Espacio de opinión de Canarias Ahora
Los errores de Borbón Grecia y Rajoy Brey
Creo que el jefe del Estado, Felipe Borbón Grecia, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy Brey, se están equivocando gravemente con el propósito de activar el artículo 155 de la Constitución. El discurso del ciudadano Borbón sin referirse a una moderación, al diálogo, ni siquiera dar unas palabras de ánimo a los casi novecientos heridos por la policía y guardia civil el 1 de Octubre, empeoró la situación y el rechazo popular. La rebelión democrática de Catalunya contra el “predominio” de España ha confirmado una vez más que siguen existiendo dos Españas, una ha sido la dominante que alcanzó su máximo desarrollo cuando la dictadura del General Franco, que duró cuarenta años, y que ha continuado luego con otros tantos años de bipartidismo del PPSOE, con el gran dominio que han tenido las fuerzas conservadoras sobre el aparato del Estado; en las finanzas, el soporte de la Iglesia Católica, y sobre la gran mayoría de los medios de información en la llamada transición de la dictadura a la pseudemocracia. Es cierto que con la monarquía franquista/borbónica se consiguieron algunos cambios importantes, pero aunque se ha diluido algo el feroz centralismo franquista, España sigue siendo un Estado uninacional en cuyos aparatos continúa reinando (nunca mejor dicho) la cultura heredada del régimen anterior, y además ignorando a las otras naciones que conforman el Estado español.
Hay otra visión acrecentada en el siglo XXI en el que vivimos que es la plurinacional y plurilinguística, que defienden que en España hay varias naciones con distintos idiomas y culturas que deben asociarse por la fuerza de la razón, y no ser combatidas por la razón de la fuerza. La primera es la más defendida por la cultura republicana, promovida históricamente por las izquierdas, hasta que llegó el PSOE de Felipe González y mandó a parar. En la II República se defendió la visión de la nación de naciones, hasta que llegó el general Franco y mandó a parar, dio un golpe de Estado militar y luego ganó una guerra civil de tres años ayudado por Hitler y Mussolini, incluso con el apoyo “fronterizo” del dictador portugués Oliveira de Salazar. El presidente catalán Lluis Companys quería un Estat catalán, una Cataluña en una España republicana federal (cómo existe en Estados Unidos y en Alemania, por citar sólo dos ejemplos), y quería ayudar a establecer una nueva nación de naciones que saliera de las catacumbas, de las cavernas, y fue encarcelado por el Gobierno de derecha republicano del bienio negro en 1934, (en la República la derecha gobernó desde 1932 a 1934), y luego fue fusilado por Franco en 1940 al ser detenido en Francia y entregado por la Gestapo alemana a la policía franquista. Pablo Casado, del Partido Popular, se alegra públicamente del fusilamiento de Companys, lo que para mí le invalida para estar en el Congreso de los Diputados, hay que recordar además lo que dijo de los hijos y nietos de los fusilados por los franquistas que todavía están tirados en cunetas “que se acuerdan de ellos para pedir subvenciones”. La visión plurinacional de la República a partir del triunfo de las izquierdas en febrero de 1936 fue reprimida salvajemente por los militares franquistas y la Falange de Primo de Rivera. El derecho de autodeterminación de todos los pueblos del estado español fue defendido por todos los partidos de izquierda, españoles y catalanes, hasta la derrota de la República en 1939.
Pero la visión uninacional fue impuesta por el Ejército español y el padre del actual jefe del Estado, Juan Carlos Borbón Borbón, pero las izquierdas catalanas nunca abandonaron ese compromiso de la España plurinacional, iniciativa que se acrecentó desde noviembre de 2003 con el Pacto del Tinell, que tras las elecciones autonómicas desalojaron a CiU del Govern y nació el tripartido formado por el PSC, ERC e ICV-EUiA (la Izquierda Unida Catalana) con el compromiso de reformar el Estatut, y el socialista Pascual Maragall propuso uno ampliado en 2006 que primero fue descafeinado por el Tribunal Constitucional, y en 2010 definitivamente rechazado, que definía a Catalunya como nación dentro del Estado español, y que pese haber sido votado y aprobado por el Parlament, por las Cortes españolas, y en referéndum por el pueblo catalán en última instancia, fue vetado por el Partido Popular que controlaba, y continúan controlando el Tribunal Constitucional. El catedrático de Derecho Constitucional, Javier Pérez Royo, ha señalado que aquella decisión fue “un golpe de Estado en el que se violó la soberanía popular”. Pérez Royo es andaluz, concretamente nacido en Sevilla, y defiende actualmente el derecho a decidir de Catalunya. A partir de ahí comenzó la penúltima rebelión democrática del pueblo catalán (habrá otras) y que ha culminado con el referéndum abortado por el Estado español el 1 de octubre, con una salvaje represión policial para impedir que el pueblo ejerciera el libre derecho a votar democráticamente.
