Una de cada dos mujeres (57,3%) residentes en España de 16 o más años han sufrido violencia a lo largo de sus vidas por ser mujeres, según reflejó la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer en 2019. Un porcentaje todavía mayor en jóvenes: el 71,2% de las mujeres de 16 a 24 años y el 68,3% de las mujeres de 25 a 34 años han sufrido algún tipo de violencia. Al mismo tiempo, uno de cada cinco chicos jóvenes (23%) creen que la violencia de género es un invento ideológico, según el informe 'Juventud en España 2024', elaborado por el Ministerio de Juventud e Infancia. El porcentaje de jóvenes que niegan o minimizan la violencia machista se ha disparado. Ha pasado del 12% al 23%, en el caso de los chicos y, en las chicas, del 6% al 13%.
Los bulos y desinformación han jugado un papel fundamental en el objetivo sistemático de minimizar la violencia de género que desde 2003 ya ha cuantificado 1.333 víctimas mortales. Los engaños más expandidos, como el de las denuncias falsas o el de que los maltratadores son migrantes, se desmontan con datos. El porcentaje de denuncias falsas es ínfimo: el 0,0082% de media entre 2009 y 2024, todavía menor en el año 2024, con solo una sentencia condenatoria por denuncia falsa de las 199.094 denuncias presentadas, como recoge la Memoria de Fiscalía General del Estado. En cuanto a la nacionalidad, en el 72,7% de los asesinatos machistas en 2023 víctima y agresor eran nacidos en España.
Sin embargo, son muchos más los bulos que se expanden en redes sociales y que están haciendo crecer el negacionismo. Frente a ello, los datos, las explicaciones de personas expertas y los testimonios de las víctimas muestran la realidad.
La violencia de género es una lacra
Es muy habitual escuchar que “la violencia de género es una lacra”, incluso a veces por representantes políticos o en foros especializados sobre este asunto. En este caso, quizás no buscan banalizar el problema, pero sí pueden hacer que se pierda el foco de las políticas de igualdad correctas. Porque, tal y como subrayan los expertos, la violencia de género no es una lacra, sino un problema estructural.
Una lacra es un defecto o un vicio que tiene una persona o la sociedad, normalmente negativo, pero que por definición, se puede erradicar. Sin embargo, cuando hablamos de problema o daño estructural nos referimos a una deficiencia sistémica y persistentes que se origina en las de la sociedad y que requiere políticas de largo plazo para ser resuelto. La clave está en la raíz del problema: mientras una lacra se considera a un fallo o defecto concreto, el problema estructural es un mal funcionamiento de las propias bases de la sociedad.
Así, la violencia de género se fragua en la desigualdad entre hombres y mujeres que todavía define la sociedad. Las mujeres cobran menos que los hombres en los mismos puestos, sufren más paro, renuncian a sus carreras profesionales por los cuidados o son minoría en los puestos de responsabilidad. La violencia machista es el último escalón de esa desigualdad y, según la Macroencuesta del Ministerio de Igualdad, aproximadamente una de cada dos mujeres (de 16 años o más) ha sufrido algún tipo de violencia por el hecho de ser mujer.
La víctimas de violencia de género son mujeres pobres y sin formación
A menudo, se puede escuchar que la violencia de género solo la sufren un tipo de mujeres, sin estudios o empobrecidas, como dando a entender que todas las víctimas son mujeres vulnerables, en un intento de responsabilizar las propias víctimas. En una paradoja que se desmonta fácilmente: lo único que tienen en común todas las víctimas de violencia de género es ser mujeres.
El informe anual del observatorio estatal de violencia sobre la mujer de 2023, publicado el 19 de marzo de 2025 desmonta este bulo con datos. Solo el 17,5% de las mujeres víctimas de violencia que han suscrito contratos bonificados en el año 2023 tenían estudios de Educación Primaria o inferiores. Teniendo en cuenta todo el periodo entre 2003 y 2023, el porcentaje es todavía inferior: solo el 13,4% tenían estudios de Primaria o inferiores.
Y tras los datos, los testimonios reales de las víctimas también desmontan este bulo. La doctora en Historia Isabel Ilzarbe decidió alzar la voz y contar su historia para, precisamente, romper el estereotipo. En su caso, mientras cosechaba los más altos logros académicos y defendía causas laborales, su vida se desmoronaba controlada por un maltratador durante 15 años.
Hay mujeres que trabajan como prostitutas porque quieren y les gusta
El Gobierno de La Rioja ha puesto el foco este 25N en la prostitución con un lema contundente: “No es elección, es explotación”. Sin embargo, la prostitución sigue siento naturalizada como forma de satisfacción sexual masculina, según detectó el estudio 'Consentimiento y coacción. Prostitución y políticas públicas', elaborado por un equipo investigador dirigido por Rosa Cobo. De esta banalización, tal y como recoge el estudio, surge también la idea de la prostitución como una forma legítima de obtención de ingresos por parte de las mujeres, remitiendo a factores individuales, sin que identifiquen factores de carácter estructural en la existencia de la prostitución. Es el “lo hacen porque quieren”, que tantas veces se escucha en la calle.
