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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Gobierno antes de Nochevieja (y que no sea una inocentada)

Del pacto entre PSOE y ERC ya no se discute tanto si lo habrá, se da por hecho en ambas partes que sí, sino el qué y especialmente el cuándo. A mediados de la semana pasada se extendió la idea entre los dirigentes del PSOE y de Unidas Podemos (UP) de que el acuerdo era inminente, que la investidura se podía producir en la semana del 16 de diciembre y que habría nuevo Gobierno en Nochebuena. El viernes 6, en uno de los corrillos en la conmemoración de la Constitución en el Congreso de los Diputados, Pablo Iglesias, que fue el que días atrás había dicho lo de Nochebuena, ya ampliaba su propia predicción “a Nochevieja”. Este lunes, la portavoz de ERC, Marta Vilalta, ya habla de “después de Navidad o después de fin de año”. En el PSOE, hay desde hace semanas algunos pesimistas -o realistas- que en privado dicen que ERC alargará el chicle de la negociación hasta bien entrado enero o incluso a febrero, para vender que con su resistencia ha sacado mejores contrapartidas y para tener tiempo a presentar el acuerdo en Cataluña como un triunfo no solo a su parroquia, sino a las del resto de formaciones, y especialmente a los de los otros partidos independentistas (Junts y la CUP), pensando sobre todo en que en pocos meses puede haber elecciones autonómicas.

En el Palacio de la Moncloa, sede de la Presidencia del Gobierno, este lunes 9 de diciembre -víspera del martes 10 en que se reúnen por tercera vez los negociadores de PSOE y de ERC- aún se piensa que hay tiempo para tener nuevo Gobierno antes de que acabe el año.

Las prisas en la dirección de PSOE y de Unidas Podemos, los dos pilares del Gobierno de coalición in péctore, son comprensibles. Los primeros creen que cuanto mayor sea la rapidez en el acuerdo, en la investidura y en la formación de Gobierno, menor será el riesgo de que aumenten las presiones en contra o de que crezca el número de viejas glorias socialistas que lo reprueben o combatan. En la dirección socialista, se considera que estos son muy pocos y que ya apenas tienen peso ni crédito ante los militantes, pero preocupa que la derecha y su prensa les pongan potentes altavoces para que se les oiga más, especialmente si de las negociaciones se desprende la impresión de que ERC va alcanzando sus objetivos.

Las prisas en Unidas Podemos se deben a que ven riesgos para el acuerdo incluso en el reciente lío interno con los despidos de dos empleados de la formación. Preocupa que les salpique algún escándalo, cierto o fabricado, que pueda poner palos en las ruedas de su camino hacia el Consejo de Ministros.

Las prisas de PSOE y UP son menos comprensibles si se examina el calendario de ERC y del independentismo para estas próximas semanas de diciembre. Va a encadenar cuatro puntos calientes. El lunes 16 se decide en una vista judicial en Bruselas si se entrega o no a Carles Puigdemont a la justicia española. El miércoles 18 se disputa en el Camp Nou el Barça-Real Madrid de fútbol que se aplazó el 26 de octubre porque iba a coincidir con una de las movilizaciones de los CDR tras la sentencia del procés, y aunque en Interior consideran que los riesgos de seguridad son ahora mucho menores nadie respirará tranquilo hasta que la cita deportiva pase sin graves problemas de orden público. El jueves 19 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea se pronuncia sobre la inmunidad o no de Oriol Junqueras en el Parlamento Europeo. El sábado 21 y el domingo 22 ERC celebra en Barcelona su 28º Congreso Nacional, en el que aprobará una ponencia estratégica que consagra su apuesta por ampliar las mayorías independentistas y buscar vías de acuerdo con el Estado pero sin descartar la unilateralidad.

Ante tantos focos de atención relevantes en pocos días, en Moncloa ya no se habla ahora de la semana que comienza el lunes 16 como la clave, y se han empezado a hacer cronogramas para las dos siguiente, la que empieza el lunes 23 y la que comienza el lunes 30, para ver cómo se encajarían los diversos hitos si antes hay acuerdo con ERC: un primer pleno de investidura de dos días en el Congreso; una segunda votación en caso de que fuera necesaria (que lo será) “cuarenta y ocho horas después de la anterior”, como dice el artículo 99 de la Constitución; el real decreto del rey con el nombramiento del presidente; la promesa del cargo y la toma de posesión del presidente, el anuncio de la composición del Gobierno y la toma de posesión de sus titulares... Demasiadas cosas para tan pocos días hábiles, pues el 25 de diciembre y el 1 y el 6 de enero son festivos, el 24 y el 31 semifestivos,

el 29 y el 2 son domingos... y el sábado 28... ¡los Inocentes, todavía algo así como el Día Nacional de las Bromas!

La sociedad laica de hoy se ha olvidado casi por completo de la fiesta cristiana de Los Inocentes (la matanza de niños ordenadas un 28 de diciembre por el rey Herodes para acabar entre ellos con Jesús de Nazaret), pero aún conserva en parte -especialmente en la prensa tradicional, precisamente la poco o nada amiga de Pedro Sánchez- la costumbre de gastar en esa fecha gastar bromas de todo tipo, inocentadas más o menos pesadas, razón por la que se suele evitar ese día para celebraciones o acontecimientos privados o públicos que después puedan ser tomados a broma. Incluso en la política: la Constitución Española vigente, la de 1978, fue aprobada en el Congreso y en el Senado en octubre de aquel año, ratificada en referéndum el 6 de diciembre, sancionada por el rey el 27 el mismo mes y publicada en el BOE no al día siguiente, como correspondía, sino el 29, para evitar que se la llamara la Inocente o la Inocentada si se hubiera publicado el 28. Había precedentes: a la de 1812, que fue promulgada el 19 de marzo de aquel año, fiesta de San José, se le quedó para siempre el nombre de la Pepa.

Del pacto entre PSOE y ERC ya no se discute tanto si lo habrá, se da por hecho en ambas partes que sí, sino el qué y especialmente el cuándo. A mediados de la semana pasada se extendió la idea entre los dirigentes del PSOE y de Unidas Podemos (UP) de que el acuerdo era inminente, que la investidura se podía producir en la semana del 16 de diciembre y que habría nuevo Gobierno en Nochebuena. El viernes 6, en uno de los corrillos en la conmemoración de la Constitución en el Congreso de los Diputados, Pablo Iglesias, que fue el que días atrás había dicho lo de Nochebuena, ya ampliaba su propia predicción “a Nochevieja”. Este lunes, la portavoz de ERC, Marta Vilalta, ya habla de “después de Navidad o después de fin de año”. En el PSOE, hay desde hace semanas algunos pesimistas -o realistas- que en privado dicen que ERC alargará el chicle de la negociación hasta bien entrado enero o incluso a febrero, para vender que con su resistencia ha sacado mejores contrapartidas y para tener tiempo a presentar el acuerdo en Cataluña como un triunfo no solo a su parroquia, sino a las del resto de formaciones, y especialmente a los de los otros partidos independentistas (Junts y la CUP), pensando sobre todo en que en pocos meses puede haber elecciones autonómicas.

En el Palacio de la Moncloa, sede de la Presidencia del Gobierno, este lunes 9 de diciembre -víspera del martes 10 en que se reúnen por tercera vez los negociadores de PSOE y de ERC- aún se piensa que hay tiempo para tener nuevo Gobierno antes de que acabe el año.