En la ciudad turca de Kayseri, situada en el corazón de la antigua península de Anatolia, un equipo de arqueólogos ha descubierto los restos de un hipódromo romano de unos 2.000 años de antigüedad. El hallazgo ha sorprendido tanto a la comunidad científica como a las autoridades locales, ya que ese terreno fue utilizado como un vertedero municipal durante años y ahora alberga un mercadillo al aire libre.
Según los expertos, se trata del tercer hipódromo romano identificado en toda Anatolia y su hallazgo subraya la importancia que tuvo la antigua ciudad de Cesarea de Capadocia (actual Kayseri) durante el Imperio Romano. La palabra hipódromo viene del griego hippos, que significa caballo, y dromos, que significa camino. Estos recintos alargados y abiertos al público solían acoger carreras de caballos, uno de los principales entretenimientos de los romanos.
Los investigadores llegaron hasta este lugar después de analizar antiguos mapas y documentos que sugerían la posible existencia de un “circus” en las afueras de Kayseri. A través de unos estudios geofísicos y el análisis de fotografías aéreas de la zona, el equipo de arqueólogos ha podido confirmar la presencia de estructuras subterráneas con la característica forma alargada de los hipódromos.
Se estima que el recinto alcanzaba unos 450 metros de longitud, lo que lo hace que sea uno de los más grandes descubiertos en la región. De esta manera, se cree que el antiguo hipódromo pudo albergar miles de espectadores en su época. Tras meses de investigación, las autoridades turcas declararon el área como zona arqueológica protegida. Esta decisión garantiza que se pueda seguir investigando la zona, así como que se trabaje en la conservación del yacimiento.
Otro hipódromo romano en Turquía
Turquía cuenta con uno de los hipódromos romanos más famosos del mundo: el Hipódromo Romano de Estambul, antiguamente conocido como el Hipódromo de Constantinopla. Durante la época romana y bizantina, este fue uno de los principales centros sociales y deportivos.
El recinto tenía unas dimensiones de 480 metros de largo por 120 metros de ancho, lo que le permitía albergar hasta 60.000 espectadores. Allí no solo se celebraban carreras de carros y caballos, sino también eventos ceremoniales y espectáculos musicales y de danza. Hoy en día, aunque no queda mucho de su estructura original, todavía se pueden visitar algunos de los monumentos que decoraban el hipódromo.
Por ejemplo, el Obelisco de Teodosio, considerado el monumento más antiguo de Estambul. Fue construido por Tutmosis III, uno de los faraones más poderosos del Antiguo Egipto, y en el siglo IV fue llevado a Constantinopla por Teodosio el Grande. Una parte se rompió durante el viaje, pero su parte superior, que quedó intacta, se instaló en el hipódromo.