Los reptiles son conocidos por sus capacidades cognitivas, como la resolución de problemas y el aprendizaje, pero no se les presuponía ningún estado de ánimo a largo plazo, como a las aves o a los mamíferos. Sin embargo, un nuevo estudio liderado por expertos en cognición y comportamiento animal de la Universidad de Lincoln (Reino Unido) ha demostrado que las tortugas de patas rojas (Chelonoidis carbonaria) también experimentan sentimientos similares a los nuestros.
Los investigadores consideran que este descubrimiento supone un avance significativo en la comprensión de las experiencias subjetivas de los reptiles, pudiendo mejorar el modo en que se los cuida en cautiverio. Además, sostienen que esta respuesta desafía todas las suposiciones arraigadas hasta la fecha y que los subestimaban.
El equipo estudió 15 tortugas patas rojas utilizando una prueba de sesgo cognitivo, un enfoque utilizado con “fiabilidad” para determinar el estado de ánimo de fondo, observando si respondían manera optimista o pesimista en su juicio de ambigüedad, dependiendo de su estado de ánimo. Además, se les sometió a pruebas de ansiedad para ver su respuesta.
Los investigadores descubrieron que las tortugas cuidadas en entornos adecuados eran más propensas a juzgar las situaciones ambiguas con optimismo, lo que sugiere un estado de ánimo positivo. Este hallazgo también se reflejó en las asociaciones entre el rendimiento en sesgo cognitivo y el comportamiento en las pruebas de ansiedad. Aquí, los miembros más optimistas mostraron “un comportamiento menos ansioso en respuesta a la novedad”.
Desafiando una creencia arraigada
No solo desafía una creencia arraigada, sino que estos hallazgos son “cruciales” para fundamentar los estándares de bienestar. “Representa un cambio significativo en nuestra comprensión de lo que pueden experimentar los reptiles, con importantes implicaciones para la forma en que cuidamos a estos animales en cautiverio e interactuamos con ellos en la naturaleza”, explica el profesor de Comportamiento y Bienestar Animal en la Universidad de Lincoln, Oliver Burman.
Anna Wilkinson, docente en la misma universidad va más allá: “Las preocupaciones sobre el bienestar animal se basan en la evidencia de que una especie determinada tiene la capacidad de experimentar estados afectivos. Dado que los reptiles son cada vez más comunes como mascotas, es esencial que estudiemos sus estados de ánimo y emociones para comprender cómo el cautiverio puede afectarlos”.
Estos resultados se han visto en tortugas de patas rojas, pero los autores no descartan que sean extensibles a otros miembros del reino animal. Primero, fueron los mamíferos y las aves. Ahora, se han observado estados afectivos en reptiles, pero podrían no ser los últimos, aunque para confirmarlo se necesitan más investigaciones.