Son 18 los españoles que han conseguido alzarse con un Premio Oscar a lo largo de sus carreras. Nombres como Pedro Almodóvar, Luis Buñuel, Penélope Cruz, Javier Bardem o Alejandro Amenábar vienen a nuestra mente cuando pensamos en los afortunados, pero uno de los más exitosos fue un director de fotografía y operador de cámara de nombre Néstor Almendros.
Nacido en Barcelona el 30 de octubre de 1930, Néstor Almendros ostenta el honor de ser uno de los españoles con más nominaciones a un Premio Oscar, aunque solo se alzara con uno de ellos, y es el primer catalán que se hizo con el mayor reconocimiento de la industria del cine gracias a su colaboración con maestros del séptimo arte de la talla de François Truffaut o Terrence Malick, y cuya vida se repasa en una biografía El retorn de Néstor Almendros, de Laura Gavalda y publicado por la editorial Comanegra.
El exilio marcaría su vida: sus raíces entre España y Cuba
Néstor Almendros nació en el seno de una familia de maestros de Barcelona. Su padre llegó a ocupar un puesto en el gobierno republicano en el sector de la enseñanza, y esto haría que tuviera que exiliarse a Cuba, poco antes del estallido de la Guerra Civil. No sería hasta una década después cuando el pequeño pudo unirse a su progenitor junto al resto de su familia en la isla caribeña.
Ese exilio marcaría su vida, pues nunca volvería a vivir en España, pero no fue el único. Tras estudiar filosofía y letras, colaboró en el primer cineclub de Cuba, y salió a estudiar a Roma con el golpe de estado de Batista. En Italia no encontraría una buena situación laboral y se marchó a Nueva York como profesor de español.
Esta ocupación, Almendros la dejaría para regresar a Cuba atraído por la revolución castrista. Así, en la isla volvería a producir cine, sobre todo documentales políticos y cortos. Sin embargo, la instauración de la censura en 1961 le hizo exiliarse y así arribó a Paris a principios de la década de los 60.
La cumbre al éxito: en la nouvelle vague junto a Rohmer y Truffaut
No fueron fáciles los primeros años del español en la capital francesa, pero sería allí donde encontraría su primera gran oportunidad y que marcaría su carrera cuando en 1964 participó en el rodaje de uno de los episodios de Paris vu par de Éric Rohmer. Junto con el director galo trabajaría de nuevo en La collectionneuse, y consolidaría una colaboración que se extendió por más de veinte años.
De aquí, a Néstor Almendros se le abrieron puertas en la Nouvelle vague del cine francés y sería precisamente su trabajo junto a François Truffaut el que le daría el mayor reconocimiento, con títulos notables como L’enfant sauvage, Domicile conjugal o L’amour en fuite.
Terence Malick, el Oscar y carrera en Hollywood
Su labor en L’enfant sauvage con Truffaut le abriría las puertas de Hollywood cuando el director Terrence Malick le propuso la dirección de fotografía de Days of Heaven, una película que le daría el preciado Oscar en 1979. Al igual que con Rohmer, la colaboración con Malick sería clave en su futuro. Desde Days of Heaven, Néstor Almendros obtendría tres nominaciones más a los premios Oscar por su fotografía en Kramer contra Kramer, La decisión de Sophie y El lago azul, aunque en estas ocasiones no saliera ganador.
Su brillante carrera, sin embargo, se cortaría con su temprana muerte a los 62 años debido a un linfoma producido por el sida en 1992. En sus últimos años siguió luchando también por los derechos de los homosexuales en Cuba, manteniendo una vida profesional entre Francia y Estados Unidos. Al fallecer, sus restos se trasladaron a Calders, donde reposan sus cenizas junto a su madre, como era su deseo, y en esta localidad hay un centro cultural que lleva su nombre.