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Descubren en Turquía un cruce paleolítico clave para las primeras migraciones humanas

Ada Sanuy

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Un equipo de investigadores ha documentado en la región de Ayvalik, en la costa occidental de Turquía, un enclave estratégico en las primeras expansiones humanas entre Anatolia y Europa. El estudio, publicado en Journal of Island and Coastal Archaeology, señala que esta zona del mar Egeo funcionó como un corredor natural en el Paleolítico, facilitando el tránsito de poblaciones humanas gracias a su localización geográfica y a la existencia de materias primas para la fabricación de herramientas de piedra.

La investigación destaca que Ayvalik reúne condiciones únicas que explican su papel como cruce prehistórico. Por un lado, se sitúa en un punto intermedio entre Anatolia y los Balcanes, lo que lo convierte en una ruta idónea para los movimientos de grupos humanos hacia Europa. Por otro, la zona cuenta con afloramientos de sílex, calcedonia, basalto y andesita, que pudieron ser explotados por las comunidades paleolíticas para elaborar utensilios de caza y procesamiento de alimentos.

Un enclave crucial en los desplazamientos de los primeros homínidos

Los autores del trabajo subrayan que el registro arqueológico en Anatolia occidental ha recibido menos atención que otras áreas del Mediterráneo oriental. Sin embargo, los hallazgos en Ayvalik indican que este territorio fue crucial en la dinámica de dispersión de los primeros homínidos y de las poblaciones de Homo Sapiens. El análisis de los depósitos y de los restos líticos hallados en la región refuerza la hipótesis de que se trataba de un espacio de ocupación recurrente, más que de un simple lugar de paso.

La importancia de este enclave se entiende también en relación con los cambios ambientales. Durante los ciclos glaciares del Pleistoceno, el nivel del mar descendió de forma significativa, ampliando la superficie terrestre disponible y creando corredores naturales que favorecieron las migraciones. En esos periodos, las islas actuales del Egeo estaban unidas al continente, lo que facilitaba los desplazamientos a pie de grupos humanos desde Anatolia hacia el suroeste de Europa.

Los investigadores remarcan que la posición estratégica de Ayvalik le otorgó un papel de puente cultural y biogeográfico. No solo servía como ruta de tránsito, sino también como espacio de interacción entre diferentes poblaciones humanas. Esta función como “nodo de conexión” habría favorecido tanto la difusión de innovaciones tecnológicas en la industria lítica como los intercambios culturales a gran escala en la prehistoria.

Menos transporte de herramientas en largas distancias

El estudio plantea que la disponibilidad de materias primas líticas locales habría reducido la necesidad de transportar herramientas a largas distancias, lo que refuerza la hipótesis de que Ayvalik funcionaba como un centro de aprovisionamiento recurrente. No obstante, los investigadores advierten que los conjuntos recuperados son escasos y dispersos debido a los procesos geológicos y aluviales de la zona, lo que hace necesaria una interpretación prudente de los hallazgos.

Los autores insisten en que todavía son necesarias más excavaciones y análisis sistemáticos para confirmar el alcance de la ocupación humana en Ayvalik. Aun así, los datos recopilados hasta ahora apuntan a que este enclave fue un componente clave en la red de rutas de dispersión que conectaron África, Asia y Europa, situando a la costa egea de Anatolia en el mapa de la investigación internacional sobre el Paleolítico.

Su estudio aporta una nueva perspectiva sobre cómo las condiciones geográficas, ambientales y materiales influyeron en el éxito de las dispersiones, y abre la puerta a futuras investigaciones que podrán profundizar en la historia de uno de los corredores más antiguos de la humanidad.