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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Microalgas libanesas

Fernando Clavijo (c) junto al jefe de la Brigada Canarias XVI, el general Venancio Aguado (i), durante la visita que ha realizado a las tropas en el Líbano

Carlos Sosa

Pura propaganda. Al actual presidente de Canarias solo le preocupa la propaganda, escapar los dos años que le quedan de pervivencia en el poder y de aparente preponderancia a Coalición Canaria para captar algún adepto, y, sobre todo, evitar que el deterioro de su marca y la de su partido se acelere más de lo temido.

La moción de censura en el municipio de Icod de los Vinos no solo es la pérdida de una plaza importante en Tenerife; puede estar marcando el principio de otras escaramuzas con escala en Tacoronte y destino final en La Laguna. Una amenaza a la que hay que unir la escuálida minoría parlamentaria con la que CC y Clavijo se sostienen en el Gobierno y que a partir de septiembre se apreciará en decisiones cruciales, como el relevo al frente de la presidencia de Radiotelevisión Canaria o la renovación de los órganos dependientes de la Cámara autonómica (Consejo Consultivo, Audiencia de Cuentas y Diputado del Común), con la consecuente cadena dramática de compromisos de distinto rango que no podrá cumplir.

Clavijo y los suyos necesitan mucha propaganda y no basta con las fuertes inversiones que realizan en sus medios informativos de cabecera. Buscan desesperadamente golpes de efecto, casi siempre a la desesperada, lo que desemboca en situaciones grotescas.

El barco hundido que sigue a flote

Diez días después de que el presidente de Canarias diera por hundido al bulk carrier británico MV Cheshire en unas declaraciones emocionadas tras la ofrenda a la Virgen de la Candelaria, nadie en el Gobierno ha salido ni siquiera a matizar aquella clamorosa metedura de pata. Han asumido con tanta disciplina el hundimiento decretado por Clavijo que a día de hoy nadie en este Gobierno de Canarias se ha pronunciado acerca del peligro cierto que amenaza a las Islas, empezando por la de El Hierro, a la que se aproxima el carguero con un compuesto fertilizante que podría volver a causar un estropicio en la pesca y para los ecosistemas marinos.

Nadie parece haber aprendido de la experiencia del pesquero ruso Olegev Naydenov, hundido también al sur del Archipiélago en una zona de alto valor ecológico con sus tanques repletos de fuel que originaron tremendas manchas. Los planes de limpieza de litoral ni siquiera los organizó el Gobierno canario sino el Ministerio de Fomento, a cuyo frente estaba entonces Ana Pastor, y a día de hoy ni siquiera han pagado a los coordinadores de voluntarios que hubo que reclutar deprisa y corriendo antes de que el escándalo fuera mundial.

Qué divertidos los vertidos

Clavijo se apresuró a dar por hundido al Cheshire sin disimular lo más mínimo la satisfacción que le producía encontrar algún elemento de distracción que permitiera a los suyos hablar de un accidente del que no es competente la Comunidad Autónoma y tapar así por completo la polémica aparición masiva de microalgas tóxicas en el litoral de Tenerife, la isla que soporta un mayor número de vertidos de aguas fecales al mar por culpa de una catastrófica política de gestión del ciclo integral del agua. Política esta que, como su propio nombre indica, es competencia del Consejo Insular de Aguas, dependiente del Cabildo que preside el inefable Carlos Alonso, inigualable maestro de la prestidigitación política capaz de convertir en conejo blanco o blanca paloma lo que en realidad es un problema de negligencia política.

La crisis de las microalgas condujo al Cabildo esos primeros días de presión mediática y social a bajar las carreteras al segundo lugar en el escalafón de prioridades para colocar en la cúspide la política de depuración de aguas fecales, una eterna asignatura pendiente que se une a los problemas de salubridad de las aguas de consumo humano y la perenne influencia de los aguatenientes y los aguamangantes en el diseño de una política hidráulica seria donde, en teoría, debería sobrar el agua.

