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El cinismo del Partido Popular
Si les dijera que el cinismo del Partido Popular me asombra, les estaría mintiendo. Desde que esta presunta mafia de ladrones se llamaba Alianza Popular sabía cómo se las gastaban Fraga Iribarne y los siete magníficos fundadores, los Laureano López Rodó, Federico Silva Muñoz, Gonzalo Fernández de la Mora, etc. Ahora con el escándalo de Luis Bárcenas que abarca incluso la época del tal Fraga, se confirma una vez más que son unos presuntos delincuentes, y lo grave es que gobiernan en España. Pero el cinismo del Partido Popular se viene a confirmar una vez más en el presente, y por poner unos ejemplos recordemos que Rajoy dijo en Berlín delante de Ángela Merkel que lo publicado por “El País” es falso, salvo algunas cosas. Claro que no dijo cuáles eran esas cositas, de eso nada y lo mejor es mirar para otro lado, que el horno no está para bollos. Lo que me pone los pelos de punta es que Rajoy dijo en Alemania que se siente “con las mismas ganas, ilusión, fuerza, coraje y determinación”, aunque no explicó si era para seguir cogiendo sobres de la mano de Bárcenas. Ya dijo hace días que no le temblará la mano, aunque no sé si se refería para luchar contra la corrupción que anida en su partido, o para seguir sobrecogiendo a todo el mundo mundial.
La que tampoco tiene desperdicio es la ministra de Economía, Ana Matos, que ha recibido regalos junto a su exmarido, Jesús Sepúlveda. Las prebendas consistieron en tres cumpleaños de sus hijos, por un valor de 11.500 euros, y varios viajes de turismo por un importe total de 50.000 euros (cincuenta mil euros), y a vivir que son dos días. Francisco Correa, el jefe de la mafia de Gratel, pagó a Jesús Sepúlveda otros 75.000 euros con destino a la sede del Partido Popular en Pozuelo, de donde era alcalde el ex marido de Ana Matos antes de ser imputado en el sumario de mayor escándalo de toda la historia de España, y cuya única víctima hasta ahora ha sido el juez Baltasar Garzón, que destapó todos los robos de dinero público presuntamente cometidos por cargos del Partido Popular.
Pero para refrendar el cinismo “popular”, el Vicesecretario de Organización del partido dijo que a Jesús Sepúlveda, que lo enchufaron en Génova cuando cesó como alcalde de Pozuelo, no lo podía despedir porque “había que respetar el Estatuto de los Trabajadores”. A Sepúlveda le respetan el Estatuto de los Trabajadores, y a los trabajadores con la reforma laboral los despiden sin causa justificada y con un máximo de 20 días por año trabajado. La parte ancha del fonil para Sepúlveda y la estrecha para los trabajadores de a pie. Pero todo esto, la actuación del Partido Popular prácticamente desde su fundación nace de la falsa transición democrática española, que sólo tuvo el nombre de democrática y nada más. Para tener una somera idea de la influencia de la extrema derecha española hasta en los tiempos presentes no hay que ver sino los capítulos elogiosos escritos en la Real Academia Española de la Historia a favor del fascismo español e incluso del dictador General Francisco Franco. Una vergüenza.
Mientras en Alemania, Italia, Italia, Portugal, las víctimas del fascismo han sido honradas y asistidas materialmente, en España todavía la Memoria Histórica trata de recuperar los huesos de los asesinados por los franquistas y enterradas en fosas comunes. De aquellos polvos vienen estos lodos, que afectan a una Monarquía impuesta por el dictador, y que ahora aparece en entredicho y con un yerno de J.C. Borbón, Iñaki Urdangarin, empalmado, y además imputado.
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