Las muertes por amianto en Euskadi van a más: 29 en lo que va de año

“¿Cuántos trabajadores retirados han muerto sin saber que su enfermedad se debió a la exposición al amianto que sufrieron durante su etapa laboral?”. Esta es la pregunta que se hace Alfonso Ríos, responsable de Salud Laboral de Comisiones Obreras Euskadi al conocer el reciente fallecimiento de Francisco Javier Pérez Hernández, un trabajador que estuvo expuesto al amianto en los años 70 y que constituye la víctima número 29 por esta causa en Euskadi en lo que va de año.

Por sus propiedades físicas y químicas, y su bajo coste de producción, el amianto fue utilizado de manera abundante en el sector industrial y en la construcción desde mediados del siglo pasado hasta 2001, fecha en que se prohibió su uso en España.

Según un estudio elaborado por el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laboral-Osalan, en los próximos años se producirán en Euskadi unos 1.000 casos al año de enfermedades asociadas a la exposición al amianto, incluidas aquellas cuyo origen no es laboral. La mayor parte de dichas patologías (un 70 %) serán benignas y no generarán en sí mismas incapacidad significativa. Pero, otras patologías serán de “extrema gravedad” (se producirán alrededor de 90 casos de mesotelioma al año).

“En lo que va de año”, explica Ríos, “ya llevamos 29 muertes relacionadas con la exposición al amianto,. pero es solo la punta del iceberg. Una gran parte de los afectados fallecen sin relacionar su enfermedad con el amianto”.

La 'otra' batalla

Francisco Javier Pérez Hernández, el último trabajador fallecido, estaba afectado por un mesotelioma pleural. En el año 2017 se le había reconocido la incapacidad permanente absoluta por enfermedad profesional debido a esta exposición al amianto. Ahora, Comisiones Obreras tramita reclamaciones de daños y perjuicios y de recargo de prestaciones para la compensación del daño causado por el fallecimiento del trabajador.

Según Ríos, los afectados por el amianto padecen una doble condena. Por una parte, la derivada de su enfermedad propiamente dicha y, por otro lado, la pelea que deben afrontar en los tribunales para que se reconozca que el cáncer que han contraído tiene un origen profesional debido a la exposición al amianto. “Las víctimas del amianto y sus familiares se pasan una media de ocho años en los tribunales para que les reconozcan la enfermedad profesional. Es una batalla contra el tiempo”.

CAF recurre la sentencia que acreditó abestosis en unos pulmones congelados

La empresa CAF ha recurrido la sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) que reconoció el origen laboral de la enfermedad ocasionada por el amianto de Celestino Tolosa, un trabajador de la empresa guipuzcoana que había mandado congelar los pulmones que le habían sido extirpados para ser sometido a un trasplante. La resolución del TSPJV revocó una resolución previa del Juzgado de lo Social número 2 de San Sebastián, que fue recurrida por la esposa del operario que entre 1973 y 1999 trabajó como calderero en las plantas de Irun y Beasain de CAF donde “estuvo expuesto al amianto”.

El Instituto Nacional de la Seguridad Social reconoció en 1999 una incapacidad permanente por “contingencia común” al trabajador, que en 2006 recibió un trasplante de los dos pulmones en el Hospital de Valdecilla de Santander, aunque falleció dos años después por el rechazo a los órganos recibidos. La viuda solicitó un nuevo análisis de los pulmones extirpados a su marido, que habían sido congelados a petición del trabajador y estaban preservados en el centro hospitalario cántabro, que emitió un nuevo informe en el que se confirmó la existencia de polvo de amianto, lo que condujo al cambio de diagnóstico por el de “asbestosis”.

El TSJPV concluyó que este análisis permitió “fijar cuál fue la patología real causante del deterioro pulmonar” del trabajador y consideró “irrelevante” su condición de fumador ya que ,la “asbestosis tiene su origen exclusivo en la inhalación de asbesto que es polvo de amianto”. Sin embargo, CAF señala en su recurso que “la incapacidad absoluta previa al trasplante fue declarada enfermedad común y que, tras el trasplante, cuando falleció, el trabajador ya no padecía la enfermedad profesional”.

Para la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi-Asviamie esta argumentación de CAF resulta “cínica”. “Lejos de pedir perdón por el daño causado durante décadas, ahora multiplica el sufrimiento con la burla de sus recursos judiciales”. Señala que los directivos de la empresa “conocían” el “riesgo cancerígeno y de abestosis que conlleva al trabajo con amianto” y asegura que “cuando los trabajadores” de la empresa guipuzcoana “se resistían” en los años 70 a trabajar con amianto “subcontrataba a otros desconocedores del riesgo” para desmantelar “vagones forrados de amianto”.