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Urkullu plantea ahora una “convención positiva” para crear una España plurinacional sin reformar la Constitución

El lehendakari, Iñigo Urkullu, está convencido de que el encaje de Euskadi y de Cataluña sólo será posible si España asume su “realidad plurinacional”. Sin embargo, el nacionalismo institucional es consciente de que, si se abriera un proceso de reforma de la Constitución tras la crisis catalana, las pulsiones recentralizadoras podrían alejar el modelo territorial del Estado incluso del esbozado en 1978. En este contexto, Urkullu ha aprovechado su tradicional recepción navideña a la sociedad vasca para reclamar “una reinterpretación del espíritu constitucional” mediante una “convención positiva”, un concepto que ha sorprendido a algunos de los invitados.

Según fuentes de la Presidencia vasca, esta propuesta nueva supondría impulsar un “acuerdo político entre los principales partidos” para buscar una interpretación más flexible y “abierta” de la actual Constitución, “más acorde con el modelo de Estado plurinacional”. “Es una relectura de la Constitución que no necesita de ningún respaldo jurídico ni de cambios. Sólo pactar que se vuelve a la interpretación que los partidos políticos y el Tribunal Constitucional hacían antes de imponerse el espíritu de la LOAPA”, abundan estas fuentes.

La LOAPA (Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico) fue aprobada en las Cortes Generales en 1982, en el marco del desarrollo del Estado autonómico, con la intención de homogeneizar las competencias de las comunidades y supeditarlas a la legislación básica del Estado. El Tribunal Constitucional, en 1983 y a instancias de recursos de los nacionalistas vascos y catalanes, negó al Estado esa capacidad de armonización y limitó el alcance de la LOAPA, pero se había instalado ya el mensaje del 'café para todos'. Según Urkullu, aquello fue una “convención negativa” de la Constitución que podría modificarse con una “convención positiva”.

En este sentido, Urkullu ha recordado que en 2018 se han cumplido 140 años del Concierto Económico y que “este ejemplo debe animar a preservar el hecho diferencial vasco”. “Es nuestra singularidad reconocida”, ha insistido el lehendakari en su defensa de un nuevo estatus de bilateralidad tanto para Euskadi como también para Cataluña (aunque no la ha citado) pero, según su visión, siempre dentro de España. En el caso vasco, PNV y EH Bildu tienen ya aprobada una propuesta de reforma del Estatuto con acento soberanista y defensa del derecho a decidir, pero Urkullu no ha realizado en su larga intervención ninguna referencia a ello.

Ya en septiembre, en su discurso durante el pleno de política general del Parlamento Vasco, el lehendakari incidió en que ese acuerdo tenía una mayoría “formalmente suficiente” pero que tenía que aspirar a sumar a las fuerzas no nacionalistas. “Si configuramos una mayoría más amplia, tendremos mayor legitimidad para exigir que se nos respete allí donde somos minoría. Y también en clave interna de cohesión y convivencia. Hablo de acuerdo y pacto. Acuerdo entre vascos y pacto entre Euskadi y España. Pero partamos del acuerdo entre vascos… Diré como lehendakari nacionalista que un proyecto votado sólo por la ciudadanía nacionalista significaría para muchos de nosotros un fracaso estrepitoso. Nuestra sociedad es plural y diversa como cualquier otra sociedad abierta. El pueblo vasco que ha llegado hasta hoy es así… Nuestro desafío, especialmente de los nacionalistas, a quienes se les presupone un compromiso añadido con su patria, es defender el pluralismo y no soportarlo como una patología a eliminar en un proceso de homogeneización. El acuerdo debe ser necesariamente plural y que reúna a diferentes”, proclamó.

“Rebelión” frente a los populismos y la xenofobia

El discurso de Urkullu, escuchado por 560 invitados en el patio de la sede de la Presidencia vasca y acompañado de villancicos y un pequeño ágape, ha apelado también a “prestigiar” la política ante el riesgo de los populismos en el día en que Vox ha accedido a las instituciones en España. “Soy consciente de la desazón, el malestar, el escepticismo y la distancia de la ciudadanía ante la falta de respuesta que se haya podido dar. Pero no nos podemos resignar ante el avance de discursos populistas, xenófobos, demagógicos o autoritarios. No nos podemos resignar. Nos debemos rebelar”, ha solemnizado Urkullu, que ha citado también otros riesgos como el Brexit, la deriva de Estados Unidos, la “rebelión violenta” de los chalecos amarillos en Francia o “las circunstancias de Alemania y Bélgica”.

“No somos isla ni oasis, pero debemos preservar los mimbres de nuestra forma de hacer política”, ha añadido Urkullu, que ha presentado cinco ejes para su acción política inmediata, el primer de los cuales es una política de atención integral a la juventud como base de la Euskadi del futuro.

No ha habido en las palabras de Urkullu referencias directas al fracaso de las negociaciones presupuestarias que llevarán a su Gobierno, una coalición del PNV con el PSE-EE, a ver prorrogadas las cuentas en 2019 y acentuada su minoría parlamentaria. Sí ha dicho el lehendakari, en cambio, que “a la mayor brevedad” será aprobada una ley de acompañamiento para activar algunas medidas económicas urgentes que modulen los efectos negativos de la prórroga, incluidas “ayudas a las personas pensionistas que más lo necesitan”. En principio, todo apunta a que esas subidas se limitarán a lo previsto en el proyecto original del Ejecutivo (2,25%) y no llegarán a los términos en que se planteó la negociación presupuestaria.

560 invitados en la alfombra azul de Urkullu

La recepción navideña que ha ofrecido a la sociedad vasca el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha reunido a 560 invitados en el patio central de la sede institucional de la Presidencia vasca. En un goteo incesante, todos ellos han pasado por una alfombra azul flaqueada por ertzainas con uniforme de gala que capeaban como podían el intenso frío que se ha apoderado de Vitoria en este tramo final del año 2018. El presidente vasco ha estado arropado por sus consejeros, del PNV y del PSE-EE, y también se han acercado los diputados generales de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa y los alcaldes de Vitoria y Bilbao (Eneko Goia, de San Sebastián, pasa unos días en Galicia), al igual que el 'ararteko', el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y el delegado del Gobierno. La representación política ha sido nutrida, incluidos los líderes de las principales formaciones excepto Alfonso Alonso, que ha delegado en la secretaria general del PP vasco, Amaya Fernández. Uno de los invitados más especiales ha sido el que fuera lehendakari hasta 1998, José Antonio Ardanza, de los pocos que se ha detenido en su transitar por la alfombra azul para saludar a los periodistas. Del ámbito económico y social han acudido los líderes de CCOO y UGT en Euskadi, así como Unai Sordo, secretario general estatal de CCOO, que han coincidido con representantes de la patronal, de la banca y de la Universidad. Todos ellos han escuchado al lehendakari decir que Euskadi es “exigente” y “trabajadora” pero que sus habitantes no son “ni más altos, ni más listos ni más guapos” que otros. También varios villancicos en euskara interpretados por Klara Santamaría e Iñaki Diéguez. Significativamente, la letra de uno de ellos, el tradicional 'Hator, hator', ha sido modificada para resultar más inclusivo. La artista gráfica Iratxe Fernández ha ido dibujando el discurso de Urkullu mientras lo pronunciaba guiado por un 'promter'. La cita se ha cerrado con un “Urte berri on!” del lehendakari a sus invitados, aunque Urkullu emitirá en Nochevieja un mensaje televisado.