Para mí está claro que la gran crisis existente en España proviene de la cultura franquista, del centralismo castellano, de la sociología de la dictadura. Hay que recordar que el Partido Popular fue fundado en 1977 por políticos franquistas, con Manuel Fraga Iribarne como líder del nuevo partido llamado Alianza Popular, y en el que se integraron fascistas como Cruz Martínez Esteruelas, Federico Silva Muñoz, Licinio de la Fuente y de la Fuente, Laureano López Rodó, y Enrique Thomas de Carranza, todos ellos de extrema derecha, con lo cual desde primera la extrema derecha está integrada en el Partido Popular. Y que ahora mismo incluso el que fue el periódico más progresista hace cuarenta años, se ha convertido en un medio informativo reaccionario. No obstante El País estuvo dirigido desde el primer momento por Juan Luis Cebrián, cuyo padre fue director del periódico de Falange, Arriba, y que en su juventud dirigió los informativos de Televisión Española por recomendación de Fraga Iribarne. Pero tras una inicial etapa ilusionante, en la cual durante cuatro años fui corresponsal, ahora pone todo el peso de su línea editorial, y en las opiniones de la mayoría de sus periodistas, en una posición ultranacional, uninacional, justificando incluso la represión llevada a cabo por la policía y la guardia civil el 1 de Octubre en toda Catalunya, y ahora pidiendo a gritos incluso la intervención del Ejército en Catalunya. Están enloquecidos.
La gran desgracia para la izquierda española es que el Partido Socialista Obrero Español se ha unido a esta gran orquesta retrógrada de la derecha, y lo cierto es que en los últimos días se han vuelto a intensificar las presiones a Pedro Sánchez, para que apoye y se pliegue al Gobierno de Mariano Rajoy, y han sido la gerontocracia del felipismo, con el fundador de este asilo de ancianos políticos, Felipe González, con Alfonso Guerra, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, José Bono... y la nueva generación, Susana Díaz y los dirigentes del PSOE en Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que no es casualidad proviene del Partido Popular, y el de Aragón Javier Lambán, los cabecillas y punta de lanzas que preparan una nueva caída de Pedro Sánchez que como un castillo de naipes podría afectar a toda la estructura nacional del partido. Está claro que la sociología del franquismo está también en los genes políticos del PSOE, diría desde que el felipismo fundó el GAL, saqueó al país con los fondos reservados y demás atracos con empresas fraudulentas, Filesa, Malesa, Time Export, etc, etc, y además se embarcó sin ruborizarse en el yate “Azor” que utilizaba el dictador General Franco. Todo apunta a que el actual líder del PSOE Pedro Sánchez está recibiendo muchas presiones, y aunque tiene acreditada experiencia a mantenerse en sus planteamientos, me dicen que en esta ocasión su situación será más complicada por el renacer del “españolismo” en el seno del partido en todas sus expresiones y vertientes, incluidas las más violentas y fascistas, las más conservadoras, teniendo como grandes ejemplos a Susana Díaz, Guillermo Fernández Vara, y otros, que tienen miedo a perder votos por su izquierda que podrían irse a Unidos Podemos, o a Ciudadanos o incluso al Partido Popular por la derecha. Es evidente que ya se ha plegado a Rajoy para aplicar el artículo 155 y apoyando tácitamente el palo y tente tieso contra Catalunya, y la cacareada reforma institucional que dice haber pactado con Rajoy es un brindis al sol, porque además sabe que con Rajoy no te puedes fiar de nada, y menos a seis meses vista. Con esta política los socialistas no levantan cabeza en veinte años. Pero está claro que a estas alturas de la película trágica los errores de Borbón Grecia y Rajoy Brey están cada vez más de manifiesto y han puesto en grave peligro a la monarquía franquista/borbónica, por lo cual no tengo ningún sentimiento de pesar. El requerimiento del Gobierno del Partido Popular al Govern catalán para que aclare cuál es su posición actual sobre la pretendida independencia tiene la fecha del jueves 19 de octubre como límite máximo para la respuesta de Carles Puigdemont. Me parece que está claro que el choque de trenes está servido, pero estoy convencido que a la larga desde un punto de vista institucional español los más que tienen que perder son Borbón Grecia y Rajoy Brey. Al tiempo.
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