Los críticos de Podemos vuelven a la carga y demandan primarias en Euskadi

Los sectores críticos de Podemos en Euskadi han vuelto a la carga en las últimas semanas para demandar que el partido no sólo se amolde a la nueva estrategia política surgida de Vistalegre II, como está previsto, sino que también renueve sus “liderazgos” autonómicos con un nuevo proceso de primarias en el que, como ha ocurrido a nivel estatal,  el ‘errejonismo’ pueda perder peso frente a otras corrientes. La dirección encabezada por Nagua Alba, cuyo equipo se ha encuadrado siempre muy próximo al ahora en segundo plano Íñigo Errejón, rebaja el peso de esos sectores entre las bases y plantea como ‘hoja de ruta’ una suerte de conferencia política para otoño en la que se plantearán tanto ajustes ideológicos como cambios organizativos en el partido morado, con los que aspiran a tener ya una estructura completamente definida de cara al siguiente ciclo electoral, las elecciones municipales y forales de mayo de 2019.

La nueva batalla interna no permanece precisamente oculta. Los críticos del partido han creado una página ‘web’ en la que se puede leer un manifiesto con sus demandas. “La transición y adaptación al nuevo modelo de partido, tanto a nivel político, organizativo como en sistema de representación es una necesidad inexcusable en Podemos Euskadi tras los documentos aprobados en la segunda Asamblea Ciudadana de Vistalegre”, se puede leer en el texto. Estos sectores valoran como “positivas” las “intenciones y propuestas” de la actual dirección en torno a los ajustes estratégicos en el partido, pero reclaman no desaprovechar la “inmejorable oportunidad” para ampliar el foco y “abrir la posibilidad de presentar diferentes textos alternativos” e incluso “nuevos liderazgos”, “por lo tanto, primarias al Consejo Ciudadano de Euskadi”, la Ejecutiva autonómica.

El documento, según consta en esa ‘web’, ha sido ya refrendado por 18 círculos territoriales del partido (incluidos algunos de las tres capitales, Vitoria, Bilbao y San Sebastián) y por uno sectorial, el de Sanidad. Las fuentes consultadas explican que superan con holgura el porcentaje requerido para forzar una asamblea ciudadana extraordinaria y que la Ejecutiva de Alba, que tiene en Eduardo Maura y Lander Martínez sus más estrechos colaboradores, no puede desoír ese llamamiento.

Los sectores críticos se concentran en Gipuzkoa y también en la parte del partido en Álava afín al sector expulsado del grupo de las Juntas Generales tras meses de encarnizada disputa no sólo política sino de índole personal. Se trataría, en todo caso, de grupos alejados del movimiento articulado en Vistalegre II en torno a Errejón. La incidencia de este grupo es menor en Bizkaia.

Fuentes cercanas a Alba quitan hierro a esta situación. Apuntan, de hecho, a que algunos de esos círculos no son reconocidos como organizaciones activas dentro de la estructura de Podemos por distintas circunstancias y que no en todos los casos existen actas con un posicionamiento mayoritario en pro no sólo de la conferencia política sino de unas primarias. “Al final todo esto se resume en un ‘quítate tú para ponerme yo’”, analiza un conocedor del día a día del partido.

Fuentes oficiales, por su parte, indican que la ‘hoja de ruta’ tras Vistalegre II es clara. Como publicó ‘El Correo’, se celebrará en otoño una asamblea a modo de conferencia política en la que se abordará el “debate político” y los cambios introducidos en este segundo mandato de Pablo Iglesias. La cita llegará después de que el partido, que encabeza la coalición Elkarrekin Podemos con IU y Equo, eleve al Parlamento Vasco su propuesta de reforma del Estatuto con barniz social. 

En este escenario, insisten desde el partido, no está previsto un nuevo proceso de primarias en ningún caso. El deseo de la dirección es agotar el mandato natural, que termina en la primavera de 2019 e intentar que las aguas estén lo más calmadas posibles. No en vano, en apenas tres años de vida han sido ya dos los comicios internos en Euskadi, con victorias para Roberto Uriarte y, tras su dimisión, para Nagua Alba, no sin tensiones en ambos casos.

Por otro lado, Podemos acometerá singularmente en Euskadi otro proceso de reorganización interna que creará nuevas estructuras de ámbito foral. Podemos nació en España como un partido local, autonómico y estatal y no atendió las singularidades de los tres territorios vascos. En los Parlamentos forales el partido ha funcionado desde los comicios de 2015 con grupos sin una estructura provincial detrás y ello ha generado grandes problemas operativos, especialmente en Álava, con un choque de legitimidades entre la posición mayoritaria de los círculos y la de la Ejecutiva vasca.

Desde el partido apuntan a que Vistalegre II otorga “libertad plena” a Euskadi para constituir “cualquier tipo de estructura intermedia” entre el ámbito municipal y el autonómico y desde hace varios meses el equipo de Alba trabaja ya en una propuesta en este sentido. El debate, que se ha alargado más de los previsto, se resolverá a la vuelta del verano y los cambios, en todo caso, estará perfectamente definidos para preparar el nuevo ciclo electoral, que se abrirá con las elecciones locales de 2019.

Euskadi aporta 1.000 de los 13.000 afiliados

El fenómeno de Podemos en Euskadi ha sido singular. El partido, a pesar del fiasco de las elecciones autonómicas con Pili Zabala como candidata, ganó las generales y otorgó a Pablo Iglesias sus mejores números en toda España. En un corto período, desde 2014, la formación participa con distintas marcas en la mayoría de municipios y está presente en el resto de niveles institucionales, algo que Ciudadanos no ha logrado en el País Vasco, por ejemplo. Fuentes oficiales explican que hay alrededor de un millar de militantes activos tras la ‘limpia’ realizada por el partido en toda España. Inicialmente se alcanzaron los 17.000 inscritos virtualmente. La cifra, en todo caso, es importante teniendo en cuenta que el partido, en España, tiene 13.000 afiliados en total. Las cifras quedan aún lejos de los 5.000 miembros del PSE-EE o de la coalición EH Bildu o los 32.000 a los que se atribuye tener carné del PNV.