Espacio de opinión de Canarias Ahora
Una cuestión de dignidad
Previamente, como saben, el Ejecutivo pepero había varado en el dique seco a las energías limpias con la connivencia entusiasmada del ministro Soria; la Lotería que nos tocó, ya saben. Ni siquiera se atrevió Soria a comparecer, junto a la vicepresidenta Sáenz de Santa María en la rueda de Prensa en la que se informó de la decisión del Consejo de Ministros. Desperdició la ocasión de mostrarnos, en su mayor esplendor, la chulería política tan de su gusto diciéndonos, por ejemplo, que nos tragáramos las prospecciones como nos hizo tragar el banderón, con la ayuda de Bravo, claro.
Soria participa, claramente, de la plena disposición del Gobierno central de favorecer los intereses de Repsol a costa de los indígenas isleños. Por si alguien no se ha enterado todavía, las prisas para avanzar los permisos de prospección las determinó el deseo de Rajoy de ahorrarle a la petrolera el gasto de ciento y pico millones que hubiera tenido que hacer de no obtener las licencias antes de enero de 2013 en que entrará en vigor una normativa europea demasiado exigente para la delicada sensibilidad de su bolsillo. Y a eso se debe la diligencia soriana.
Al conocer la noticia, comparecieron en improvisada rueda de Prensa los presidentes del Gobierno canario y de los cabildos de Lanzarote y Fuerteventura. Expusieron sus razones y llamaron a cerrar filas. Sobre la mesa quedó el compromiso de Paulino de hacer todos los esfuerzos necesarios para emplear cuantos medios estén a su alcance para defender a las islas de semejante atropello.
Porque no puede calificarse sino de atropello que el Gobierno de Rajoy, con una visión deformada de lo que es la mayoría absoluta, imponga manu militari, por las bravas, una decisión que, además de poner en peligro la economía de las islas, se pasa por el arco del triunfo a los canarios, a los de cualquier pelaje: tanto a los que se oponen a las prospecciones como a los que están a favor, que tampoco han sido tenidos en cuenta para nada, aunque les quede el consuelo de que sarna con gusto no pica. Me resultaron indecentes, en este sentido, las declaraciones del pepero Manuel Fernández, el viernes mismo, que sigue hablando de los tremendos beneficios que supondría para las islas el petróleo jugando, una vez más, con la ignorancia de muchos paisanos nuestros que figura entre los principales activos electorales del PP.
Como creo que el asunto está planteado ya con suficiente claridad, no insistiré. Los argumentos están ahí y la batalla a la vuelta de la esquina. Solo añadiré que se trata también y sobre todo de una cuestión de dignidad social y política y peor lo vamos a tener como agachemos la cabeza.
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