ha dado aviso y las funcionarias de prisión han ido enseguida a echar una mano. La ministra de Justicia, que en noches especiales como la de Navidad las pasa en una cárcel con las funcionarias, también ha ido a la celda y como es médico, se ha implicado en el parto.

Con los gritos, las demás reclusas se han despertado –en prisión no hay intimidad– y las funcionarias les han explicado que era María que estaba de parto. La noticia ha corrido como la pólvora. Desde sus celdas, las demás mujeres han seguido el parto animando a María. Dos reclusas que son enfermeras han ayudado a que el parto haya sido finalmente un éxito. Todas las prisioneras han felicitado a María.

Después de dar a luz, la ministra ha solicitado tramitar un permiso para que, al día siguiente, su compañero pudiera hacerle una visita. 

Las responsables de la cárcel dicen que estudiarán alguna posibilidad para que el niño pueda crecer fuera de estas paredes, porque estas prisiones preventivas, tan largas, son muy injustas.

El caso, que ha sido portada de periódicos y telediarios, ha generado mucho debate sobre cuál es el papel de la cárcel en nuestra sociedad. No puede ser que sea básicamente para la gente pobre y no ofrezca soluciones. La prisión debería ser un espacio de rehabilitación y no de castigo.

El 6 de enero, el Gobierno, conmovido por el caso, quiere aprobar una serie de medidas para acelerar los juicios, introducir la justicia restaurativa en los procedimientos judiciales, tanto para condenados como para presos preventivos, y asegurar que la finalidad de la cárcel sea la reinserción y no el escarmiento. También está estudiando la opción de crear, en la propia prisión, un módulo para familias.

Al saberlo, entre todas han decidido que el niño se llamará Jesús, que significa “el salvador”, porque este niño será, realmente, su salvación.

Desde la cárcel de Belén, para TV Belén, Laia Bonet.