Esplendor edulcorado
20 años dan para mucho. Tanto para convertir un club de colegio en una Sociedad Anónima Deportiva instalada en la elite del baloncesto español como para ser incapaz de liderar el paso definitivo de esa entidad hacia la autosuficiencia económica. Así, entre aciertos y errores, se ha movido el CB Gran Canaria ?entre 1990 y 2010? con Lisandro Hernández como presidente. Su dimisión, este martes (junto a otros ocho directivos), marca un fin de ciclo, sin discusión el más brillante hasta el momento de la historia, en la institución claretiana.
Vicepresidente con José Moriana, Lisandro Hernández tomó la dirección del club en 1990 tras un descenso a Primera división. Desde entonces hasta hoy, el Granca se ha pasado 16 temporadas de militancia en (las últimas 15 de manera consecutiva) en las que pasó de simple aspirante a lograr la permanencia cuanto antes en la categoría a postulante casi fijo en la carrera por disputar fases finales de del Rey (meta alcanzada en seis ocasiones), por entrar en competición europea (ocho presencias) o por lograr la clasificación para los playoffs por el título (siete participaciones en las series finales).
Justo ahí, en el desarrollo al alza de la trayectoria deportiva de la entidad, reside en gran parte el éxito de la gestión de Lisandro Hernández (y su directiva) en el CB Gran Canaria. Aunque tal vez sería más concreto apuntar, en este caso y sin restar ni un solo punto en la capacidad de acierto del presidente saliente, en su talento para delegar en Berdi Pérez (primero) e Himar Ojeda (después). La labor y la puntería de ambos, como directores deportivos del club, ha sido fundamental para encontrar una explicación a la progresión del equipo dentro de
Hombre de baloncesto, Lisandro Hernández cimentó la consolidación del CB Gran Canaria a partir de las victorias. Los triunfos, combinados con el mecenazgo incuestionable del Cabildo (propietario de la entidad desde su conversión en Sociedad Anónima Deportiva en 1992) y con la habilidad del propio presidente para no levantar en exceso la voz para repeler todo tipo de polémicas, han concedido una prolongada estabilidad (en casi todos los ámbitos) al club.
Deficiente gestión económica
Pero, en 20 años de aparente avance constante, el Granca ha dejado escapar múltiples trenes que viajaban hacia un estadio superior. Lejos del límite de profesionalización mínimo en departamentos vitales (para lo que exige una competición como ), el club ha sido incapaz de alcanzar ?ni siquiera de rozar la aproximación? la autosuficiencia económica.
Durante los últimos 15 años de presencia en la elite del baloncesto español, los patrocinadores (Canarias Telecom, Grupo Dunas y Kalise) llegaron por gestiones realizadas directamente por el Cabildo y los tres abandonaron ?con cierto malestar por el trato percibido? antes de tiempo sus compromisos de esponsorización.
El Cabildo, en dos ocasiones muy concretas (en dos operaciones distintas y lideradas por Gonzalo Angulo y Rosa Rodríguez), tuvo que acudir al rescate económico de la primera (en 2002), la corporación insular logró que el CB Gran Canaria evitara una causa de disolución con la concesión, por un periodo de 50 años, del usufructo del Pabellón de de San José. En la segunda (en 2006), una generosa partida extra puso a cero el contador en las cuentas de la entidad claretiana.
Las ayudas del Cabildo, desde 1992 hasta hoy, no se reducen a esos capítulos. Además ha tenido que aportar, en total, unos 12 millones de euros (dos mil millones de pesetas) para equilibrar los presupuestos (no cubiertos por la directiva) del CB Gran Canaria al final de las últimas cinco temporadas. Un precio muy elevado que se quiere recortar ahora, justo cuando una cruel crisis amenaza con limitar el radio de acción de la corporación insular en todos los ámbitos.
Y ha sido esa incapacidad para multiplicar los recursos propios, torpeza que ha degenerado en la dependencia casi absoluta de los auxilios de Papá Cabildo, lo que ha provocado un fin de ciclo en el CB Gran Canaria. Incluso, pese a los buenos resultados deportivos ?poso que quedará para el público de análisis superficial?. Es, simplemente, el resultado de alcanzar un esplendor edulcorado.