Condenan al jefe accidental de la Policía Local del cuarto municipio de Asturias a 18 meses de cárcel por acosar a un agente

El subinspector Fidel Fernández ejerció como jefe accidental de la Policía Local de Siero, el cuarto municipio de Asturias, en los períodos de ausencia del comisario, entre los años 2018 y 2022. En el desempeño de esta sustitución, uno de los agentes, Daniel M.G., le denunció por acoso laboral.

El acusado atribuyó la denuncia a una guerra sindical entre el CSIF, al que él pertenece, y el Sindicato Independiente de la Policía Local de Asturias (Sipla), al que el denunciante está afiliado.

El juzgado de lo Penal número 2 de Oviedo no ha dado credibilidad a su versión y le ha condenado a una pena de un año y seis meses de prisión y a la pena accesoria de inhabilitación especial para el ejercicio de su profesión durante el tiempo de la condena por su responsabilidad en un delito contra la integridad moral.

Los dos policías coincidieron en sus turnos laborales tanto inicialmente en las dependencias policiales ubicadas en la localidad de Lugones como posteriormente en la Comisaría de Pola de Siero.

La magistrada asegura en la sentencia que el jefe accidental era conocido en el ámbito policial “por su actitud vejatoria hacia otros compañeros”, de forma que el agente tenía conocimiento de la existencia de “algún caso” anterior de acoso laboral por parte del acusado.

Los episodios de tensión y enfrentamiento

El primer incidente se produjo en la Nochevieja de 2018. Sobre las once y media de la noche, el jefe accidental envió una foto al grupo de Whatsapp que llevaba el nombre “Bolsa de horas” e integrado por varios policías locales de Siero. En ella se veía la imagen de un ciclista cayéndose de la bicicleta y le puso como título: “Dani M. os desea FELIZ 2019”, ya que, según la sentencia, conocía que el agente había sufrido lesiones a causa de varias caídas cuando practicaba ciclismo.

La reacción del agente no se hizo esperar y le contestó con las siguientes frases: “Entiendo que estás borracho”, “Pero si quieres discutirlo a solas te lo explico en castellano”, “No le des tanto a la botella”.

Fidel Fernández le replicó con estas expresiones que reproducimos textuales: “Yes un payaso y lo sabes”, “y si quies explicame algo ya me dicrs donde quedamos porque lo promero que voi hacer va ser date dos ostiea”, “sunormal”, “que pasa, vas cogerla bici yespetaren la roronda?”.

Seguidamente, envió la foto del ciclista cayéndose seis veces más y la utilizó como icono del grupo al menos dos veces, siendo retirada por el administrador, quien finalmente eliminó al acusado del grupo. Antes de ser expulsado del grupo le dio tiempo a enviar una imagen de un animal dándole una patada a un oso panda con la palabra “payaso”.

El denunciante causó baja laboral todo el año 2019 tras sufrir un trastorno de ansiedad y el mismo día que le dieron el alta definitiva -enero de 2020- presentó en el registro municipal una solicitud por las vacaciones y días de asuntos propios correspondientes al año 2019.

Los coches-patrulla y los carteles

Su reincorporación al puesto de trabajo no mejoró en absoluto la situación de enfrentamiento entre ambos. Así, entre otros episodios, la magistrada relata una ocasión en la que Fidel Fernández requirió a Daniel y a otro agente para que emitieran un informe escrito sobre el motivo de la presencia de dos coches patrulla estacionados detrás del auditorio de Pola de Siero.

Según el fallo, los vehículos se encontraban ahí por una razón: “la parada de 15 minutos de descanso que los agentes realizaron para tomar un café en el transcurso de su jornada laboral”.

No fue, sin embargo, la última situación de tensión que vivía la plantilla policial. Según consta en la sentencia, a la que ha tenido acceso elDiario.es Asturias, el 8 de marzo de 2020 aparecieron en la Comisaría de Siero varios carteles donde aparecía la imagen de un varón tapándose la nariz y otros con la imagen de pastillas de jabón Chimbo. Unos carteles que estaban puestos “con el beneplácito del acusado, que no intervino para la retirada de los mismos”, añade.

