La señal de tráfico que solo está en España y significa “para, que este lugar merece una foto”

En medio del universo rígido de normas, prohibiciones y advertencias que conforman las señales de tráfico de España, hay una que rompe la lógica habitual. No te obliga a reducir la marcha, no anuncia un peaje ni indica un desvío obligatorio. Lo que hace es algo más amable: te dice “detente un momento, porque lo que tienes delante merece ser visto —y fotografiado—”. Esa es la función de la señal S-109, una vieja conocida de quienes aman el turismo por carretera y disfrutan observando el paisaje más allá del parabrisas.

No aparece en todos los puntos del país ni forma parte del día a día de la conducción, pero cuando surge, lo hace con elegancia: un cuadrado azul en el que destaca el dibujo de una cámara. Durante décadas esa cámara tenía forma casi retro, como aquellas analógicas de fuelle. Hoy, en algunos lugares, ha sido modernizada con un icono más cercano al lenguaje visual actual. Su objetivo, sin embargo, sigue siendo exactamente el mismo: señalar un lugar pintoresco digno de una parada.

Un icono singular que solo existe aquí

La señal S-109 pertenece a la familia de las señales de servicio y orientación, pero tiene un estatus particular dentro del catálogo oficial porque no se limita a ofrecer información práctica. Marca un punto de interés cultural, histórico o natural que la administración considera relevante para el turismo por carretera, desde miradores naturales hasta conjuntos monumentales.

España es uno de los pocos países europeos que conserva esta señal o alguna de sus variantes. En muchos casos, su implantación tenía un sentido claro: ofrecer a los visitantes una forma sencilla de localizar vistas panorámicas, pueblos especialmente cuidados, hitos arquitectónicos o enclaves emblemáticos. Aunque hoy el GPS cumple gran parte de esa función, la presencia física de la señal sigue teniendo fuerza simbólica: es la carretera diciéndote “para un momento y mira”.

En algunos tramos, sobre todo en rutas turísticas o en zonas donde el paisaje es protagonista, la señal S-109 funciona casi como una invitación oficial a disfrutar del entorno. Y eso la convierte en una rareza dentro del universo de las señales de tráfico de España, un universo donde, por lo general, el conductor recibe órdenes y no sugerencias.

Cómo identificar un ‘lugar pintoresco’

El concepto de lugar pintoresco puede sonar a algo poético o abstracto, pero lo cierto es que la señalización no se coloca al azar. La señal S-109 puede indicar tres tipos de espacios:

  1. Paisajes naturales de especial belleza, como miradores en puertos de montaña, acantilados o valles con vistas amplias.
  2. Monumentos o conjuntos históricos, especialmente aquellos que requieren una pequeña pausa para ser apreciados.
  3. Zonas culturales o etnográficas, desde ermitas aisladas hasta elementos del patrimonio rural.

La idea no es solo señalar lo bonito, sino ayudar a protegerlo: un punto indicado como pintoresco anima a parar en un lugar habilitado —aparcamiento o ensanche— evitando que los conductores se detengan de manera peligrosa en arcenes o curvas pronunciadas. En ese sentido, la función de la señal combina seguridad vial y promoción del turismo por carretera.

Aunque cada comunidad autónoma tiene potestad para gestionarlas, es habitual encontrarlas en zonas de montaña, parques naturales, rutas de costa y carreteras secundarias con identidad propia. También pueden encontrarse en carreteras que conducen a pueblos que cuidan especialmente su estética o su patrimonio.

Una señal del pasado que ha sabido adaptarse al presente

Con la llegada del GPS y las aplicaciones móviles, muchos creyeron que esta señal desaparecería. Sin embargo, la realidad ha sido la contraria: hoy la señal S-109 sigue vigente y, además, se ha integrado en la cartografía digital. Algunos navegadores ya incluyen avisos de “miradores” o “puntos fotográficos”, una traducción moderna del mismo concepto.

Eso sí, verla en carretera tiene un valor especial. No es lo mismo recibir una indicación en una pantalla que encontrar un panel físico que te invita a un pequeño ritual: detenerse, respirar, mirar y, quizá, fotografiar. Al fin y al cabo, un lugar pintoresco no es solo un punto bonito; es un paréntesis. Una pausa voluntaria en un viaje que, a menudo, hacemos con demasiado piloto automático.

La modernización de la señal —sustituyendo la cámara antigua por un icono más reconocible— ha garantizado su continuidad, pero en algunas zonas rurales todavía sobreviven ejemplares antiguos que se han convertido, por sí mismos, en pequeños objetos de curiosidad.