Atenas reactiva un acueducto romano de 2.000 años para enfrentar la sequía más prolongada en décadas

Héctor Farrés

29 de julio de 2025 12:00 h

0

Más del 80 % del agua que abastece a la población griega procede de embalses, ríos y lagos, sistemas que dependen directamente del comportamiento climático. Cuando las lluvias se reducen, las reservas se desploman sin margen de compensación. Esta vulnerabilidad estructural se ha hecho evidente en los últimos veranos, con cifras críticas que han obligado a replantear la gestión hidráulica en todo el país. En Atenas, la búsqueda de soluciones ha desembocado en una decisión que conecta con el subsuelo y con la historia.

Un acueducto romano sale del letargo para aliviar la red moderna de Atenas

El acueducto de Adriano, construido hace casi 2.000 años bajo el mandato del emperador romano, volverá a tener un uso activo en la capital griega. Su red subterránea, que recorre más de 24 kilómetros por debajo de la ciudad, ha permanecido en desuso durante décadas, aunque nunca dejó de transportar agua de forma natural desde los acuíferos del norte hacia el centro. Ahora, parte de ese caudal se canalizará con fines urbanos en un intento por aliviar la presión sobre los embalses principales.

El plan incluye la conexión de la antigua conducción con edificios municipales y un grupo reducido de viviendas en el suburbio de Halandri, mediante una nueva tubería de cuatro kilómetros. En esta primera fase, el agua no será apta para el consumo directo, pero sí servirá para riego, limpieza exterior y otros usos urbanos que no requieran potabilización. La intención es reducir la demanda de agua tratada en tareas no esenciales y abrir camino a un modelo más flexible.

Giorgos Sachinis, responsable de estrategia e innovación de la Compañía de Abastecimiento y Saneamiento de Atenas, explicó a National Geographic que el sistema funcionará con una lógica sencilla, basada en dos instalaciones situadas junto a un pozo romano: “Sacamos el agua de un pozo romano, la procesamos y filtramos en una unidad moderna al lado de la antigua, y desde ahí va a las casas”.

De los 456 pozos que formaban parte del sistema original, se conservan unos 390, y más de 170 siguen siendo visibles en espacios públicos. El tramo central, bajo la plaza Dexameni, atraviesa zonas densamente pobladas que ignoran por completo lo que ocurre bajo sus pies. Así lo señalaba el dueño del café instalado justo encima del antiguo depósito: “El 95 % de los clientes no sabe que el acueducto existe”, afirmó Nektarios Nikolopoulos al New York Times.

El nivel de los lagos se ha desplomado en solo dos veranos consecutivos

La sequía prolongada ha obligado a rescatar esta infraestructura antigua. Según un análisis publicado en julio por el Observatorio Nacional de Atenas y recogido por Kathimerini, los lagos Mornos y Evinos, principales reservas de la ciudad, apenas alcanzan el 60 % de su superficie habitual. En 2022 rozaban el lleno. La diferencia es tan acusada que los técnicos ya anticipan restricciones si no se recuperan los niveles mínimos en otoño.

El responsable de este estudio, Haralambos Kontoes, especialista en teledetección, apuntó que el descenso confirma una “presión hidrológica creciente sobre el sistema de agua de Atenas” y advirtió de la necesidad urgente de actuar con rapidez. El año pasado, la presa de Mornos se vació casi por completo y dejó al descubierto las ruinas de una localidad que llevaba sumergida desde los años 70.

El proyecto del acueducto forma parte de una estrategia más amplia para adaptar la red hídrica de la capital a un entorno más seco y variable. Además de reparar fugas y mejorar el uso de aguas residuales tratadas, se están instalando contadores digitales y activando campañas locales para concienciar sobre un uso racional del recurso. En Halandri, por ejemplo, varios colegios han diseñado depósitos adaptados para aprovechar este nuevo suministro.

Aunque las autoridades reconocen que el volumen recuperado será modesto en relación con el consumo total de la ciudad, el objetivo principal no es cuantitativo. Tal y como explicó Christos Giovanopoulos, coordinador del proyecto, en declaraciones a Euronews, ya se han iniciado colaboraciones con otras ciudades europeas interesadas en combinar patrimonio histórico y gestión hídrica para construir entornos más sostenibles.

Si la iniciativa funciona, se convertirá en un ejemplo replicable para urbes que buscan soluciones sostenibles con lo que ya tienen, sin esperar a que la emergencia climática lo exija por completo.