Esta situación generó en Daniel un estado de nerviosismo que provocó que se enfrentara a otro compañero al que le espetó la frase: “Cuando quieras decirme algo quedamos fuera y me lo dices” y al que propinó “dos pequeños golpes” en la creencia de que había sido él quien había colocado los carteles.

El agente agredido no sufrió lesiones, pero sí denunció a Daniel por un delito leve de maltrato de obra por el que resultó condenado.

Al día siguiente, el acusado dirigió un escrito a la Concejalía de Personal del Ayuntamiento de Siero en el que tras ilustrar a modo de introducción sobre la baja psicológica de Daniel y su incorporación tardía tras el alta al considerar que disponía de permisos de asuntos propios y vacaciones “cuando no era el caso”, explicaba que había observado en él “conductas desafiantes”.

En ese mismo escrito, Fidel Fernández relataba el suceso de la noche del 8 de marzo de 2020 y solicitaba la adopción de una medida cautelar consistente en la retirada de su arma reglamentaria, su sometimiento a reconocimiento médico a fin de dilucidar si se encontraba en condiciones de prestar servicio como Policía Local, la apertura de un expediente disciplinario, su suspensión provisional hasta la resolución del procedimiento judicial, que aún no había sido incoado, y la superación del reconocimiento médico sugerido.

La 'inmediatez' de la reacción del alcalde

La propia magistrada hace constar en la sentencia que el alcalde de Siero, el socialista Ángel García, “con una inmediatez inusual y sin motivación alguna”, firmó a las ocho y media del 10 de marzo de 2020 una resolución decretando la retirada del arma reglamentaria junto a la documentación correspondiente en la Intervención de Armas de la Guardia Civil de Langreo.

Para llevar a efecto tal medida, ese mismo día el acusado solicitó los servicios de un cerrajero que procedió a abrir el armero de agente correspondiente a Daniel, haciendo uso de un taladro, sin previa notificación al afectado de la resolución municipal y sin requerirle para su entrega voluntaria.

Al día siguiente, en el transcurso de una reunión de trabajo matinal y en presencia de varios agentes de la Policía Local y de personal de la limpieza, el acusado, blandiendo la resolución del alcalde, se dirigió a Daniel diciéndole: “Ésta es tu nueva situación”, “Esto te pasa por estar mal asesorado”, y le indicó que no hacía falta que le entregara el arma porque ya había procedido él. Una vez finalizada la reunión, Daniel fue notificado oficialmente de esta resolución.

A partir de ese momento, el agente siguió desempeñando sus funciones como policía pero desprovisto de arma y, por tanto, sin protección.

La reincorporación del comisario

En abril de 2020 se reincorporó el comisario-jefe, José Manuel Fernández Rodríguez, cuyas funciones venía realizando el acusado, quien envió un escrito al alcalde solicitando la devolución del arma reglamentaria asignada a Daniel, que le fue entregada una semana más tarde.

La resolución judicial hace hincapié en que a raíz de estos incidentes y las frecuentes órdenes del acusado para realizar cometidos “innecesarios e impropios de su función como policía”, motivaron que Daniel dirigiera un escrito al Ayuntamiento de Siero denunciando “hostigamiento en el ámbito laboral” por parte de un superior.

Quirón Prevención apreció la existencia de indicios de ese acoso, lo que derivó en la activación del Protocolo Antiacoso el 12 de junio de 2020.

Esta circunstancia no fue óbice, sin embargo, para que continuara “la actitud despectiva” del acusado hacia Daniel que, según la magistrada, se mantuvo de forma constante: “Mofándose de él, ordenándole servicios innecesarios, evitando dirigirse directamente a él en su presencia cuando estaba delante un agente con titulación superior o un superior jerárquico y, en definitiva, mostrándole menosprecios reiterados”.

Entre 2021 y 2022, Daniel permaneció de baja laboral y actualmente continúa a tratamiento por estos episodios de acoso sufrido. Fidel Fernández ha sido condenado a pagarle una indemnización de 9.000 euros.

La sentencia no es firme y contra la misma cabe interponer un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Asturias.