“Mi maestro es Antonio Gades”

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Por Marina Dimitrova

El espectáculo Nómadas – un insólito homenaje al inmigrante que fusiona tango, ritmos balcánicos y elementos de gimnasia rítmica – tuvo su emotivo estreno en Madrid a principios del mes de mayo. El evento, organizado por la Asociación Búlgaro-Española Cirilo y Metodio con motivo del Día de Cultura Búlgara y la Escritura Eslava, del III Aniversario del Centro Hispano-Búlgaro y del Centenario de las relaciones diplomáticas entre Bulgaria y España, congregó a más de 2 000 personas de distintas nacionalidades.

El show estrella de la compañía más prestigiosa búlgara, National Art, vio la luz por primera vez hace tres años en la sede de la UNESCO en Paris. Su guionista, directora y coreógrafa, Neshka Robeva, fue entrenadora del equipo nacional de gimnasia rítmica de Bulgaria durante 25 años. En este periodo, sus “chicas de oro” consiguieron 294 medallas, 7 copas mundiales y 10 copas de Europa, además de dos títulos de vicecampeonas olímpicas.

A lo largo de la última década, la compañía de danza de Neshka Robeva, formada por 30 bailarines profesionales y competidoras de gimnasia rítmica, no ha dejado de cosechar numerosos éxitos en el escenario internacional, habiendo actuado hasta la fecha en más de 20 países de tres continentes. Robeva, una mujer de armas tomar, ha reinventado el deporte de la gimnasia rítmica, llevándolo a su máxima expresión artística, ya sin el ánimo de competir, pero eso sí, con la firme decisión de conquistar al público.

¿Qué significado tiene para usted España?

Aquí hemos cosechado nuestros mayores éxitos en la gimnasia rítmica. Nunca me olvidaré del entregado público español que me encontré, tanto en los mundiales de gimnasia rítmica en Madrid (1975), Valladolid (1985) o Alicante (1993), como en la Olimpiada en Barcelona (1992). Ya no sé decir cuántas veces he pasado por España, siempre con prisas y por trabajo. Me gusta el folklore, el teatro y el flamenco. Muchas veces la gente me pregunta si para mis creaciones me inspiro en los ritmos celtas de Riverdance o de Lord of the Dance de Michael Flatley. En realidad, pocos saben que mi “maestro” ha sido Antonio Gades, el coreógrafo de las películas musicales de “Bodas de sangre” y “Carmen”.

¿De dónde surgió la idea de crear este show que combina tango con ritmos balcánicos y elementos de gimnasia rítmica?

Siempre me he sentido especialmente atraída por el tango, que a menudo es llamado “baile de los inmigrantes”, de las personas solitarias, perdidas en un mundo cada vez más global. La idea del espectáculo se me ocurrió hace unos años y en parte se nutre de hechos reales. Cuenta la historia de varios emigrantes de los Balcanes – búlgaros, judíos, armenios, turcos, griegos y gitanos–, que han marchado hacia Argentina en busca de una vida mejor. Su encuentro en los locales bonaerenses evoca emociones como la nostalgia, la soledad, el resentimiento por perder la patria y el deseo de volver, aunque fuera sólo a través del recuerdo. Todo esto nos lo transmite el baile, a través del cual pretendemos contar la historia de los personajes. En el espectáculo “Nómadas” utilizamos diferentes objetos y telas para obtener un mayor efecto visual. Les aseguro que nadie del público queda indiferente al presenciar cómo el tango argentino se entrelaza de una forma natural con la música folclórica búlgara, griega o turca.

¿Es fácil que un inmigrante, independientemente de su origen, se sienta identificado con los protagonistas?

Sí, aunque yo no dividiría el público en inmigrantes y no inmigrantes. Cualquier podría sentirse partícipe, porque hay un amplio espectro de sentimientos, incluidos los motivos alegres, las peripecias amorosas y esa mirada nostálgica hacia nuestro interior que se acentúa a través del recuerdo.

¿Cómo transcurre un día suyo? ¿Cuál es su táctica para resistir en la crisis?

El trabajo en una formación de danza es más duro de lo que uno se imagina. Pasamos el día, desde las 8 de la mañana hasta las ocho de la tarde, aprendiendo nuevas técnicas, como afro y ritmos latinos, pero sin olvidar las tradiciones búlgaras. El idioma del baile es universal, por esta razón queremos que cuando vea el espectáculo, el espectador se sienta ciudadano del mundo.

Entre semana solemos estar de gira, el fin de semana grabamos con la Televisión Nacional de Bulgaria. No percibimos subvención estatal. Esto nos mantiene alerta y abiertos a las oportunidades que se nos puedan presentar. Siempre tenemos un proyecto nuevo en mente, si no, no podríamos existir. Ante la crisis, uno ha de ser flexible y disponible.

¿Qué perspectivas le quedan a una competidora de gimnasia rítmica tras su retirada del deporte?

Las chicas son demasiado jóvenes para pensar en la jubilación. Después de acabar su carrera deportiva, una parte de ellas se dedican al baile profesional, lo que hacemos en la compañía. Yo les aconsejo que estudien, para que tengan una profesión o un oficio aparte. Psíquicamente son personas muy resistentes, autodisciplinadas y capaces de tomar riesgos. No tienen miedo al fracaso y están muy acostumbradas a competir, independientemente del campo que elijan para su posterior desarrollo.

¿Cómo y dónde encuentra a sus bailarines?

Normalmente, las chicas se han iniciado desde muy pequeñas en la gimnasia rítmica y ya tienen una preparación física bien alta, mientras que los chicos vienen de la escuela estatal de bailes folclóricos o ellos mismos estudian para llegar a ser un día coreógrafos. La edad de los jóvenes de National Art es entre 20 y 30 años, es un trabajo sacrificado, pero tampoco es de por vida. Les sirve para acumular experiencia y les abre el camino para que en algún momento dado empiecen a ser, a su vez, productores o directores artísticos.

Imágenes cedidas por ABE Cirilo y Metodio .

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