Me lo expliquen

Que nos expliquen si no como nos van a justificar que durante las próximas semanas vayamos a asistir ansiosos a un embate reaccionario que pretende conseguir aumentar la edad de la jubilación obligatoria en España hasta los 67 años y que, paralelamente, el Sistema Institucional de Protección (SIP) que regula las fusiones de las siete cajas en la que se encuentra nuestra Caja de Ahorros, esté llegando a acuerdos con los sindicatos para reducir las plantillas de estas entidades en un número total de 3.400 trabajadores, que se podrán acoger a unas prejubilaciones que pagaremos todos. No sólo van a recibir una ayuda pública de 4.465 millones del FROB para su saneamiento, sino que se estima que sus ganancias para el 2013 serán de 2.000 millones de euros. Pero eso sí, las prejubilaciones las pagaremos los españolitos de a pie. Y además, se lo dejaremos a huevo al banco de turno que vendrá dentro de poco tiempo a comprar las cajas, saneadas con el dinero público.

Nos tiene que explicar también el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cómo es que nos decía en el año 2009, frente a los embates de la CEOE, que “no haré caso a las voces de aquellos que quieren contratar con menos derechos, facilitar el despido y de quienes desean recortes del gasto social” para, un año más tarde, poner en marcha el mayor recorte al estado del bienestar de las últimas décadas, provocando un rechazo unánime de los trabajadores de este país. Es evidente que tamaño dislate no le ha producido problemas de conciencia ni la menor vergüenza para volver a engañarnos. Por eso tal día como hoy nos dice que “no siento que haya traicionado mis principios”, “aunque no hacen falta más cambios, ni hacen falta más recortes”, para, al día siguiente, anunciarnos que hay que poner en marcha el proceso para aumentar la edad de jubilación de 65 a 67 años y para elevar de 15 a 20 años el periodo de cotización necesario para poder acceder a una pensión. Nos debería decir qué principios de izquierdas no se traicionan cuando pretende bajar las listas de parados poniendo como empleados a los que se les obligue a hacer un curso subsidiado, y es que “una persona cuando está formándose está trabajando para el país”, y qué principios progresistas se sostienen anunciando que la subida de impuestos a los ricos “será limitada” o recortando derechos a los españoles en vez de pelear por igualarnos a la jubilación de Francia (por ejemplo) que está en 60 años y puede quedar en 62 o por igualar el PIB español dedicado a las pensiones al resto de los países europeos.

Nos tendría que decir también si todo esto tiene que ver con las recientes declaraciones del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el socialdemócrata correa de transmisión para España del FMI y los “mercados” que pide “cuanto antes” que “se sigan haciendo cosas y no caer en la fatiga reformista” y se proceda de manera inmediata a realizar cambios en las pensiones, a profundizar en una reforma laboral que considera insuficiente y “a liberalizar los mercados”.

Nos debería explicar MAFO por qué hace unos meses se puso contra las cuerdas a España, Grecia y Portugal desde Europa, desde el FMI y desde los “mercados” más opacos, para acogotarnos con la reducción del déficit, recortando las inversiones públicas, los salarios, las pensiones, las prestaciones sociales, la financiación de los municipios, etc, y EEUU hace todo lo contrario, creando instrumentos de control para la banca y los sectores financieros, aumentando las obras públicas en 50.000 millones (se ha gastado ya en apenas un año unos 800.000) y ampliando su déficit en un 10%, y qué papel juega él, el capital, y la Europa más reaccionaria en todo esto.

También deberían aclararnos los sindicatos, que dejaron hacer y hacer durante tanto tiempo y que durante tanto tiempo también se aprovecharon para hacer clientelismo y para fomentar una casta profundamente diferenciada en la función pública, por qué se prestan al jueguito del “saneamiento” bancario con las prejubilaciones de las cajas que soportará el conjunto de los trabajadores y parados y por qué permanecen callados, por ejemplo, ante la escandalosa subida de salarios de la Policía Canaria, lo que la sitúa por encima de la Guardia Civil y la Policía Nacional.

Me parece necesaria una huelga general en estos momentos que sirva para impedir a Zapatero que siga cercenando los derechos de los trabajadores, para frenar su ambición desmedida de ser más reformista que nadie y para evitar un mayor deterioro del estado de bienestar, pero lo que no puede ser es un cheque en blanco a determinados sindicatos para ganar meras posiciones de poder que les garantice un estatus que no se destaca precisamente por la defensa de los trabajadores más desprotegidos. La ciudadanía debe exigirles también una autocrítica profunda y ellos llevarla a término con todas sus consecuencias.

Nos tendría que explicar Sebastián que quiso decir el presidente de Carbunión, Victorino Alonso, cuando afirmó días atrás en Cinco Días que las empresas gasísticas se han dedicado en los últimos meses a “tocar” a los eurodiputados y si eso tiene que ver con el recorte de las primas a las renovables y con la vuelta a la palestra de los ciclos combinados.

Debería también decirnos nuestro inefable Soria por qué ha acudido a Madrid a la sede de Repsol a rendir una pleitesía irresponsable a esta compañía para que se realicen prospecciones petrolíferas en nuestras aguas; por qué quiere vender nuestro medio natural y nuestro futuro y si sólo es su incapacidad de generar un modelo económico alternativo para esta tierra lo que le hace vendernos al mejor postor, o es porque realmente le pueden otros intereses ocultos.

No dan para más estos folios. Realmente son muchas las explicaciones que nos tendrían que dar sobre tantas otras cosas, pero eso también nos lo están recortando.

* Alcalde de Agüimes

Antonio Morales Méndez*