'Caramelo', el éxito de Netflix que demuestra que la amistad entre un hombre enfermo y su perro puede convertir el dolor en una lección de vida

Héctor Farrés

8 de noviembre de 2025 12:30 h

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Las personas que escuchan un diagnóstico de cáncer sienten que su vida se interrumpe. Las palabras del médico son demoledoras, las preguntas se acumulan y el miedo lo ocupa todo. En ese instante, el cuerpo y la mente buscan la necesidad de agarrarse a algo que dé sentido a lo que acaba de pasar. El apoyo de quienes están cerca se vuelve esencial, porque ayuda a recolocar todo lo que el golpe de la noticia a echado abajo.

Esa red de cariño y solidaridad es el que atraviesa la película Caramelo, en la que el consuelo no llega solo de las personas, sino también de un perro callejero que cambia la manera de afrontar la enfermedad.

Un perro rebelde que cambia la forma de entender la vida

La película Caramelo, dirigida por Diego Freitas y estrenada en Netflix el pasado 8 de octubre, cuenta la historia de Pedro, un joven chef interpretado por Rafael Vitti que descubre que padece un tumor cerebral. Por si fuera poco, su vida se altera todavía más al conocer a un perro callejero muy desobediente, al que acaba llamando Caramelo.

Entre ambos se construye una relación que transforma el miedo en compañía y el aislamiento en cuidado mutuo. Según la agencia AP, Freitas explicó que su intención fue “hacer una historia digna de los perros, porque son increíbles”.

Pedro, que busca la excelencia en un restaurante de lujo y no ve más allá de mejorar los menús para cumplir su sueño, empieza a compartir su tiempo con Caramelo, al que adopta después de que se cuele en su trabajo y lo ponga todo patas arriba. Esa convivencia le empuja a retomar relaciones humanas que había dejado de lado por culpa del trabajo y esa obsesión por mejorar.

Su madre, interpretada por Kelzy Ecard, y Camila, una rescatadora de animales a la que da vida Arianne Botelho, se convierten en parte de ese círculo que ayuda al protagonista. También aparece Leo, otro paciente de cáncer con muchas ganas de vivir interpretado por Bruno Vinicius, que aporta humor al relato. Cada uno refleja una forma distinta de acompañar y de sobrellevar la enfermedad y el proceso de curación.

La cinta evita la tristeza como tono dominante. Freitas apuesta por momentos de humor, ternura y cotidianidad que alivian la dureza del tratamiento y la incertidumbre. Las secuencias del hospital se alternan con escenas donde Pedro cocina, pasea o conversa con los demás pacientes, y esa alternancia evita el dramatismo. Además, tiene que convivir con un perro que no le hace demasiado caso.

Rafael Vitti muestra con naturalidad los cambios físicos y emocionales de su personaje, pasando del abatimiento a la risa en cuestión de segundos, con la misma naturalidad con la que alguien intenta seguir con su vida.

Un éxito que llevó a un perro mestizo al reconocimiento internacional

El éxito fue inmediato. Caramelo se situó en el top 3 mundial de Netflix en países como Brasil, España, Argentina y Colombia. En Brasil, el film alcanzó un valor simbólico añadido, ya que su protagonista canino, Amendoim, pertenece a la raza mestiza conocida como vira-lata caramelo, considerada un emblema nacional. Estos perros suelen estar por las ciudades rebuscando entre la basura, de ahí su nombre.

Según El Espectador, Freitas contó que Amendoim estaba destinado a ser el protagonista, ya que apareció “en la puerta de la productora” y que, al verlo, decidió incorporarlo al proyecto. La oficina de prensa de Netflix Brasil declaró a AP que era “la primera película brasileña con un perro como protagonista, y no podía ser otro que el caramelo”.

El rodaje utilizó varios canes rescatados para dar vida a los distintos perros que aparecen en Caramelo. AP informó que algunos de esos perros fueron adoptados por miembros del equipo. A lo largo de la película, la presencia de estos animales refleja la marginación de los perros sin hogar y la empatía que el film busca despertar frente al abandono y la indiferencia hacia esta realidad.

En Brasil, el perro caramelo se ha convertido en un referente cultural. La agencia AP recordó que, hacia 2019, surgió en redes una corriente que lo celebraba como símbolo del país. Se promovieron campañas para incluir su imagen en billetes de 10 y 200 reales, que reunieron miles de firmas.

La profesora Tina Castro explicó a AP que este animal “viene de un lugar marginal, como Brasil. Tiene una historia de supervivencia y marginación”. Por su parte, Roberto Gomes, director de la escuela de samba San Clemente, añadió que el caramelo “es el perrito hermoso y simpático, ese que siempre está en nuestros corazones”.

La película retoma ese significado popular y lo transforma en una historia de afecto y redención. El mensaje de Caramelo trasciende la pantalla: Freitas y su equipo plantean una historia sobre el valor del afecto y la adopción responsable, pero también sobre la necesidad de acompañar a quienes atraviesan un proceso de enfermedad grave. La película, de esta manera, demuestra que el apoyo puede surgir de cualquier parte, incluso de un perro que apareció por pura casualidad, y que la compañía, ya sea humana o animal, puede transformar el miedo en algo más soportable.