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La Ley de Memoria Histórica permitirá a la Junta respaldar a las familias en las exhumaciones

La futura Ley de Memoria Histórica, (“un compromiso del gobierno”, en palabras del vicepresidente Valderas) se encuentra en su fase final de elaboración y supone una “ruptura histórica”, según Luis Naranjo, director deneral de Memoria Democrática. Quiere convertirse, apunta Naranjo, en un “instrumento propio y un avance en el autogobierno” para que la Junta de Andalucía pueda responder “a los derechos de las víctimas” del franquismo.

La culminación del proceso legislativo será efectiva “en unos meses” tras el “trámite parlamentario” y supondrá, indica el director de Memoria Democrática, la presencia de la Administración Autonómica “de oficio en todos los procesos de exhumación y de difusión”. Y esta decisión implica que la Junta de Andalucía estará presente en todas las exhumaciones que se lleven a cabo para dar fe mediante un acta de lo realizado y para personarse como denunciante ante el juzgado correspondiente. La idea es actuar junto a las familias y asociaciones que, hasta ahora, apenas tenían respaldo institucional en sus acciones. La intención es, explica Naranjo, “situar a la Junta como garante último de las víctimas” para “contar la verdad de lo que ocurrió”.

Villa Alegría, lugar de la memoria

Este adelanto de lo que supondrá la Ley de Memoria Histórica en Andalucía ha tenido lugar en el entorno de la casa de Blas Infante, el llamado padre de la patria andaluza, justo el día en el que su “Villa Alegría” se convierte en lugar de la memoria.

“Es la casa de todos”. Así define María de los Ángeles Infante García a Dar al-Farah o Villa Alegría, la vivienda que su padre, Blas Infante, construyó en un altozano de Coria del Río (Sevilla) para acoger sus ilusiones familiares y mezclarlas con el ideario político y social que soñó y legó para Andalucía. A partir de ahora, aquella casa queda señalizada como Lugar de la Memoria Histórica, en un acto que ha presidido el vicepresidente de la Junta y consejero de Administración Local y Relaciones Institucionales, Diego Valderas, junto al director general de Memoria Democrática, Luis Naranjo y la directora de la Fundación Centro de Estudios Andaluces, Mercedes de Pablos.

Durante el homenaje, Valderas ha reclamado la anulación “de los juicios sumarísimos que hizo el fascismo contra las personas que amparaban los derechos democráticos” y la legalidad republicana, entre ellos el propio Infante, detenido por falangistas en Villa Alegría el 2 de agosto de 1936 y asesinado ocho días después a la altura del kilómetro 4 de la carretera de Carmona. “No vamos a cejar hasta que sea anulada la sentencia que sufrió Blas Infante a manos de los tribunales franquistas”, apunta.

Precisamente esa búsqueda de “verdad, justicia y reparación” incluye, no sólo la señalización como lugar memorialista de la Casa de Blas nfante, sino que incluye la señalización de otros espacios significativos. En las “próximas semanas” se definirán alrededor de una veintena de lugares de memoria entre fosas comunes (cementerios de Granada, Córdoba, Sevilla y –se negocia– Cádiz), fosas en cunetas, edificios de carácter civil, cárceles y campos de concentración repartidos por Andalucía, además de seguir articulando el proyecto de Senderos de Memoria (itinerarios que unen varias zonas de interés). Se busca con ello marcar, según Naranjo, “no solo la represión sino también la resistencia”.

Así, este acto sirve para destacar a Blas Infante como representación de “todas las víctimas de la barbarie fascista”. “Un acto de justicia y reconocimiento” a quien “nos legó, en palabras de Carlos Cano, una Andalucía de hombres y mujeres libres”, recuerda la directora del Centro de Estudios Andaluces, Mercedes de Pablos. Unión, en suma, reflejada en la frase que trae a la actualidad María de los Ángeles Infante y que dejó escrita su padre en 1921: “La crisis que llevamos ahora y se está combatiendo no es crisis política ni económica, es crisis de humanidad”.

La última casa de Blas Infante

Dar al-Farah, Villa Alegría, es uno de los símbolos arquitectónicos de la Memoria Democrática en Andalucía, aunque en muchos casos desconocido pese a ser la última morada del denominado Padre de la Patria Andaluza, Blas Infante Pérez. En el nombre de su casa, resumió Blas Infante su ideario político y social, la convivencia de culturas y civilizaciones que a lo largo de la historia marcó la región y su apuesta por los cambios que reivindicaba para la misma, como se recoge en la revista Andalucía en la Historia, editada por el Centro de Estudios Andaluces.

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Infante nació el 5 de julio de 1885 en Casares (Málaga) y la fuerte formación humanista que fue adquiriendo le facilitó la dura visión del mundo rural andaluz y la comprensión de una realidad en la que veía a los jornaleros “pasear su hambre por las calles del pueblo”, como escribió en su Ideal Andaluz. La libertad “de los hombres” iría ligada, proclamó, a la “de la tierra”. En plena madurez de su ideario, en el que busca una Andalucía “nueva”, llega a Coria del Río (Sevilla), donde ejercerá como notario. Allí se construye la que era la casa de sus sueños, y donde vive desde 1931 hasta su detención cinco años más tarde. Del 31 al 36, igual que la II República.

La importancia simbólica de Villa Alegría reside en que allí se conservan el escudo y la bandera andaluzas originales, además del piano en el que Blas Infante compuso el himno, todo ello enmarcado en un recinto en el que tienen cabida el Centro de Estudios Andaluces y el Museo de la Autonomía de Andalucía. La que fuera casa de la familia Infante es hoy un museo en el que hace memoria del personaje y del ideario, además de poder visitar su despacho, su biblioteca, la radio de galena que sirvió de excusa para su detención (los falangistas decían que se comunicaba con los comunistas a través de un aparato que solo era receptor) o las vistas al Guadalquivir.