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El PP mantendrá el mayor monumento franquista de Balears, usado por Falange, Hazte Oír y Vox para manifestarse

Esther Ballesteros

Mallorca —

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El Ajuntament de Palma, gobernado en minoría por el PP, ha dado carpetazo definitivo a la demolición de uno de los monumentos más polémicos que se mantienen en pie en la capital balear: el monolito de Sa Feixina, construido por el franquismo en 1947 para glorificar a los “héroes” del Crucero Baleares, hundido en marzo de 1938 y responsable del bombardeo ejecutado en febrero de 1937 contra la población civil que huía de Málaga a Almería en plena ofensiva fascista en lo que se conoce como 'la Desbandá'.

Sa Feixina ha servido, además, de escenario para algunos los actos políticos de Vox y, de hecho, fue en esta zona donde el líder de los ultraderechistas, Santiago Abascal, celebró el pasado mes de abril el mitin principal de precampaña del partido en Balears.

Así lo ha anunciado la portavoz del equipo de gobierno, Belén Soto, quien ha explicado que, tras años de disputas políticas y judiciales, Cort ha desistido del contrato de ejecución de las obras que tenían que derribar el monolito a pesar de que, ha reconocido, “quedan abiertos algunos frentes a nivel judicial”. Con todo, Soto ha manifestado que desde el Consistorio entienden que “por cuestiones de coherencia y respeto a los técnicos de las obras, era precisa la anulación del contrato”.

Soto ha recordado que en junio del 2021 el Tribunal Superior de Justicia de Balears confirmó la clasificación del monolito como bien catalogado del patrimonio histórico de las Islas y un Juzgado ratificó posteriormente que quedaba “completamente descartada cualquier opción de demolición” del conjunto. Por ello, considera que “la única decisión posible” es cancelar “la contratación de unas obras que no se llevarán a cabo”.

La decisión de suspender el derribo ha sido adoptada, sin embargo, antes de que el Tribunal Constitucional haya podido pronunciarse sobre el recurso de amparo que presentó en su día la asociación Memoria de Mallorca para paralizar la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) del monumento.

Cabe recordar que el anterior equipo de gobierno al frente del Govern balear, integrado por PSIB, Més y Podem, reclamó en varias ocasiones al Estado que declarase el monolito como montumento contrario a la memoria democrática, incluyendo una enmienda al texto de la ley de memoria democrática estatal que fue finalmente rechazada.

El monumento, inaugurado en 1947 con la presencia del dictador Francisco Franco y diseñado por los arquitectos Francisco Roca Simó y Antoni Roca Cabanellas, fue construido gracias a las abundantes donaciones de particulares y empresas que reunieron las 100.000 pesetas que costó su ejecución en recuerdo de los marineros fallecidos en el hundimiento del Baleares.

El barco había sido responsable, un año antes de su hundimiento, de arrojar metralla contra miles de malagueños que el 7 de febrero de 1937 se arrojaron a la carretera rumbo a Almería. Durante días, decenas de miles de personas evacuaron Málaga en dirección este, huyendo de los regulares marroquíes y los tanques italianos que venían por el oeste. En su huida, llamada popularmente 'La Desbandá', fueron bombardeadas por los aviones Heinkel de la Luftwaffe y tres buques que los cañoneaban desde el mar: el Almirante Cervera, el Baleares y el Canarias. Los historiadores calculan que fallecieron entre 5.000 y 10.000 civiles.

En 2009, el Ajuntament de Palma decidió no derribar el monolito en recuerdo de los tripulantes del Baleares y tan sólo se eliminaron las inscripciones fascistas que contenía. En noviembre de 2015, se celebró incluso una ofrenda en recuerdo de los marineros que derivó en amenazas y agresiones así como con la exhibición de una bandera falangista, “base ideológica”, denunciaron entonces los Socialistas de Mallorca, “de un régimen totalitario como fue el franquismo”.