Rato deja atrás el “perdón” previo a la cárcel y se lanza a la carga en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia

“Pido perdón a la sociedad”. Estas cinco palabras abrieron informativos y medios en papel y digitales. Detrás de ellas estaba el exvicepresidente del Gobierno, exministro de Economía, ex director general del FMI y expresidente de Caja Madrid y Bankia, Rodrigo Rato. El señalado por algunos sectores durante años como artífice del milagro económico español entraba en la cárcel para cumplir condena por el caso de las tarjetas black de la antigua caja madrileña.

Poco más de dos meses después de aquella imagen, Rato inició este martes su declaración en otra de sus causas pendientes, la nefasta salida a Bolsa de Bankia, con una actitud muy distinta. Con un tono seco y cortante, el expresidente de la entidad, principal acusado en esta causa, optó por lanzarse a la carga contra supervisores, auditores, gobierno... Aquel atisbo de autocrítica cuando entraba en prisión ya no estaba presente.

Rato afronta ahora una eventual nueva condena de cárcel de hasta 12 años por la gestión que hizo de Bankia, surgida tras la fusión de siete cajas de ahorros, principalmente Caja Madrid y Bancaja, y que culminó tras salir a Bolsa con el mayor rescate financiero que se ha producido en España.

La principal receptora de esa vuelta al tono que mostró en el Congreso –con el ya célebre “es el mercado, amigo”– ha sido la fiscala anticorrupción Carmen Launa, con quien Rato se enfrentó en las primeras cuatro horas de declaración. “¿Cuántas veces quiere que se lo repita?”, “no sé qué quiere que le diga” o “no perdamos más el tiempo”, fueron algunas de las frases que espetó el expresidente de la entidad a la fiscala. En repetidas ocasiones tuvo que intervenir la presidenta de la sala, la magistrada Ángela Murillo.

Launa ha sido la encargada de iniciar el interrogatorio a Rato, quien ha dicho que no responderá más que a la Fiscalía, a la abogacía del Estado que defiende los intereses del fondo de rescate bancario Frob,y de su abogado defensor. De este modo, se negó a responder a las preguntas de las acusaciones particulares y, sobre todo, las populares, encabezadas por el abogado Andrés Herzog, representante de la Confederación Intersindical de Crédito. Todas las acusaciones recibieron el respaldo de la presidenta de la sala que rechazó las cuestiones previas de todos los abogados defensores que querían que fueran expulsadas.

El principal foco de las críticas de Rato recayó en el Banco de España y su entonces gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, a quien no citó directamente pero si señaló. El exdirectivo defiende que siguieron las directrices del supervisor desde el momento en que se impulsó la fusión de las siete cajas. “El gobernador me reunió en una sala con el presidente de Bancaja para que negociáramos la fusión”, remarcó. 

El exdirectivo defendió en su declaración, que se retoma este miércoles y previsiblemente se prolongará los próximos días, que el Banco de España era conocedor de la situación económica del grupo. “Estábamos en continua inspección por parte del supervisor”, subrayó. “Nunca nos indicaron que estuviéramos incumpliendo algunas de sus exigencias”. Aseguró que muchas de las decisiones contaban con el visto bueno del Banco de España, aunque reconoció que estas autorizaciones no siempre eran formales sino “de facto”.

Además del Gobernador del Banco de España el directivo señaló a los inspectores del organismo a quienes acusó de cambiar de opinión pasados los años. También apuntó en repetidas ocasiones a José María Roldán, que ocupaba el cargo de director general de regulación del Banco de España. Roldán es, hoy en día, el presidente de la Asociación Española de Banca, principal entidad patronal del sector.

En la descarga de sus responsabilidades el directivo ha señalado al FROB, el fondo de rescate bancario que es principal accionista de Bankia y que en esta causa ejerce de acusación. BFA, la entidad propietaria de Bankia, ya recibió una primera inyección de capital del FROB antes de la salida a Bolsa. Rato aseguró que desde entonces seguían las exigencias que hacía este organismo, dependiente del Ministerio de Economía. “Solo una vez incumplimos lo que nos dijeron, cuando nos planteaban la necesidad de hacer provisiones por 6.000 millones que nosotros hicimos más de 13.000 millones”, apuntó. “Y me alegro de haberlo incumplido”, subrayó.

Tras estos dos organismos, las miradas de Rato se dirigieron al Gobierno. En el proceso de fusión y salida a Bolsa de Bankia el presidente del Gobierno era José Luis Rodríguez Zapatero y la ministra de Economía era Elena Salgado. El exdirectivo apuntó que Bankia fue cumpliendo con las obligaciones legales y deslizó que estas fueron las que llevaron a la salida a Bolsa. “Nos exigían a las cajas un capital que no se pedía a los Bancos y que nadie exigía en Europa”, apuntó.

La salida a Bolsa, una decisión “legal”

En este sentido, apuntó a que la salida a Bolsa se vio acelerada por las decisiones de la ministra Salgado. “Teníamos escasamente cinco meses, era un plazo muy corto, no teníamos ni marca, Bankia todavía no existía”, subrayó Rato. El expresidente de la entidad apuntó que “la salida a Bolsa no fue una operación empresarial, fue una operación legal” y añadió que “el Banco de España y, subrayo, el Gobierno eran totalmente partidarios” de ello.

En esta sacudida de responsabilidades por parte del que fuera primer ejecutivo de la entidad, también se apuntó al supervisor, Deloitte. “Conocía las tripas de la entidad mucho mejor que el propio consejo de administración”, apuntó. “No nos plantea problemas en ningún trimestre”, añadió. La descarga de responsabilidad también salpicó en esta primera sesión de la declaración de Rato a la CNMV e, incluso, a los propios técnicos del banco. 

Este miércoles se reanuda la declaración de Rato a las preguntas de la fiscala del caso. Sobre la mesa está todavía el análisis del folleto con el que se salió a Bolsa, así como la fijación del precio objetivo de las acciones de la entidad. Así, el interrogatorio está todavía en los meses previos a ese debut bursátil, un año antes de que fuera rescatada.