Espacio de opinión de Canarias Ahora
Alicia Croft mata inmigrantes
Así era el videojuego que ayer tarde colgaron en su página web las juventudes del PP catalán. En el eje del mal también estaban las colas de parados y una sopladera roja con la palabra “impuestos”. El jugador también podía eliminarlos para ganar puntos en el videojuego llamado “rescate”. Como retiraron el juego de su web unas horas después, no sabemos si tras rescatarnos de esos seres tan inmundos como los inmigrantes y los independentistas catalanes, Alicia Croft nos llevaría al castillo de Lara Croft, la aristócrata inglesa en la que se inspiró el video juego. Un simple detalle: Lara Croft era una niña bien que sus papás enviaron a estudiar a Suiza, osea, que fue inmigrante en Suiza y pudo regresar a Inglaterra o recorrer muchas países como arqueóloga porque nadie le pegó un tiro después de calificarla “inmigrante ilegal”.
El PP ordenó anoche retirar el videojuego porque, según ellos, la empresa encargada de elaborarlo cometió el error de poner “inmigrantes ilegales”, donde debía poner “mafias ilegales”. Una excusa inventada sobre la marcha para salvar la cara por la que se les venía encima. Me gusta eso de “mafias ilegales”, debe haber mafias legales a las que Alicia Croft no va a disparar nunca, por ejemplo la gentuza de la trama Gürtell, quizá el bigotes y Correa también podrían aparecer en el video juego y Alicia se los podría ir comiendo, mientras hace la digestión de los toros o los burros.
No son nada originales estos cachorros de Rajoy. Ya en el 2009 la ultraderechista Liga Norte de Italia publicó en Internet un juego en el que se ganaba puntos disparando contra los inmigrantes que se acercaban en pateras a la costa italiana. Sin recurrir a las nuevas tecnologías, con el método más rudimentario del panfleto político, un concejal de Badalona del PP difundió entre sus vecinos unos folletos donde se podía leer “no queremos rumanos”. Alicia Croft dijo que los panfletos se dejaron de repartir y que no iban a abrirle un expediente disciplinario.
El PP está usando las elecciones catalanas como un experimento. Saben que no tienen ninguna posibilidad de gobierno, por eso el equipo de Rajoy aprovecha para soltar mensajes que le permitan conocer la reacción del electorado. Si dan votos, los repetirán en las autonómicas y, sobre todo, en las generales, si producen rechazo retirar esos mensajes. Crisis, inmigración e independentismo catalán protagonizan el eje del mal en este momento. Si a ETA se le ocurre mostrar interés en abandonar las armas antes de que Rajoy llegue a la Moncloa, entonces sumaremos la “claudicación” ante los terroristas a esa lista de maldades.
Puestos a experimentar, a lo mejor el PP se quedó corto. Hubiera sido bello ver a Alicia Croft disparando sobre una ayuntamiento donde se estaba celebrando la boda entre dos hombres, eso que no debe llamarse matrimonio aunque lo diga el Tribunal Constitucional, después Alicia se comería un burro y seguiría volando sobre la gaviota Pepe hasta la sede de UGT o de CCOO, allí dispararía contra sala de juntas donde están reunidos los delegados sindicales. Una vez respuestas las fuerzas y tras comerse un toro se dirigiría a una clínica y dispararía contra la sala donde están realizando un aborto. Puestos a buscar enemigos, se me ocurren muchas tribus que no son la referencia ideal: familia católica, ¡española!, con hijos heterosexuales que estudian en colegios del Opus.
Los discursos políticos racistas se sabe como empiezan pero no cómo pueden terminar. Adolf Hitler aprovechó la gran crisis económica de 1929 para promover un discurso racista, basado en el rechazo a los comunistas y los extranjeros. Los nazis pasaron de 12 escaños a 230 diputados. Hitler ordenó cambiar su ciudad de nacimiento en su biografía para convertirse en alemán puro. El racista Nicolas Sarkozy, hijo de aristócratas húngaros, también accedió al poder con un discurso racista después de ejercer mano dura como ministro del interior contra jóvenes franceses (hijos de emigrantes) que se manifestaban por sus derechos sociales.
Mariano Rajoy también se crió en una familia que tuvo que emigrar para no pasar hambre en Galicia. Ese dato lo recuerda siempre Rajoy cuando va a pedir el voto a los gallegos que viven en el exterior. Pero cuando se trata de pescar votos en el río revuelto de los sentimientos primarios y xenófobos, la biografía personal se convierte (como en el caso de Hitler y de Sarkozy) en un inconveniente. Y así pasamos a promover los jueguitos de Alicia Croft, que no servirán para llegar a la Generalitat de Cataluña, pero son una semilla que podrá germinar la mala hierba de la xenofobia. Alicia Croft mata a los inmigrantes que bajan en paracaídas, pero no a los que están en estos momentos limpiando las casas, trabajando sin contrato en la agricultura, cuidando a los viejitos o llevando a los niños al cole. Esos los dejamos vivos, en la economía sumergida, limpiándonos la mierda de nuestros chalecitos mientras nosotros participamos en las tertulias de Intereconomía o damos los mítines xenófobos durante la campaña electoral.
Otros artículos en el Blog Somos Nadie
Juan GarcÃa Luján
Sobre este blog
Espacio de opinión de Canarias Ahora
0