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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Papeletas y papeles

La Enekoneta, la furgoneta de campaña del PSE-EE

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No está resultando una campaña electoral interesante, precisamente, en términos propositivos, sino más bien bastante sosa. Nadie desliza ninguna propuesta estrella -el papel lo soporta todo-, y ello nos priva, en el presente, de la chanza y del chascarrillo; y en el futuro, de una eventual frustración. Se supone que esto forma parte de la normalidad democrática a la que aspirábamos, incluido el cuestionamiento de la tradicional hegemonía del PNV.

Nuevamente, con lo que más estoy disfrutando durante la campaña es con los sondeos demoscópicos así como con las interpretaciones que hacen de ellos los partidos políticos en liza. Estos días, más allá de eslóganes y de frases de campaña, hemos tenido la oportunidad de descubrir, al menos, dos cosas. La primera es que todos y todas las candidatas son, al parecer, del Athletic, lo cual no sé si es necesariamente positivo. Y la segunda es que todas y todos ellos son antropológicamente optimistas ante unas encuestas que, en cuestión de horas, serán papel mojado.

La experiencia y la historia nos demuestra que el carisma no es un requisito para obtener un buen resultado en los comicios autonómicos de Euskadi. El actual lehendakari es un buen ejemplo de ello, y el siguiente tampoco parece que será la alegría de la huerta. En los debates que hemos podido ver, los dos principales candidatos se han limitado a transmitir su mensaje, con más o menos fluidez, pero sin ningún aporte adicional y sin cruzarlo con el del adversario.

Decía Talleyrand, uno de los políticos más influyentes del siglo XVIII y XIX en Europa, que “el arte de la persuasión consiste en saber ignorar lo que no se puede negar”. Me temo que los partidos responsables del Gobierno vasco -PNV y PSE-EE- no pueden obviar algunas cuestiones como el acceso a la vivienda, la situación de Osakidetza o de la educación pública, entre otras.

Así es como el PNV se ha desdicho de lo afirmado en las últimas legislaturas, ha tenido que tragarse el sapo y meter en su agenda electoral la necesidad de corregir un deterioro de Osakidetza que sólo era invisible a ojos del Gobierno vasco. Asimismo, hemos visto al hiperventilado conductor de la Enekoneta prometiendo tarifas de transporte público gratuitas para menores de 26 años. La propuesta podría ser una ‘ideaca’ para un ingenuo y desinformado ciudadano, pero resulta que los socialistas han gestionado, durante años, no sólo ese área del Gobierno vasco, sino también las de las tres diputaciones forales y la del Gobierno central. ¿Por qué no lo han hecho hasta ahora? Serán virtudes de las campañas.

Da la impresión de que el PNV tiene la maquinaria electoral un poco oxidada y que no termina de conectar con la sociedad como lo hacía antes, pero nunca hay que minusvalorar la capacidad de los 'jeltzales' de movilizar el voto, en principio a su favor. Y digo 'en principio', porque en una evidente muestra de debilidad y de nerviosismo, el partido de Ortuzar trata de atraer votantes adoptando el “O yo o el caos” que propuso el general De Gaulle en plena crisis de la IV República francesa. Se ve que han actualizado los criterios de búsqueda del voto y los han aproximado a modelos propagandísticos contemporáneos, como el de Donald Trump o el de Isabel Díaz Ayuso.

Sólo así se entiende que la campaña de Imanol Pradales esté tan centrada en su obsesión con EH Bildu y en vocear “que viene el lobo”. Y que tenga, en la misma campaña en la que dice asumir que hay que reflotar Osakidetza, un arrebato de sinceridad y coherencia política para arremeter contra los impuestos y para renegar de ‘lo público’.

No debe de ser fácil ser el candidato del PNV que ha desplazado al actual lehendakari y que propone actuaciones que prometen corregir la realidad heredada de Urkullu, de quien le diferencia, según sus propias palabras, que a él (Pradales) le preocupa Osakidetza. Así las cosas, Pradales se presentó al debate de ETB metido en el papel de profesor de Primaria que trata de tranquilizar a unos padres apesadumbrados por los malos resultados académicos del hijo. Papeleta, sin duda.

EH Bildu, por su parte, sigue empeñada, sobre todo, en no molestar a nadie, a ningún potencial votante. Esto, en términos puramente estratégicos, puede ser acertado para sortear el ruido generado por la cantinela del adversario, que sigue con su “que viene el lobo”, pero también es un recurso con muchas fallas. No alzar la voz, no profundizar suficientemente en la concreción de las propuestas o recurrir genéricamente a “ilusionar” o a “mejorar”, “avanzar”, “analizar”, “impulsar”, “activar” o “reflexionar” puede dibujar, ante el electorado, un escenario demasiado difuso.

No obstante, no hay ninguna duda de que Pello Otxandiano asume en estas elecciones el papel de protagonista, tanto por que es quien puede descabalgar del poder al PNV, como por que es la propia formación de Ortuzar quien le está otorgando el protagonismo. Y eso mismo le permitió asistir al debate de ETB como quien acude al ágora de Atenas a disertar sobre teoría política y/o política comparada.

En las antípodas de este rol se encuentra el asumido por el socialista Eneko Andueza, quien parece haber renunciado a asumir papel alguno en esta película electoral y se conforma con un cameo, como hacían los famosos en la saga Torrente. Gracias a su empecinamiento con no pactar jamás con EH Bildu, ha conseguido que todo el mundo dé por descontado el apoyo acrítico del PSE-EE al PNV, a cambio de unos puestos en el Consejo de Gobierno.

Sorprende, en este sentido, que el PSE-EE eligiera como eslogan de campaña “Vota al que decide”, cuando la realidad es que, en el día a día electoral, explicitan su apoyo al PNV. Parece, francamente, una invitación a elegir entre el original o la fotocopia, que es el papel al que se ha acomodado el PSE-EE.

Sobre el dúo Podemos y Sumar, poco se puede añadir, más allá de reconocer que sus candidatas se desenvolvieron satisfactoriamente en el debate de ETB. Bastante tienen con resolver los papeles del divorcio como para pretender que asuman otro rol de reparto, por lo que ya tiene mérito el esfuerzo que ambas candidaturas están realizando por salir indemnes de la campaña. No obstante, uno no termina de saber si el objetivo es ganar votos o, simplemente, sacar más que la otra candidatura con la que en otros tiempos fueron unidas. Mi deseo es que después de la batalla electoral quede vivo algún mando con capacidad para firmar la paz, pero mucho me temo que eso no va a pasar.

Finalmente, el PP acude a los comicios vascos como quien se detiene en una estación de paso en su ansiado viaje hacia la recuperación de La Moncloa. Ahora bien, la película podría deparar a los 'populares' un papel de protagonista tapado: si la correlación de fuerzas hace del PP una fuerza necesaria en el Parlamento Vasco, no tengan dudas del que los de Javier de Andrés anotarán esto como parte del 'debe' del PNV hacia ellos -junto con Durango y la Diputación Foral de Gipuzkoa- y le darán su apoyo a Pradales en una eventual investidura. En tal caso, la pregunta es: ¿Qué papelón jugaría entonces el PSE-EE?

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