La portada de mañana
Acceder
La izquierda presiona para que Pedro Sánchez no dimita
Illa ganaría con holgura y el independentismo perdería la mayoría absoluta
Opinión - Sánchez no puede más, nosotros tampoco. Por Pedro Almodóvar

CCOO y UGT llaman a salir a la calle el 7 de octubre y 3 de noviembre para exigir la subida de los salarios

Laura Olías

0

Los líderes de los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, han anunciado un “primer calendario de movilizaciones” para exigir la subida de los salarios y presionar a las patronales de empresarios para que se sienten a negociar. Los actos consisten en una primera movilización el 7 de octubre en clave internacional en favor de la “justicia salarial”, con concentraciones frente a las organizaciones empresariales del país, que seguirá con un incremento de la movilización en los centros de trabajo en las semanas siguientes y, como colofón, una “gran manifestación” el día 3 de noviembre en Madrid.

Este miércoles se ha concretado el anuncio que llevan repitiendo las organizaciones mayoritarias de trabajadores desde hace semanas: se avecina un “otoño caliente” de movilizaciones ante el bloqueo de la negociación salarial por parte de los empresarios.

La primera de las jornadas de conflicto del 7 de octubre tiene un enfoque internacional por el Día del Trabajo Decente, tras la llamada a la acción del sindicalismo europeo. Además, CCOO y UGT han explicado que se trabajará en la coordinación de distintos conflictos sectoriales, para multiplicar sus efectos, a los que se añadirá también el enfoque de “movilización general”, como en la marcha del 3 de noviembre en la capital.

Unai Sordo y Pepe Álvarez han reiterado que los sindicatos “se han movido” de sus posturas iniciales en el debate salarial, que han calificado de “absolutamente razonables”. En cambio, “la CEOE no se ha movido del punto de partida”, ha denunciado Pepe Álvarez. “Llevan diciendo que no a la revisión desde el primer día”.

Los sindicatos han criticado la postura “tacaña” y “cicatera” de las patronales y, ante la falta de intención de negociar, han explicado que esperan “desatacar” la situación mediante el conflicto. “Toca modificar la posición del otro mediante la movilización”, ha sostenido Unai Sordo. “Vamos a dar la batalla de los salarios”, ha reiterado el líder de CCOO.

Las claves del conflicto salarial

El enfrentamiento salarial ha radicado sobre todo en las llamadas cláusulas de revisión. Los sindicatos aceptan que en estos momentos se acuerden “aumentos moderados” para evitar bucles inflacionistas este año, pero reclaman que en los siguientes (hasta 2024) se compense poco a poco el aumento de precios. Es decir, que en los siguientes años se ajusten los salarios a la inflación para que no haya un resultado de pérdida de poder adquisitivo.

En mayo, cuando se rompió la negociación con los empresarios, la propuesta sindical era de un aumento del 3,5% en 2022, con la garantía de compensar al final del periodo del acuerdo (2024) el aumento de los precios. Los empresarios rechazaron cualquier tipo de cláusula y las partes se levantaron de la mesa.

Ahora, CCOO y UGT reclaman a los empresarios que se sienten de nuevo a negociar y advierten de que las subidas “moderadas” para este año pueden no ser las mismas. El mencionado 3,5% estaba relacionado con la inflación subyacente, ha explicado Pepe Álvarez, que ahora está situada por encima del 6%.

Unai Sordo ha subrayado que este indicador, que aisla de la inflación los precios energéticos y de los alimentos no elaborados, es uno de los mejores reflejos de cómo las empresas han trasladado el aumento de costes a un aumento de precios, “mejorando sus márgenes e, incluso en algunos casos, aumentando sus beneficios”.

Los sindicatos no han cuantificado qué cifra de subida salarial en 2022 llevarían a una nueva mesa de negociación, pero han advertido de que la situación en estos momentos es diferente al que había en mayo.

Los trabajadores pierden, pero “también el país”

Los líderes de los sindicatos han reiterado que el empobrecimiento de la población trabajadora no solo es un problema para estos hogares, sino también para el conjunto de la economía. “Este país no puede permitirse la intensísima devaluación salarial que pretende la patronal”, ha advertido Unai Sordo. En la misma línea se ha pronunciado Pepe Álvarez, que ha recordado que “las familias no pueden mantener esta situación”, con un peligro creciente de reducción del consumo y del aumento de problemas económicos como en el pago de las hipotecas.

Mientras la inflación se sitúa por encima del 10%, un 10,5% interanual según el último dato de agosto, los salarios suben mucho menos. En la negociación colectiva, el aumento pactado en los convenios colectivos es cuatro veces inferior: un 2,6%. Otros datos sobre cuánto está evolucionando el conjunto de salarios dejan cifras aún menores. Según la encuesta de coste laboral, correspondiente al segundo trimestre del año, el salario hora solo aumentó un 1,1% respecto al año anterior.

Envuelta en un clima preelectoral para volver a elegir al líder de los empresarios, la patronal CEOE no solo no muestra disposición para volver a sentarse a negociar sobre salarios con los sindicatos, sino que ha empezado a trasladar la idea de que este acuerdo a nivel estatal no es necesario.

La negativa de los empresarios tira por tierra cualquier intento del llamado “pacto de rentas” al que se emplaza desde numerosas voces e instituciones económicas para compartir los daños derivados de la crisis inflacionista y la guerra en Ucrania. De momento, el peso de la inflación están recayendo sobre todo sobre los salarios, mientras el negocio y la rentabilidad de las empresas mantiene tasas “muy altas”, calculó la semana pasada el Banco de España.

Los dirigentes sindicales han confiado en que la “presión” creciente, general y a nivel sectorial, fuerce a los empresarios a negociar. “De este proceso no se van a salir tan fácilmente sin subir los salarios”, ha sostenido el líder de UGT. El secretario general de CCOO ha añadido que, en caso de que las patronales no sean “responsables”, los poderes públicos deberían actuar para hacer posible el reparto de la riqueza. “Por ejemplo con políticas fiscales ofensivas y medidas de apoyo a la trabajadora”, ha sostenido Sordo. “Esto no es un problema de los sindicatos, es un problema de país”.