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Un autogol de Mellot y un partido sin decoro provocan otra derrota del Tenerife

Appiah intenta controlar ante Camara

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —
11 de septiembre de 2022 20:25 h

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A tono con la indumentaria, el Tenerife interpretó en Ibiza su libreto negro y se llevó otra derrota hiriente en la que sumó tal cantidad de deméritos que al Ibiza le dio con meter mejor el pie en las pugnas y menos la pata en las situaciones comprometidas. La tercera derrota del curso lejos del Heliodoro respondió este domingo a una deserción colectiva en la actitud del equipo salpimentada por la lesión temprana de Dauda, el error de Mellot que provocó el 1-0 y una gestión de los cambios peculiar que provocó el debut de Aitor Buñuel (como medio de banda).

Del fracaso blanquiazul en Can Mises participaron −por la implicación de aquella manera− todos sus futbolistas, excepción de Mo Dauda, relevado en el minuto 10 por Appiah tras golpearse la espalda cayendo de un salto. Y el examen individual es aún más desolador porque después de hora y media, el mejor fue Teto (tirado de nuevo a la banda izquierda con más ilusión y menos errores que cualquiera de los profesionales), en lo que el resto del elenco incumplía con sus roles una y otra vez, salvo el cuarto de hora anterior al descanso −aseadito− que dio para tres remates (Waldo, Garcés y Gallego), aunque todos por fuera.

En esa sexto de obra, pareció coger carga el Tenerife: más profundo Waldo, los puntas hablando el mismo idioma y el bloque tirado veinte metros adelante para negarle la salida al Ibiza. No embocó ningún tiro, pero exhibió más compromiso y guardó las espaldas el rato que le llevó hasta la pausa con cierto decoro.

Entre tanto, lo que el Tenerife produjo −como luego el arranque del segundo acto hasta el autogol− le iba amañando un empate de circunstancias que, tal y como anda a estas alturas del curso, le habría sabido a gloria. Aun sin medio juego −sin ritmo Aitor o Corredera, fatal el capitán, perdiéndose en controles chafados cuando no llegando tarde a las pugnas−, desconectados sus delanteros con el resto del mundo, concediendo una catarata de balones caídos al área por la blandura de los centrales, la lista de materias no atendidas era inacabable, pero no producía otro efecto que un marcador inalterado.

Al Tenerife le faltaba una segunda tragedia después de perder a Mo Dauda y padecer la inanidad de Appiah, antes tirado al flanco o como segundo delantero, cuando a Garcés también le pudieron los calambres. La firmó Mellot culminando otra segunda jugada manejada por los locales que les permitió meter un balón al área chica a ver lo que pasaba, siendo que el lateral francés se mal perfiló para cortar el pase y le salió un control que batió a Soriano.

El gol surtió como el último golpe para dejar al Tenerife dando otro baile de tumbos con media hora larguísima por jugar. Antes del 1-0 ya había entrado Teto −puede que a poquitos acabe por ser titular antes de Navidad− y Ramis se topó con el enésimo contratiempo indeseado −Iván se quedó sin cambio por una molestia en el hombro− que limitó su tercera ventana de relevos a dar la alternativa como tinerfeñista a Aitor Buñuel.

Pudo el técnico optar por Ibra como pareja de Aitor Sanz y devolver a Corredera a un extremo, pero prefirió exhibir al lateral navarro −también antes que a David con Mellot por delante− por la calle del siete. Mediado septiembre, no sorprende lo visto: Aitor no está todavía para competir sin desdoro e Ibra puede que sueñe con el del Racing como aquel día en el que jugó con el Tenerife un encuentro oficial.

Y así los despropósitos hasta el último aliento. Entre llegadas locales mal definidas, con Sipcic acalambrado y Gallego tocado por un traspié, solo tuvo el Tenerife un remate limpio de Teto (m.87) que no cogió puerta, pero se acercó al palo largo de Fuzato. Lo que en otra tarde no hubiera valido como reseñable, hoy fue lo único.

Le caben al Tenerife mil y un motivos para explicar este desconcertante primer mes de Liga. Apunten, entre otros, el efecto secundario del no ascenso, una pretemporada apresurada, catorce bajas y diez altas o una acumulación de lesiones desconocida. Y, especialmente, la pérdida de la condición de equipo fiable. Así, por el juego, los mecanismos no aflorados y hasta por los ausentes está a tiempo de esperar el Tenerife antes de que el tinerfeñisimo entre en la fase de histeria.

Pero habrá que convenir en que la lucha, inexistente en Ibiza, no se negocia.

(1) UD IBIZA: Fuzato; Grima, Martín, Juan Ibiza, Javi Vázquez (Escobar, m.54); Cristian Herrera, Appin (Gálvez, m.85), Morante, Suleiman (Azeez, m.76 ); Ekain (Nolito, m.76) y Darío (Castel, m.54).

(0) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Carlos Ruiz, Sipcic, Nacho; Waldo (Aitor Buñuel, m.72), Aitor Sanz, Alex Corredera, Mo Dauda (Appiah, m.10); Borja Garcés (Teto, m.60) y Enric Gallego.

GOL: 1-0, m.63: Mellot, en propia puerta.

ÁRBITRO: Andrés Fuentes Molina (Comité Valenciano). Aonestó a Martín (m.20), Escobar (m.68), Herrera (m.87), Futazo (min. 90+2) y Morante (90+6) y a los visitantes Nacho (m.12), Aitor Sanz (m.62) y Carlos Ruiz (m.83).

INCIDENCIAS: Partido de la quinta jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio Palladium Can Misses ante 2.390 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por Iván Verdera, jugador de categorías inferiores, fallecido en un accidente en Formentera.  

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