El Gobierno ha organizado el segundo homenaje de Estado con carácter civil para las víctimas de la COVID-19 que en esta ocasión se centrará especialmente en los sanitarios y que pretenderá mostrar también un horizonte de esperanza al acercarse la inmunidad de grupo a la que Pedro Sánchez fía buena parte de la recuperación económica. Habrá diferencias respecto al año pasado, entre ellas las ausencias de presidentes autonómicos que impedirán la imagen de unidad que sí se vio en 2020 y apenas dos meses después de que acabara el confinamiento severo. No estarán ni el lehendakari, Iñigo Urkullu, que sí viajó a Madrid el año pasado ni Pere Aragonès, en contraposición con su antecesor Quim Torra, que sí participó entonces. Tampoco asistirá el extremeño Guillermo Fernández Vara, que interviene en el Pleno de la Asamblea regional.
A pesar de la ausencia de Urkullu, su partido sí estará representado por los portavoces parlamentarios en el Congreso y el Senado, Aitor Esteban y Estefanía Beltrán. Quienes no han confirmado presencia han sido los representantes de los partidos independentistas catalanes, ERC ni Junts, pero sí del PDeCAT. Vox volverá a ausentarse de una ceremonia en la que sí estará Pablo Casado, junto a los portavoces del PP Cuca Gamarra y Javier Maroto, así como Inés Arrimadas y los portavoces socialistas, y que estará presidida por los reyes en presencia de todo el Gobierno de Pedro Sánchez, a excepción del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que tiene una cita con sus homólogos europeos. También acudirán los representantes de los poderes del Estado, como los presidentes de Congreso y Senado, CGPJ, o la Fiscal General.
No habrá esta vez presencia de las autoridades europeas, como el año pasado, en un acto conducido por el periodista Fernando Ónega que comenzará a las 9 de la mañana para evitar las horas más calurosas con los himnos de España y Europa tocados por la orquesta de RTVE y el Orfeón Pamplonés -integrado por personas de todas las edades desde niños hasta los 85-. Los asistentes -unos 700- volverán a sentarse en círculos concéntricos en torno a un pebetero en el que se encenderá una llama en el que en un momento dado Felipe VI y Letizia Ortiz colocarán una corona de flores. Tras la ofrenda floral se producirá un minuto de silencio.
Asistirán las familias de 102 sanitarios fallecidos durante la pandemia a los que el Consejo de Ministros ha concedido este martes la Gran Cruz del Mérito Civil. El rey hará entrega de algunas de esas medallas, entre ellos a los familiares de Joaquín Díaz Domínguez, jefe de servicio de cirugía del Hospital de La Paz, que falleció a los 67 años en ese centro en el que también trabajó su mujer y nacieron sus tres hijos, entre ellos María Díaz Diñeiro, cirujana pediátrica, que intervendrá en el acto. Casa Real ha propuesto que también participen los familiares del sanitario más mayor fallecido en la pandemia -Jesús Algaba, otorrino de 79 años- y del más joven -Pablo Riesgo, auxiliar de enfermería de 26 años que hizo una labor de concienciación importante y falleció tras recaer-.
La intención del Gobierno es homenajear a las víctimas y recordar lo ocurrido en la pandemia -se proyectarán las fotografías de Emilio Morenatti con las que fue galardonado con el premio Pulizer-, pero también dar un mensaje de “esperanza”, según fuentes gubernamentales, que se visualizarán a través de un vídeo con historias de personas que sacaron adelante su vida en la pandemia, como una mujer embaraza que superó la enfermedad o una abogada que cambió su rumbo y montó una pastelería. Pero sobre todo la presencia de los primeros vacunados será también un signo en esa dirección.
Intervendrá Araceli Hidalgo, que fue la primera persona en recibir una dosis de la vacuna en España, en la residencia de Guadalajara en la que vive. Fue un símbolo de la apertura de una nueva etapa que iba cerrando poco a poco los trágicos meses de pandemia. A sus 97 años, acudirá acompañada de sus hijos, su nieto y su bisnieta y la intención es que envíe un mensaje a la juventud.