No obstante, “ninguna mujer ejerce la prostitución de forma voluntaria”, afirmaba Rocío Nieto, exdirectora de APRAMP. En La Rioja se han identificado 59 mujeres con indicios de ser víctimas de trata, “una forma moderna de esclavitud por la que se obtiene de beneficios a través de la explotación y el sometimiento de personas en su mayoría en situación previa de vulnerabilidad”. La propia prostitución significa, por definición, explotación y violencia contra las mujeres por dinero y, así, el consentimiento no es válido: “Hay muchos factores que llevan a una mujer a vender su cuerpo, como la extorsión, la pobreza extrema o la crisis económica”.
Así lo señalaba Lorena Ro, una superviviente del sistema prostitucional, en una entrevista a este medio: “Cuando la desesperación llama a tu puerta dejas de hacer las cosas porque quieres”. En su caso, la falta de trabajo, las deudas y las amenaza de desahucio le empujaron a ello: “Comencé con el falso romanticismo de que lo hacía porque quería y con la estupidez de que iba a hacer solo lo que yo quisiera”. Y pronto se dio cuenta que el sistema no lo permite y empezó a sufrir violencia. Le ha costado años recuperarse pero ahora lo tiene claro: “La prostitución es la negación de todo derecho, es lo más parecido a la esclavitud”.
El feminismo se ha pasado, ahora las mujeres tienen más derechos que los hombres
La violencia de género es el último escalón de un sistema de desigualdad que sufren las mujeres y que, aunque se ha avanzado, todavía no se ha corregido. La propia violencia machista es el mayor ejemplo de desigualdad: en lo que va de año, 38 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas y una de cada dos mujeres reconoce haber sufrido a lo largo de su vida alguna forma de violencia de género. Pero, mientras tanto, sigue habiendo quienes defienden públicamente que “las mujeres tienen más derechos que los hombres”.
No es cierto. Según la Encuesta de Población Activa (4º trimestre de 2024), la tasa de paro de las mujeres ha sido del 11,83%, mientras que la tasa de paro de los hombres ha sido del 9,53%, es decir, una brecha de 2,32 puntos. La diferencia es todavía mayor en la tasa de actividad, que en los hombres es del 63,67% y en las mujeres del 53,58%. Más de 10 puntos de diferencia que pueden justificarse con la mayoría femenina que se dedica a trabajo de cuidados sin cotización ni remuneración. Así, los datos de la EPA sobre inactividad muestran que mientras 68.100 mujeres dejaron su trabajo para cuidar a niños, adultos, enfermos, incapacitados o mayores, (un 82,4% del total), solo lo hicieron 14.400 hombres. También se explica así la parcialidad del empleo: el 73,6% de las personas ocupadas a tiempo parcial son mujeres. Y en cuanto a la brecha salarial, si bien se ha reducido en los últimos años, el salario medio de los hombres se sitúa en 29.382 euros, el de las mujeres se queda en 24.360 euros.
En cuanto a los cuidados, en 2022 se publicó la primera “Encuesta Sobre Brechas De Género En Cuidados No Remunerados Y Actividades Individuales Y Sociales” que recoge un mayor porcentaje de mujeres que cuidan a otras personas a diario, 41 frente al 33%. Así, el 86,9% de las excedencias para el cuidado de hijos e hijas y el 75% para el cuidado de familiares fueron concedidas a mujeres. Igualmente, el porcentaje de mujeres que realizan tareas domésticas a diario es muy superior al de los hombres (64% frente a 44%) y, por el contrario, los hombres participan más en actividades de voluntariado fuera de casa (15% frente a 9%) y realizan más actividades deportivas, culturales o de ocio (39% frente a 33%).
También las mujeres están por debajo en puestos de responsabilidad y de representación. Por ejemplo, en 2024 solo el 24,8% de las alcaldías estaban lideradas por mujeres o en el conjunto de Consejos de Administración de las empresas que forman parte del Ibex-35 el 39,2% eran mujeres (el 12,1% en el caso de las presidencias). También hay brecha de género en la salud mental, según el último informe estadístico del Instituto de las Mujeres, el número de mujeres que han padecido o han sido diagnosticadas con depresión en los últimos 12 meses es 1.479.700, mientras que el de hombres es de 628.800; lo que supone un porcentaje del 70,2% para las mujeres. En cuanto a la ansiedad crónica padecida o diagnosticada en los últimos 12 meses, el porcentaje es del 70,8% para las mujeres. (1.651.100 mujeres y 680.300 hombres).
Estas son solo algunas desigualdades que en la actualidad siguen sufriendo las mujeres. Aunque se ha avanzado mucho, la igualdad total de derechos y oportunidades está lejos de alcanzarse. Sobre todo, mientras sigan asesinando a mujeres por el mero hecho de serlo. Todavía menos de que las mujeres tengan más derechos algo que no persigue el feminismo, que por definición, busca la igualdad. Este bulo nace de la confusión entre igualdad y pérdida de privilegios, como algunos hombres interpretan a la reducción de ventajas históricas.
*Datos obtenidos de:
- Macroencuesta de violencia contra la mujer 2019
- XVII Informe anual del observatorio estatal de violencia sobre la mujer 2023
- Principales indicadores estadísticos de igualdad. Instituto de las mujeres (febrero 2025)
- Estudio Constentimiento y coacción. Prostitución y políticas públicas
- Informe para una lucha eficaz contra la trata, en el marco de los ODS. Año 2024 (APRAMP)
- Memoria de la Fiscalía General del Estado
- 'Juventud en España 2024', del Ministerio de Juventud e Infancia