La cobardía del Gobierno, o puede que el reconocimiento explícito de que sus mandamases no están capacitados ni siquiera para dar la cara, condujo a que la única conferencia de prensa ofrecida hasta el momento la protagonizaran un par de directores generales y algunos jefes de servicio, congregados allí para calmar a la población y lanzar un mensaje muy autóctono: ¿No les gustan las microalgas?, pues váyanse acostumbrando, vino a ser la conclusión.

Ni una sola palabra referida a la conveniencia de rebajar los elementos que pudieran estar contribuyendo a la proliferación y permanencia de estos elementos molestos e insalubres en el litoral de la segunda potencia turística española. Ni, por supuesto, ni medio milímetro de credibilidad a las voces que antes, durante y después vienen sosteniendo que los vertidos de aguas residuales al mar contribuyen a agravar el problema.

Y como la solución de la depuración llevará su tiempo, es decir, sus décadas, la mejor solución que ha encontrado el Gobierno de Clavijo para esquivar el problema ha sido la de presionar indecentemente a los científicos que se han atrevido a declarar o a insinuar una posible relación entre el fenómeno de las microalgas y la pésima política de depuración de aguas que históricamente ha llevado a cabo esta histriónica nacionalidad.

No hay constancia de ninguna acción coordinada con los ayuntamientos para tratar de buscar soluciones que palíen de algún modo la mala imagen que puedan estar dando algunas playas con Bandera Azul de la Unión Europea. Los turistas no votan.

‘Reptiles’ protegidos

La política ambiental de los sucesivos gobiernos de Canarias no puede calificarse precisamente de ejemplar. Pero el Ejecutivo de Fernando Clavijo parece dispuesto a reventar todos los registros negativos: este es el Gobierno que ha dado la espalda a la conservación del territorio con una Ley del Suelo funesta; el que se pasa por el arco del triunfo los acuerdos de la cumbre del clima y el que continúa dejando para el que venga detrás arreglar problemas tan graves como la huella de CO2 que producimos y los mencionados vertidos de mierda al mar del que pretendemos sigan viviendo las próximas generaciones. Siempre tibio con la principal bandera que levantó su antecesor, Paulino Rivero, con las prospecciones petrolíferas que impuso José Manuel Soria, en la estrategia energética del actual equipo empiezan a aparecer preocupantes síntomas de engaño, como la nomenclatura empleada en la última comunicación oficial para referirse a la penetración del gas como combustible de transición.

Sabedor del disparate y de la contestación social cada vez más enérgica, y sabedor de que solo las autoridades tinerfeñas parecen dispuestas a tragarse ese sapo, el Gobierno encuadra ahora al gas dentro de las “iniciativas que fomenten una economía baja en emisiones de carbono”.

Todo se resuelve con eufemismos y golpes propagandísticos, como el anunciado por la Consejería de Política Territorial y Medio Ambiente esta última semana en la web del Gobierno: 210.000 euros para “fomentar los valores de las reservas de la biosfera en Canarias”. El reparto es tan absurdo como el enunciado, a razón de 30.000 euros para cada una de las siete reservas, aunque las acciones que se describen no son iguales en ninguna de ellas ni, por lo tanto, tendrán los mismos costes. Ya nos enteraremos de cuánto dinero va para fondos de reptiles.

636 votos militares

La cosa debe estar verdaderamente jodida en los cuarteles de Coalición Canaria. La desbandada es generalizada en algunas plazas antaño fornidas, como la de Gran Canaria, donde los únicos militantes que acuden a las convocatorias son los que cobran del erario público gracias al reparto territorial que se hace de los cargos gubernamentales para minimizar la desbandada.

Las encuestas no pintan bien y hay que tocar todas las puertas donde pueda apañarse un voto. El de los empresarios no lo van a tener, por mucho que le den a los lobbies patronales todo lo que piden: el dinero es muy miedoso y Fernando Clavijo solo transmite a las patronales la imagen de un medianero, que es precisamente lo que él llama a los responsables en Canarias de los partidos estatales que ahora se disponen a darle unos cuantos disgustos.

