El calor sofocante no deja muchas alternativas: un chapuzón en la piscina, a remojo en la playa o con el aire acondicionado encerrado en casa, a la espera de que pasen las horas centrales del día y la temperatura sea algo más amable para dar un paseo o echar una carrera. No es fácil moverse con temperaturas tan altas y el problema aumenta si tenemos un perro en casa, porque ellos tampoco pueden salir ni hacer todo lo que quieran.
En ese rompecabezas diario, irrumpen alternativas como el paddle surf con perros, una actividad que surgió hace una década y que ha ganado popularidad en los últimos veranos. Las razones: los peludos hacen deporte, se refrescan, refuerzan el vínculo con su humano y disfrutan de la experiencia, aunque los especialistas recuerdan que debe de realizarse con la complicidad del animal.
“Hay beneficios siempre que se conciba como juego. Esto es que haya voluntariedad por parte de los dos. No hay que obligar al perro porque será contraproducente”, explica Patricia Guerrero, una barcelonesa afincada en Galicia que muchos conocerán como Pat Guerrero, la firma que utilizó cuando arrancó su proyecto de educación canina, aunque ahora le gusta definirse como “exploradora de la naturaleza”. Se dedica a conectar a las familias y sus perros con la naturaleza, y eso es algo “más complejo”.
Ella apostó por esta actividad hace casi una década, organizando varias sesiones en Barcelona, en las que acompañaba a humanos y perros en una actividad que, si se dan las condiciones óptimas y se hace correctamente, reporta múltiples beneficios.
El paddle surf lleva años practicándose en otros países y el nuestro no es una excepción. Sin embargo, es un deporte que gana visibilidad con la llegada del verano, estación en la que tenemos que buscar alternativas frescas que permitan salir de casa. En su conocimiento también han influido las redes sociales: “Sí que es cierto que ahora ha adquirido cierta popularidad con las redes”.
Para perros a los que le guste el agua
No todos los perros están preparados para el paddle surf. “Se aconseja para aquellos que les gusta disfrutar del agua y también del equilibrio, aunque esto último es algo que se puede ir trabajando, bien desde cachorro o de adulto”, explica Guerrero, en declaraciones a elDiario.es.
Ella pone el foco en la complicidad de ambos: “No hay que obligar al animal, sino que tiene que gustar a ambos y no hacerse por capricho del humano. Hablo de humanos y perros, porque los pongo en el mismo nivel. Es una convivencia. Somos especies diferentes, tenemos necesidades diferentes, pero no creo que uno tenga que mandar sobre el otro, aunque el dueño tenga que controlar su bienestar. Hay muchos humanos que les hará gracia hacer paddle surf con su perro, pero al contrario no pasará igual”.
En su opinión, este principio es aplicable a esta y a cualquier actividad, como salir a correr con el peludo: “Lo importante es el cómo y no el qué se hace”. “El vínculo es la base de todo, pero solo se hace de una manera respetuosa. El objetivo no puede ser hacerse la foto con tu perro encima de la tabla para el postureo. En ese caso, será perjudicial”, añade.
¿Todos los perros pueden hacer paddle surf?
Cualquier raza de perro puede hacer paddle surf, siempre que le guste el equilibrio y se sienta cómodo en el agua. Sin embargo, hay que tener cuidado con los cachorros porque están en una “época de alta sensibilidad”, en la que “todo les va a afectar mucho, para bien o para mal”. Algo parecido ocurre con los seniors, a partir de ocho años. Hay que ser consciente de que el perro puede disfrutar, pero no deja de ser una actividad exigente.
Independientemente de su edad, cabe extremar las medidas de seguridad: chaleco salvavidas, aprender a nadar antes y dominar el entorno. Si se está empezando, Guerrero recomienda un río, porque son aguas más tranquilas que el Cántabrico o el Mediterráneo.
Lo ideal es que el perro esté familiarizado con el agua y cierto entrenamiento previo, por ejemplo, en colchonetas inestables. Una vez in situ, sigue esta especialista, hay que realizar un calentamiento previo y estiramientos, para después darle libertad de que se suba a la tabla cuando considere oportuno.
Los beneficios para el can son numerosos: trabajo del equilibrio (trabajo propioceptivo), conciencia de su propio cuerpo, mayor confianza y refuerzo del vínculo con el humano que le acompaña en la travesía. Además, Guerrero aconseja rebajar las expectativas y quedarse con lo bueno en esta actividad veraniega con perros. “El primer día no sale como uno imagina y hay que tener paciencia”, concluye.