La crisis de Venezuela se está convirtiendo en el primer gran problema para Pedro Sánchez tras las elecciones del 28A. La presencia del opositor Leopoldo López en la embajada de España en Caracas ha complicado el equilibrio diplomático de nuestro país, a pesar de la intervención del ministro Josep Borrell, advirtiendo de que la legación diplomática “no se convertirá en un centro de activismo”. De puertas adentro, la postura de Exteriores pidiendo que López actúe con prudencia tampoco ha gustado en Partido Popular y Ciudadanos. Escribe Gonzalo Cortizo.