Los socialistas recuerdan a quienes les llaman estos días que a Soria le pasaron cosas grandiosas cuando llegó a la alcaldía: quemó hasta dos jefes de gabinete hasta dar con su hasta ahora inseparable Luis Larry Álvarez. Ni les contamos los jefes de prensa que desfilaron por allí y los concejales que cayeron en desgracia antes de que terminara el primer mandato sencillamente por discrepar en las reuniones de grupo. Sin embargo, ninguna de las crisis sorianas llevó a la prensa isleña a dar por muerta la carrera política del por aquel entonces mirlo blanco de la derecha canaria. Pero más recientemente: a Soria le ha dimitido su número dos en el PP, casi nada, y la crisis parece una tontería si se compara con la dimisión de un cargo no electo que, además, no comete ningún acto de indisciplina con su alcalde. De traca.