La muralla china
En China no se respetan los derechos humanos. Ni la libertad de expresión, religión o prensa. El Partido Comunista Chino (PCCH) es el partido único. En
El régimen chino será el anfitrión, bajo la complicidad que marcan los intereses comerciales del resto del mundo, de un acontecimiento cuyos valores no respeta. En la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos estarán presentes jefes de estado de todo tipo y condición (desde presidentes a reyes) que, obedientes a las reglas del feroz juego capitalista, se taparán la nariz para no percibir el tufo que deja la ausencia de libertades en China y ni siquiera se sonrojarán ante tanta injusticia.
La delegación española, que no secundará la idea lanzada por la ONG Reporteros Sin Fronteras de un boicot de autoridades -no de atletas- a los Juegos Olímpicos, estará encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Le acompañarán el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, los Príncipes de Asturias y el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky.
Entre tanta canallada, los Juegos Olímpicos ofrecerán, paradójicamente, una oportunidad para el pueblo chino. Porque todo país que acoge un acontecimiento de esta magnitud se vuelve permeable. Porque por alguna grieta, que no controlará el régimen comunista-capitalista, China abrirá sus fronteras. Porque la historia del mundo, como apuntó Albert Camus, es la historia de la libertad. Y en la cronología más reciente existen dos buenos ejemplos: Rusia y Corea del Sur.
En 1980 la URSS organizó, en Moscú, los XIX Juegos Olímpicos de la Era Moderna. Cinco años después Mijail Gorbachov (secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética) puso en marcha la Perestroika. Poco después, en 1988, en la URSS se reconocieron los derechos humanos y se abolieron los principios de Stalin y el marxismo estalinista. Y, acto seguido, en 1989 cayó el Muro de Berlín y, conjuntamente, el telón de acero.
28 años después de los Juegos Olímpicos marcados por el boicot de Estados Unidos y que tuvieron al oso Misha como mascota, la situación en la Rusia que maneja a su antojo Vladimir Putin no es idílica, pero es considerablemente mejor -sobre todo para las ex repúblicas soviéticas- que bajo el régimen comunista.
Democracia coreana
En 1981, cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) eligió a Seúl como ciudad organizadora de los XXI Juegos Olímpicos de la Era Moderna (1988), el régimen dictatorial del general Chun Doo-hwang gobernaba en Corea del Sur bajo la ley marcial. En seis años, y tras una represión brutal, enfrentamientos, huelgas y fraudes electorales, el país asiático alcanzó en 1987 una democracia plena y estable. Ahora es una de las potencias económicas de la zona y goza de un sistema de libertades públicas.
Los Juegos Olímpicos de Pekín finalizarán el 24 de agosto, tras tres semanas en las que los deportistas serán los grandes protagonistas por sus gestas. Caerán récords mundiales, saltarán más lejos y más alto. Las medallas se repartirán con justicia. Pero ojalá el 25 de agosto tantas hazañas no hayan encubierto, junto a funestos alicientes económicos, la legitimación de un régimen totalitario.