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Carta íntegra del profesor de Gaztelueta: “La pura verdad es que jamás he abusado sexualmente de nadie”

“Hace unas horas he conocido la sentencia por la que se me condena a once años de prisión por un delito de abuso sexual continuado del que soy completamente inocente”. Así comienza la carta que el profesor del colegio del Opus Dei Gaztelueta, José María Martínez Sanz, enviaba tras la resolución de la Audiencia Provincial de Bizkaia. En ella reitera su inocencia y arremete, además, contra quienes “con tanta saña y crueldad” han “destrozado” su vida.

El profesor fue denunciado por un antiguo alumno por hechos que sucedieron en los dos primeros cursos de la ESO en el colegio masculino. Aunque el fallo da por probado el abuso sexual continuado, Martínez Sanz ha repetido en una carta pública enviada este jueves que no puede “pedir perdón por algo que no ha tenido lugar”. El colegio, por su parte, emitió un comunicado en el que olvidaba a la víctima e insistía en que “varias instancias” habían “desestimado” las acusaciones y que la resolución no es “definitiva”.

Tras años de denuncias que no prosperaron, la víctima decidió hacerlo por sí mismo al cumplir la mayoría de edad y el juicio se celebró el pasado mes de octubre. Parte de la estrategia de la defensa fue acusar a su madre de haberle inducido el relato y a su padre de exhibirle fotografías eróticas de su blog personal de cine.

“Comprendo que resulta difícil creerme después de una resolución judicial condenatoria” escribe, “pero la pura verdad es que jamás he abusado sexualmente de nadie”. El profesor y numerario del Opus Dei arremete a través de su carta contra los medios de comunicación, las personas que declararon ante el juez “sin ninguna prueba” y contra todo aquel que haya emitido “falsedades” sobre el caso.

En el juicio declararon numerosos peritos de la Fiscalía y médicos y psiquiatras que trataron al chico años atrás, todos ellos verificando la versión de la víctima, excepto los expertos de la defensa. En la carta, Martínez Sanz critica que se le condenara “sin presentar ninguna prueba, más allá de la credibilidad que daban al testimonio del chico”.

CARTA ÍNTEGRA

“Hace unas horas he conocido la sentencia por la que se me condena a once años de prisión por un delito de abuso sexual continuado del que soy completamente inocente. Está siendo, sin lugar a dudas, el momento más duro de mi vida. Comprendo que resulta difícil creerme después de una resolución judicial condenatoria, pero la pura verdad es que jamás he abusado sexualmente de nadie.

Durante los últimos años he vivido angustiado porque era consciente de que ante estas acusaciones falsas, incluso personas cercanas y queridas, podrían dudar de mi inocencia. En medio de esta situación tan horrible, pensar en el juicio me dio una cierta esperanza.

He callado durante todo este tiempo por consejo de mi abogado. Aunque confié en que el lugar adecuado para defender mi inocencia eran los tribunales, he sufrido lo inimaginable por todas las falsedades publicadas en los medios. En el juicio escuché a muchas personas a las que no conocía dando por cierta mi culpabilidad, sin presentar ninguna prueba, más allá de la credibilidad que daban al testimonio del chico.

Hoy no aguanto más y grito con todas mis fuerzas: ¡SOY INOCENTE! No soy ajeno al dolor de la otra parte ni insensible a sus demandas y denuncias, pero declaro rotundamente que por duras o escalofriantes que parezcan, ¡no son ciertas!

Durante 10 años me dediqué en alma y cuerpo a la educación; era mi pasión ayudar a aquellos que, por la razón que fuese, no estaban aprovechando todas sus capacidades. Lo mismo me sucedió durante los años en que, sin ser profesor, dedicaba mi tiempo a los jóvenes en campamentos, excursiones y equipos de fútbol. En total 15 años trabajando con gente joven. Nunca una queja, nunca una insinuación. Jamás pensé que tan desinteresada dedicación se pudiera volver contra mí de una forma tan injusta y tan cruel.“