A menudo, los turistas se sorprenden cuando, en pleno verano, la playa de Sanlúcar de Barrameda se empieza a poblar de jinetes vestidos de estampados coloridos, con chaqueta, pantalones de montar, gorro y gafas, y de caballos, acicalados también, muchas veces a conjunto.
Desde hace 180 años, hay una cita ineludible en esta bonita localidad de Cádiz: las carreras de caballos a la orilla del mar. Es un espectáculo en el cual la playa se convierte en un hipódromo natural con un fondo inigualable: el parque nacional de Doñana. Reúne a sanluqueños y visitantes al atardecer, cuando el horizonte se cubre de tonos ocres y baja la marea.
Este año, las carreras de caballos de Sanlúcar se celebran del 5 al 7 de agosto (primer ciclo) y del 19 al 21 de agosto (segundo ciclo), porque son días en que habrá bajamar, que es la que determina las fechas y la hora del inicio. Así, los purasangres pueden competir en la playa con orilla suficiente. Galopan sobre la arena mojada cuando el mar se retira entre las playas de Bajo de Guía, La Calzada y Las Piletas, que son nombres distintos para una playa que es continua y alcanza los 2.000 metros. Desde la arena seca, más de 30.000 personas asisten a una exhibición que suele empezar sobre las 18 h y vive su punto álgido cuando se pone el sol. Esta es la historia de una Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Unos orígenes humildes
La mitología cuenta que, para descansar, el Dios Febos desenganchaba los caballos de fuego de su carroza al llegar a las costas de Sanlúcar. Pero más allá de esto, hay datos de los orígenes del mayor acontecimiento social que tiene lugar en Sanlúcar en verano. El 20 de septiembre de 1845, diversas personalidades acordaron formar la Sociedad de Carreras de Caballos de Sanlúcar de Barrameda con un objetivo claro: fomentar la raza de caballo andaluz, “de conocida utilidad para la agricultura de este país”, según dice el prólogo de los estatutos fundacionales de la entidad.
Las carreras de caballos de Sanlúcar de Barrameda son las más antiguas celebradas actualmente en España y las segundas documentadas. Las primeras tuvieron lugar, de manera intermitente, en la finca “Alameda de Osuna” (Madrid) a partir del año 1835 y ya no se organizan.
Tradicionalmente, se ha admitido que el origen estuvo en las competiciones informales que realizaban los dueños de ganado equino, que era utilizado para el transporte de pescado desde el antiguo puerto de Bajo de Guía hasta los mercados locales y de poblaciones cercanas. Una hipótesis que algunos historiadores descartan, porque aquellas carreras eran de resistencia y no de velocidad, al estilo inglés, como las que tenían lugar en la Alameda de Osuna.
Un espectáculo al alcance de todos
Cada tarde se celebran 3, 4 o 5 carreras de caballos, con una diferencia de una media hora entre unas y otras. En total, compiten unos 80 corceles.
Antes de la primera carrera se instala una malla de seguridad entre la zona de arena seca y la húmeda. Entre esta malla y la orilla del mar correrán los caballos y las personas observarán las carreras desde la arena seca, pero en alguna zona podrán verlas desde el paseo marítimo. El ambiente en toda la playa es muy familiar y las carreras se disfrutan como una tarde habitual de playa. Muchas personas llevan sombrillas y sillas.
El acceso a toda esta playa es libre y gratuito, y el programa de carreras de cada día se hace público la tarde anterior o la mañana del mismo día de las carreras. Sin embargo, quien quiera acceder al recinto creado por la Sociedad de Carreras de Caballos, la entidad organizadora, con servicios, puntos de apuestas oficiales, bar, gradas y pantallas que retransmiten las carreras en directo, sí tiene que pagar.