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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Malasaña estrena albergue para turistas en lo que fue el solar municipal de San Mateo

En la primera quincena de mayo Malasaña contará con un nuevo establecimiento hotelero que, no obstante, ya ha abierto al vecindario su oferta cultural (el viernes acogió un recital de poesía de Marwan). Situado en el número 3 de la calle de San Mateo, Bastardo Hostel (albergue de dos estrellas) cuenta con cuatro plantas y 49 habitaciones, más una azotea en la que instalará una terraza.

La propuesta del local se fundamenta, obviamente, en un servicio de hospedaje -que ultima su puesta a punto-, pero a la vez otorga gran importancia a la parte de restauración -bar, cafetería y restaurante, que será responsabilidad de Grupo La Musa, viejos conocidos del barrio- y también al mantenimiento de una programación de actividades abierta a todo el mundo y con la que los responsables del proyecto esperan que el albergue ejerza a su vez de pequeño centro cultural.

“No somos un hotel, no somos un bar, no somos un espacio de creación. Somos todo eso y algunas cosas más. Huimos de la pureza. Somos un punto de encuentro para visitantes y madrileños en el centro de la ciudad, entre Malasaña y Chueca. Un laboratorio cultural abierto siempre a las últimas tendencias”, se lee en la web del albergue.

Enfocado a un turismo low cost, en Bastardo se podrá dormir desde 18 euros, en habitaciones de dos, tres, cuatro y seis personas.

Breve historia de un solar

Breve historia de un solar

El nuevo hostel se ha construido sobre lo que fue solar de titularidad municipal y, durante un tiempo, parque público que vino a suplir la desaparición de los cercanos Jardines del Arquitecto Ribera mientras se levantaba el nuevo Mercado de Barceló. La ciudad recibió por el mencionado terreno 3,29 millones de euros a cambio de perder lo que bien podía haberse aprovechado como zona verde o espacio dotacional, algo de lo que la zona no anda sobrada. Sin embargo, la decisión del ejecutivo municipal, que por aquel entonces encabezaba Ana Botella, fue otra bien distinta: ponerlo en el mercado con el objetivo de enjugar parte de la cuantiosa factura que la remodelación del entorno de Barceló había supuesto al consistorio.

El plan de poner a la venta el solar llegó a Botella como herencia de su antecesor, Alberto Ruiz-Gallardón. El exalcalde, al ver truncada su idea inicial de sufragar el complejo del nuevo mercado construyendo un polémico edificio de siete plantas de viviendas de lujo adosado al patio del colegio Isabel la Católica, echó mano de ese espacio con el objetivo de encoger una minuta que, finalmente, se dispararía por unos sobrecostes que aún hoy aguardan explicación. El edificio de Gallardón se vino abajo por la oposición vecinal con la que se encontró, así como por los inicios de la crisis económica y el estallido de la burbuja inmobiliara, y significó la sentencia del solar de San Mateo como espacio municipal.

La construcción del hotel también tuvo sus polémicas. Vecinos de la zona denunciaron la tala de varios pinos durante las obras por parte de la empresa constructora. Compañía que finalmente se vio obligada a reponer 210 árboles para compensar la desaparición de estos ejemplares.