Uno de los criminales más buscados en Suecia por ser el líder de una conocida pandilla ha sido detenido y puesto en prisión provisional en Turquía. Ismail Abdo (de 35 años y más conocido como jordgubben “la fresa”) ha sido acusado de tráfico internacional de drogas y blanqueo de capitales, por lo que estaba en el punto de mira de las autoridades policiales suecas y de la Interpol desde hacía más de un año.
La banda que lideraba Abdo (la Rumba) mantenía desde el año 2023 un conflicto abierto contra la banda rival Foxtrot, lo que en los últimos años ha alimentado una espiral de violencia sin precedentes que contradice la imagen que durante décadas se había tenido del país nórdico por sus bajos índices de criminalidad.
La guerra protagonizada por las pandillas ha provocado que Suecia sea el país de la UE con más muertos por armas de fuego, con una cifra de incidentes que se ha triplicado en los últimos 10 años, mientras que la tasa por homicidios es dos veces más alta en el país nórdico que en la media de la UE.
Para el ejecutivo de Estocolmo, la detención de Abdo marca un punto de inflexión en la lucha contra el crimen organizado, después de que el Gobierno de Ulf Kristersson haya aplicado la mano dura policial y judicial para intentar acabar con la violencia. Las autoridades policiales estiman que en el país nórdico hay 14.000 personas involucradas en las pandillas, muchos de ellos adolescentes menores de edad, y 48.000 en el entorno de las redes criminales.
Una figura clave en el conflicto entre pandillas
El nombre de “la fresa” aparece en numerosas investigaciones por delitos graves relacionados con asesinatos y tráfico de drogas que la policía tiene ahora mismo abiertas. Uno de los casos más mediáticos fue la confiscación de 1,3 toneladas de cocaína transportadas en barco hasta un puerto al sur de Estocolmo en abril del 2024. La policía cree que el transporte de la droga estaba relacionado con la red criminal de la Rumba, lo que supone la mayor incautación de droga que jamás haya realizado la policía en Suecia.
De hecho, el papel de Ismail Abdo ha sido central en la violencia que ha vivido Suecia. Anteriormente, “la fresa” formaba parte de la pandilla Foxtrot, que tiene su origen en los suburbios de las ciudades de Estocolmo y Uppsala y que lidera Rawa Majid. Pero una disputa entre los dos delincuentes terminó con la escisión de Abdo formando su propia pandilla, lo que dio pie a una guerra territorial.
En el año 2023 estalló el capítulo más violento y mortal en la guerra de pandillas cuando la madre de Abdo fue asesinada en su casa en Uppsala. Como venganza, en las semanas posteriores a esa muerte se produjeron 12 asesinatos, en un año en que terminó con 363 tiroteos registrados y 53 víctimas mortales relacionadas con la violencia de las pandillas.
Esa escalada en el conflicto provocó que el Gobierno decidiera recurrir al ejército para ayudar a hacer frente al aumento de los asesinatos cometidos, una medida que ha ido acompañada por parte del Gobierno conservador de Suecia por una política de aumentar los recursos policiales en las calles y endurecer las penas contra los criminales, también para los actos cometidos por menores de edad. Además, se prevé que de aquí al año 2030 se triplique la capacidad en las prisiones del país, ya que el sistema penitenciario está hoy al borde del colapso.
En el último año, las cifras de homicidios en Suecia han ido disminuyendo (92 muertos en 2024, 24 menos que en 2023, según el Consejo Nacional Sueco para la prevención del delito (BRÅ). Sin embargo, en enero la capital vivió una oleada de atentados bomba como jamás se había registrado, con 30 explosiones en 31 días. Además de esto, los países del entorno como Noruega y Finlandia llevan tiempo alertando de que las redes criminales de Ismail Abdo y otras pandillas suecas se están extendiendo por sus países. En Dinamarca las autoridades policiales alertan de que Suecia está exportando a criminales que han cometido tiroteos y ataques con explosivos en Copenhague, una señal más de que el problema de la violencia de las pandillas está aún lejos de resolverse.
Una extradición a Suecia complicada
Tras la detención de Abdo, el ministro de Justicia de Suecia, Gunnar Strömmer, quiso lanzar una advertencia para el resto de criminales buscados por Suecia relacionados con las pandillas que se esconden en el extranjero: “No estáis seguros en ningún sitio, os encontrarán, os detendrán y seréis procesados”, dijo.
La operación de detención fue una redada a gran escala encabezada por la policía de Turquía en la que se detuvieron a otras 19 personas en cinco ciudades turcas. En el operativo también participaron agentes de policía de Suecia y Noruega, y se decomisaron 51 propiedades inmobiliarias, 20 vehículos, y activos en empresas por valor de 32 millones de euros, lo que da una señal de la magnitud y la extensión de la red criminal que lideraba Ismail Abdo.
Sin embargo, no es la primera vez que el líder de la banda sueca es detenido. En la primavera del año 2024 la policía de Turquía lo arrestó en un control de tráfico, pero para desesperación de las autoridades suecas, al cabo de unos días lo dejaron en libertad bajo fianza, a pesar de tener una alerta roja activa por parte de la Interpol.
Esta vez tampoco parece que la petición de Suecia para extraditar a Abdo se cumpla, ya que el líder criminal cuenta con la doble nacionalidad turca y sueca, y Turquía no extradita a sus ciudadanos para que sean juzgados fuera del país. Desde Estocolmo confían en que Turquía procese y condene a Abdo, lo que daría una clara señal de que el país quiere dejar de ser un refugio para los delincuentes internacionales.
Con todo, para la criminóloga Camila Salazar Atías, la detención de Ismail Abdo tampoco garantiza que la violencia de las pandillas disminuya a corto plazo, sino más bien lo contrario: “Ya lo hemos visto otras veces en Suecia, después de que la policía detiene a un gran número de delincuentes siguen los tiroteos en la lucha para ocupar el espacio de poder” decía al periódico Dagens Niheter.