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Elegía de la libertad de opinión

Rafael González Morera / Rafael González Morera

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Me respondió con un escueto y lacónico “sí, por supuesto”.

¿Y si critico al Partido Socialista, si recuerdo los graves errores del felipismo, con aquello de los Fondos Reservados, el GAL, los delitos económicos??

“Sí, escribe lo que te la gana”.

“Y si critico a Juan Fernando López Aguilar, a José Miguel Pérez, a Jerónimo Saavedra??.

“Sí, y si quieres me criticas a mi, pero no te pases, ya sería el colmo”.

Vale Carlos, confío plenamente en tu palabra, le dije, y he criticado hasta ahora incluso a López Aguilar. Y también a Felipe González, que creo cometió muchos errores, que ahora no voy a enumerar porque sería un rollo, y después de las fracasadas intentonas de Joaquín Almunia y Pepe Borrell, llegó José María Aznar al poder para darnos la vara y el coñazo, y si Aznar llegó a presidente fue por los errores del felipismo, y menos mal que afortunadamente a nivel nacional surgió Zapatero, un político en el que no creía inicialmente, que le ganó a Pepe Bono por dos votos en un Congreso Nacional del PSOE acongojante y emocionante, y que luego con un nuevo talante, paso a paso, metro a metro, ha venido demostrando que es un estadista de altos quilates. Qué es un político más de izquierda que Felipe González y que por eso la derecha le tiene tanto miedo, tanto odio visceral, tanto pánico.

Con respecto a los políticos canarios, me he permitido en las publicaciones que dirige Carlos Sosa, discrepar de Juan Fernando López Aguilar, al que conozco y aprecio desde que commenzó de jovencito a publicar en La Provincia sus caricaturas, a José Miguel Pérez, que aparte de su prestigio profesional se ha convertido en un excelente político, y también a mi amigo Jerónimo Saavedra con el que he tenido nuestros más y nuestrtos menos, cuya candidatura apoyé públicamente en mayo pasado y ahora le digo que no está funcionando en el Ayuntamiento como debiera. He mostrado mis diferencias con Juan Fernando López Aguilar con su renuncia al Parlamento de Canarias para irse de candidato al Parlamento de Europa, en vez de seguir apostando con firmeza por liderar la oposición en Teobaldo Power, y aunque Carlos Sosa no está de acuerdo conmigo, tanto en el periódico como en la radio he dicho y escrito lo que me ha salido de mis entrañas telúricas, aunque de sabio es rectificar, ahora estoy pensando que López Aguilar puede hacer oposición desde Estrasburgo, y movilizarse con el móvil, porque además Rivero y Soria son unos troncos políticos a los López Aguilar supera desde una cabina telefónica de las antiguas.

En CANARIAS AHORA vivo una elegía de la libertad de expresión. A veces lastimero, triste, acongojado, afligido, elégico enana palabra.. Mi aflicción no es precisamente por lo que me pueda influir Carlos Sosa, cofundador conmigo, Paco Sardaña, Pepe Alemán y otros jóvenes periodistas del periódico Canarias7. Mi tristeza y congojo es por lo que veo actualmente en ese diario al cual contribuí a sacar delante de la nada, y que ahora anda desbarrando de un lado para otro, sin norte, sin dirección, sin frenos, sin embrague, perdido en la mar y sin remos para poder gobernarlo decentemente.

Hay quienes no calibran lo que significa un medio de comunicación que permita a sus periodistas hacer una información veraz, coherente, rigurosa y seria, y mucho menos cuando entramos en el terreno de la opinión. Agüita, ahí viene normalmente el tío Paco con las rebajas.

¿Qué me dicen si a estas alturas de esta parida mental si me critico a mi mismo?. Eso se llama autocrítica, y me acuso de haber sido miembro de dos instituciones de las que ahora estoy muy lejos, la primera la Iglesia Católica, que por influencia familiar y en plena dictadura franquista, era más o menos lógico y hasta natural que los niños de la época nos integráramos en tal asociación religiosa, y más aún teniendo en cuenta que mi abuela era más católica que el Papa de turno. Para que se den una idea, en casa de mi abuela, que vivía en el piso de encima de mis padres, no se comía carne ningún viernes de cada semana. No sólo en Viernes Santo, sino todos los viernes el condumio era un sanchocho, o pescado en todas sus variantes, o verduras y ensaladas, Pero la carne estaba prohibida. Cuando allá por mis trece o catorce años me enteré de lo que era la bula, que quién pagaba a la Iglesia Católica podía zamparse un chuletón incluso en Semana Santa, me empecé a mosquear, y cuanto tuve más tarde conocimiento de las concomitancias, incluso el apoyo activo de la Iglesia Católica a la dictadura franquista, la ruptura fue no sólo ideológica, sino también visceral. No les digo nada ahora de lo que pienso de Rouco Varela, me solidarizo con lo que dijo su sobrina de tal personaje.

Más tarde, cuando cumplí los 16 años intenté ingresar en las Juventudes Socialistas, y me fui una tarde lluviosa de noviembre a ver a Felo Monzón a las Academias Municipales, y cuando le plantee mi intención me mandó a callar, no fuera que nos oyeran las paredes, y pronto me di cuenta que el Partido Socialista no funcionaba. Un año más tarde Tony Gallardo, en Latitud 28 que funcionaba en el Real Club Victoria, me reclutó para ingresar en el Partido Comunista de España, que por entonces era otra especie de religión, pero que al menos luchaba ideológicamente contra la Falange y el Movimiento Nacional franquista. Era le época tenebrosa de las clases de Formación del Espíritu Nacional, de Religión Católica aunque no tragaras sus teorías y sus prácticas, la época en la cual en la playa de Las Canteras los chicos y las chicas teníamos que ir muy tapaditos, y mantener las distancias so pena de caer en pecado mortal. Con Toni Gallardo viví unos años políticos inolvidables, admiré su gran categoría política y también de artista, de escultor, y más tarde llegó José Carlos Mauricio al PCE, y confieso que al principio me cautivó, me convenció, pero luego sufrí una profunda decepción. Ya explicaré esto en otro momento.

Pero volviendo al presente, a mi presente periodístico, ahora puedo criticar a Soria, Paulino Rivero, Juan Fernando López Aguilar, José Miguel Pérez, a Zerolo y la ATI chicharrera, y al susumcorde. Y he rejuvenecido escribiendo en un periódico digital, que es el futuro del periodismo, según incluso afirmaba recientemente Juan Luis Cebrían, consejero delegado de PRISA, que prevé que dentro de diez años los periódicos de papel van a entrar en una profunda crisis.

Mientras todo esto ocurre, los paquitos, manolitos y pepillos de Canarias7 lo único que hacen es copiar lo que les dicta Juan Francisco García González, un sátrapa que va a dejar un recuerdo amargo en Canarias. Algunos que le rodean son chabacanos mercenarios sin espejos a los que puedan mirarse, que desdicen del periodismo canario. Pero estoy seguro que la mayoría de estos personajillos no entenderán nada de este escrito, moldeado en una elegía que espero sustituir algún día por una alegría cuando desaparezcan los sátrapas de la política y del periodismo.

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