Y si los cuarteles de Coalición Canaria fallan, se tocan otros cuarteles, los del Ejército español. Sin competencias en materia de defensa ni en política exterior, el presidente del Gobierno de Canarias ha inaugurado una singular senda de respaldo del Gobierno nacionalista de Canarias a las fuerzas armadas españolas destinadas en el exterior. Pero con una particularidad: son fuerzas armadas que operan en el exterior pero que tienen su base en las Islas Canarias, es decir, cuyos miembros son residentes en las Islas Canarias (ay, ese 75% conseguido por Nueva Canarias, qué beneficioso que es) y que, por lo tanto, solo podrán votar en 2019 en las Islas Canarias.

Las cuentas las ha hecho el mismísimo Gobierno de Canarias en el comunicado anunciador de lo bien que le fue a Clavijo en su misión militar en el Líbano: en la BRILIB XXVII (perdón por el nombre, pero se llama así) hay 444 personas que residen en Canarias, y en el Regimiento de Infantería de Tenerife, con base en Hoya Fría, nada más y nada menos que otros 192. En total, 636 votos militares que, bien mirado, pueden aliviar bastante el panorama electoral de 2019.

Cataluña por bandera

Clavijo se plantificó en el Líbano, se hizo su foto con los militares destacados allí por España y se volvió encantado de conocerse, no sin pasarse por el forro de sus principios sus pensamientos independentistas, ampliamente manifestados con ocasión de su lanzamiento a la alta política regional apadrinado por Ana Oramas y por el periódico El Día. Qué tiempos aquellos, oye.

Pero claro, como dice el refranero popular, el que mucho abarca poco aprieta. El destino quiso que ese periplo propagandístico de Fernando Clavijo en el Líbano, por supuesto pagado por todos los canarios, coincidiera en su tramo final con los atentados terroristas en Cataluña, cuyos detalles son de sobra conocidos por los lectores de este blog. Canarias no podía quedarse atrás en la celebración de minutos de silencio en todos los organismos e instituciones públicas, y así se hizo con el presidente canario fuera del país. El minuto de silencio en Presidencia del Gobierno se convocó en torno al vicepresidente Pablo Rodríguez, del que no consta en ningún Boletín Oficial de Canarias que quedara investido presidente en funciones durante la ausencia de Clavijo. Pero aún así faltaba en la foto el presidente, y eso había que arreglarlo.

Los servicios de agitación y propaganda de la Presidencia del Gobierno se pusieron manos a la obra en cuanto Fernando Clavijo manifestó su pesar por no haber salido en esa foto histórica. Tuvieron que aplicarse con urgencia porque lo que se les ocurrió requería celebrarse antes de las 24 horas del domingo: izar a media asta la bandera oficial de Catalunya en la puerta de la sede gubernamental de Las Palmas de Gran Canaria antes de que expiraran los tres días de luto decretados por el Gobierno de España.

A la convocatoria había que darle algún rango que permitiera engañar a otras autoridades como el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo, al que se le dijo que se trataba de un formato que se iba a repetir en otras autonomías para reforzar el respaldo a Cataluña. Falso. Solo en Canarias se celebró esa ceremonia de izado de la bandera de Catalunya contraviniendo cualquier principio básico del protocolo a seguir con las enseñas en posición de luto.

Se colocó un pedestal ajeno a los mástiles donde lucían las tres banderas oficiales a media asta desde el viernes: la española, la canaria y la de Europa, con lo que se vulneraba el principio de preeminencia de la bandera nacional. Y se hacía un acto de izado en presencia de las demás banderas a madia asta, lo que también choca con los principios que rigen para este tipo de ceremoniales.

Pero de lo que se trataba era de que Clavijo tuviera su foto. Por eso él personalmente izó la bandera y solo él pronunció un discurso ante un público formado casi exclusivamente por la docena de políticos que se prestaron al enjuague y por los medios de comunicación siempre pendientes de este presidente que tenemos. Esta deriva podía indignar al principio. Ahora empieza a dar pena.

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