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El belén de 2020: “Si Jesús hubiese nacido en 2020, sería un refugiado en el nuevo campo de Lesbos”

Gabriela Sánchez

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Cuando Francesc Mateu i Hosta trabajaba de cooperante médico en Bolivia, le tocó visitar a una pareja que había tenido un hijo esa misma noche. Eran inmensamente pobres. Su casa, de barro y ramas, se levantaba en medio del chaco boliviano. Los padres estaban solos. El recién nacido estaba en una especie de tronco de madera vaciado que usaba para guardar alimentos y cocinar. El cordón umbilical estaba atado con un hilo de lana azul. Lana azul, matiza, del mismo jersey que llevaba el padre completamente deshilachado por su parte inferior. “Y de golpe vi un belén diferente y me pregunté cómo habíamos endulzado tanto una realidad así”, recuerda Mateu i Hosta, exdirector de Oxfam Intermón en Catalunya.

Esa reflexión que le rondaba desde hace años empezó a materializarla en 2009. El cooperante buscaba explicar a sus hijos en aquel momento “qué representaba realmente” el belén, y comenzó a recrear sus propios pesebres con muñecos de Playmobil. “Utilicé sus juguetes, porque era una manera de implicarlos, e intentaba actualizar el mensaje”, dice Mateu i Hosta. El primer pesebre fabricado por el exdirector de Oxfam Intermón en Catalunya se localizaba en un campo de refugiados, inspirado en los levantados en Tanzania después del genocidio de Ruanda.

Cada una de sus creaciones no son estáticas, sino que cuentan historias para las que, dice, trata de imaginarse “dónde hubiera nacido Jesús si hubiera nacido en el año en curso”. Este año, se responde, lo haría en el nuevo campamento de refugiados de Lesbos, que sustituyó al campo de Moria arrasado por las llamas el pasado mes de septiembre.

La historia que Mateu i Bonet busca contar a sus hijos, y a quien le llegue, es la de una familia que huyó de la guerra hacia las islas griegas. “Empezaron a caminar hacia Europa. Les habían dicho que era una tierra donde se respetan los Derechos Humanos. El viaje fue largo, peligroso y pesado”, describe el relato que acompaña a la recreación.

“El último tramo fue con una barquita neumática y a ella no la querían a bordo porque ya estaba embarazada. El trayecto fue duro porque estuvieron a punto de hundirse varias veces”, continúa.

“Cuando, felices de llegar a Europa pensaban que ya estaba todo solucionado, los encerraron en Moria, un campo de refugiados, decían. Pero aquello era un lugar infernal, sin condiciones, sin esperanza y con un hacinamiento increíble”, continúa el relato, contado a través de una crónica ficticia de una periodista. Hasta que los solicitantes de asilo tuvieron que salir corriendo a raíz de un incendio.

“No pudieron coger nada de lo que tenían: Ni la documentación que acreditaba que esperaban un reconocimiento como refugiados, ni siquiera algo de ropa. Unos días después la policía los llevó a un nuevo campo de refugiados. Vieron en seguida, que aquel campo, más que un campo de refugiados era de nuevo una prisión”, sostiene. “Los rumores decían que los próximos a expulsar serían los de su tienda. María esta pasada noche se puso de parto. Los compañeros de tienda han avisado a todo el campo y de las tiendas cercanas ha venido una enfermera, que ha atendido el parto. Cuando el ejército los venía a buscar para repatriarlos y han visto que estaba naciendo un niño han decidido posponer la expulsión del país que estaba prevista hoy. Le han puesto de nombre Jesús, que significa el salvador, porque todo el mundo dice que este niño les ha evitado la expatriación”, concluye el relato.

Como cada Navidad desde 2009, el responsable de Oxfam recrea un pesebre con muñecos de Playmobil para imaginar dónde habría nacido Jesús en la actualidad. Este año es un refugiado en Lesbos, pero otros ha sido mantero; ha nacido en las vallas de México y de Melilla, entre los 'indignados' acampados en Plaza Cataluña, en un desahucio paralizado por la PAH o en un campo de refugiados. Su objetivo, dice, denunciar cada una de estas situaciones y “ayudar a ver de otra manera lo que representa la Navidad”.

El texto íntegro de la recreación

Nace Jesús, hijo de una pareja de refugiados en Lesbos

“Y ahora conectamos con la unidad móvil. ¡Adelante Laia Bonet desde Lesbos!

En aquellos días tuvieron que marcharse de su ciudad porque la guerra había empeorado mucho y era imposible sobrevivir en su país. Empezaron a caminar hacia Europa. Les habían dicho que era una tierra donde se respetan los Derechos Humanos. El viaje fue largo, peligroso y pesado. El último tramo fue con una barquita neumática y a ella no la querían a bordo porque ya estaba embarazada. El trayecto fue duro porque estuvieron a punto de hundirse varias veces.

Cuando felices de llegar a Europa pensaban que ya estaba todo solucionado, los encerraron en Moria, un campo de refugiados, decían. Pero aquello era un lugar infernal, sin condiciones, sin esperanza y con un hacinamiento increíble. Antes había ONG que ayudaban en el campo tanto con materiales y comida como con los trámites burocráticos, pero ahora ya no las dejaban entrar.

Hace unas semanas tuvieron que salir corriendo del campo porque un incendio de noche lo quemó todo. No pudieron coger nada de lo que tenían: Ni la documentación que acreditaba que esperaban un reconocimiento como refugiados, ni siquiera algo de ropa. A María le costaba correr con el embarazo tan avanzado, pero lograron escapar. Estuvieron dos días durmiendo a la intemperie y el embarazo ya llegaba a su término.

Unos días después la policía los llevó a un nuevo campo de refugiados. Vieron en seguida, que aquel campo, más que un campo de refugiados era de nuevo una prisión. No estaba en condiciones y sólo se podían lavar yendo al mar que bañaba una parte del campo. Las informaciones que cada vez corrían con más fuerza decían que estaban expulsando a todos los que había en el campo, fuera de Europa. No entendían por qué en las tiendas decía Naciones Unidas si aquello era una prisión del ejército del país, un CIE, para expulsarlos. ¿Por qué NNUU colaboraba allí? ¿Por qué no dejaban entrar a trabajar a ninguna ONG ni a voluntarias?

Los rumores decían que los próximos a expulsar serían los de su tienda. María esta pasada noche se puso de parto. Los compañeros de tienda han avisado a todo el campo y de las tiendas cercanas ha venido una enfermera, que ha atendido el parto. Cuando el ejército los venía a buscar para repatriarlos y han visto que estaba naciendo un niño han decidido posponer la expulsión del país que estaba prevista hoy.

Le han puesto de nombre Jesús, que significa el salvador, porque todo el mundo dice que este niño les ha evitado la expatriación. No saben por cuánto tiempo, pero pueden mantener la esperanza unos días más. La noticia ha corrido y los periodistas hemos ido al campo, pero no nos han dejado entrar y sólo hemos podido hablar con algunos de ellos a través de la alambrada.

Esperan que, el 6 de enero, la Unión Europea humanice sus políticas de acogida y deje de tratar como delincuentes a personas que sólo huyen de una guerra buscando una vida mejor.

Desde Lesbos (que bien podría ser desde Canarias), para TV belén, Laia Bonet.