Zaragoza se consolida como capital de la improvisación: “Pasó de no saber qué decir a tener respuesta para todo”

La improvisación como técnica teatral no es pura diversión, sino que ejerce una potente influencia en la comunicación interpersonal de aquellos que la practican. Funciona como un facilitador sobre todo, en aquellas personas tímidas que les cuesta relacionarse: “Lo que pasa en una clase de 'impro', pasa luego en la vida”. Lo explica Lucía Sanchez Mariñosa, promotora de la décima edición del Catch de Impro, un evento que convertirá a mediados de noviembre a Zaragoza en un referente del teatro de improvisación para toda España.

El evento se celebra los días 14, 15 y 16 del mes próximo y en él participarán actores amateurs de todo el país. “Este año se han agotado los cupos de participaciones en apenas una semana desde la convocatoria”, cuenta con ilusión Sanchez. Además, la cita coincidirá de mes con el 13 Encuentro Nacional de Improvisación, de los días 26 a 30.

“En cada grupo nuevo, la primera pregunta que hago es: ¿alguien ha improvisado antes? Y responden que ‘no’, y bromeo con ellos y les repregunto: ¿y van por la vida con un guión?”, cuenta la también profesora de teatro, Lucía. Las clases de 'impro' son un espacio seguro para hablar, relacionarse, reír y equivocarse sin juicio, afirma.

El caso de Jenni

Sánchez recupera con cariño la historia personal de Jenni: “Se acercó a clase una madre de mellizos y me pidió que aceptara a su hija en clase porque la chica, de 14 años, solo se relacionaba con su hermano. Le propuse que la trajera a probar, nunca había tenido una alumna tan joven. Vino Jenni y recuerdo que estuvo toda la clase sin hablar”.

Al día siguiente, continúa la profesora, la madre le llamó pidiendo que apuntara a la joven porque había vuelto encantada. A partir de ahí, cada semana le llamaba agradecida porque veía el cambio radical que experimentaba su hija. “La chica comenzó a relacionarse con más compañeros de clase, se apuntó a hiphop y participaba en actividades de grupo”, resume.

Así fue como la 'impro' le abrió a la adolescente una ventana para conocer el mundo. Comenzó a conectar con gente de todas las edades y perdió el miedo: “Aprendió a improvisar en clase y es lo que hacía luego fuera. En la vida nadie nos da las herramientas para aprender a comunicarnos y Jenni aprendió a comunicar y a relacionarse en los tres años que estuvo en clase. Pasó de no saber qué decir a tener respuesta para todo”.

Una década del primer Catch

Sanchez Mariñosa se fue a Madrid con 20 años a estudiar teatro y actuación. Después de 13 años volvió y continuó con su pasión. Una pasión que la quiso compartir con más aficionados, no solo de la ciudad sino de toda España: “Tenía deseos de intercambiar con otros grupos y comencé a estudiar la manera de hacerlo posible. Y junto a mi hermano, que siempre piensa en grande, surgió la primera edición del Catch de Impro a nivel nacional en Zaragoza”.

Este formato fue utilizado por primera vez por la compañía francesa Inédit Théâtre y en la actualidad se hace en todo el mundo. Es heredado de la competición de lucha libre, por lo que no hay árbitros aunque sí normas, y se juega por parejas.

Para inscribirse, el único requisito es ser amateur, no pertenecer a una compañía de teatro. A partir del boom de la primera edición en 2015, comenzaron a llegar solicitudes de participación desde todo el país, como Bilbao, Mallorca, Logroño, Madrid o Valencia. “Este año tuvimos que dejar fuera a varios competidores porque se llenaron los cupos de participación enseguida”, añade. En el show actuarán doce parejas y solo una será la ganadora.

El público viene “a darlo todo”

El público, formado por hasta 190 personas, juega un papel fundamental: más allá de ser un mero espectador, tiene la función de animar, sugerir y votar. “Un 50% de participación es del público. El que solemos tener ya sabe a lo que viene, a darlo todo, no a estar tranquilo”, comenta animada su organizadora. En el Catch de Impro es el público el que valora los dúos y luego pasan por un jurado profesional que elige a los ganadores. Serán dos jueces: Jorge Bicho, referente de la improvisación en Zaragoza, y Javier Zapater, presentador de Aragón TV.

De las últimas ediciones, uno de los momentos más impactantes que recuerda Lucía Sánchez ha sido ver a mujeres embarazadas subir al escenario: “Con la tripa muy grande dándolo todo, eso me ha gustado mucho”. A su vez, adelanta que están valorando llevar este Catch a otras ciudades, como una gran gira.

Este movimiento teatral genera múltiples encuentros por toda la capital aragonesa. Se trata de salir a disfrutar y pasar un rato divertido a través de las ‘jam’ de improvisación, que es un formato más flexible, abierto y menos formal para que los improvisadores practiquen y compartan. “Muchos de los participantes describen que, después de un tiempo improvisando, se atreven a cosas que antes evitaban: hablar en público, expresar sus emociones o hacer planes solos”. Algunos terapeutas han empezado a recomendar la 'impro' como complemento en procesos de autoestima, explica la actriz zaragozana.

Los encuentros se pueden disfrutar en La Vía Láctea cada viernes con Sánchez o los jueves en el Teatro Bicho en Arrabal, guiados por Fran Martínez, actor, director y dramaturgo de la escena aragonesa.

También desde varias entidades en la comunidad, como la Asociación Contra el Cáncer, Paso a Paso Aragón o la Fundación Rey Ardid, que organizan talleres para vincular a personas que necesiten mejorar su salud mental, con esta técnica que ya tiene comprobada su efectividad para los problemas de comunicación, socialización, depresión, ansiedad o simplemente timidez.