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Gorona del Viento, paradigma del Greenwashing

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En 2014 se inauguraba con la clásica parafernalia propagandística de los grandes eventos la central hidroeólica de Gorona del Viento, el proyecto que significaría, según anunciaban empresarios y políticos, el paso para abastecer a la isla de El Hierro en su totalidad de electricidad de origen 100% renovable para convertirla en un icono de la sostenibilidad mundial.

Y no sólo eso, el excedente de energía que produciría la central se utilizaría para alimentar el futuro de la movilidad sostenible cuando se consolidara la transición a un parque automovilístico 100% eléctrico, donde los coches serían “baterías de almacenamiento” de la energía sobrante para culminar una exitosa transición energética en la isla.

La mediatización de Gorona del Viento ya no es tan pronunciada como al principio (probablemente debido a la realidad que muestran los datos), que ejecutó numerosas y efectivas campañas de marketing y propaganda y que ha tenido efectos duraderos exponiendo a El Hierro como un paradigma de la sostenibilidad en el mundo, llegando incluso a ser objeto de referencia en el periódico New York Times en su artículo “52 Places for a Changed World”. Sin duda, la publicidad del proyecto ha dado sus réditos turísticos y ha proyectado a Canarias como un posible hub energético donde el “turismo sostenible”, más una antinomia conceptual que una realidad alcanzable, es la apuesta continuada en la islas afortunadas.

Pero tras ocho años operativa, los datos muestran una realidad diferente en cuanto al potencial energético de la central, sobre cuyas limitaciones ya se habían pronunciado ingenieros participantes en el proyecto antes de su inauguración, y observamos como el máximo de producción renovable que se alcanzó en la isla fue en el año 2016 con alrededor de un 56% de media anual, estableciéndose los demás años siempre por debajo de esta cifra y cerrando el 2022 con un 48%. Estos datos están muy alejados de las optimistas e infladas previsiones oficiales y ponen de manifiesto las dificultades que tiene la pequeña isla de alrededor de 11.000 habitantes para convertirse en el paraíso sostenible que anunciaban. Además, estos datos previsiblemente irán a peor si tenemos en cuenta que el número de turistas continúa creciendo, aumentando la demanda de energía y la presión sobre los recursos limitados de la isla como, por ejemplo, el agua.

Y es que muy lejos de los objetivos propagandísticos, la isla no solo va a seguir dependiendo de la generación a través de diesel en su central térmica de Los Llanos, sino que ante la crisis hídrica que sufre actualmente por el descenso en las precipitaciones de los últimos años, uno de los principales efectos que el cambio climático está teniendo en el archipiélago y que llevó a declarar por parte de El Cabildo la Emergencia Hídrica en la isla en mayo de 2022, la demanda de éste combustible se intensificará ante el incremento del uso de desaladoras que son imprescindibles para completar la oferta de agua potable y de riego. Con los datos disponibles de 2021, ese año alrededor del 44% del agua de consumo provino de este sistema, para el que hoy por hoy no existen alternativas a gran escala que puedan soportar el alto uso energético que se precisa en el proceso de desalación a través de fuentes renovables.

No solo es una constante la omisión por parte de las instituciones públicas y las empresas energéticas el binomio agua-energía tan característico del archipiélago, mucho más pronunciado en otras islas, sino que con su propaganda sobre el potencial de los elementos naturales dejan de lado el necesario debate sobre la presión que ejerce el turismo sobre los recursos y las dificultades reales que existen para abastecer la sobredemanda de energía en territorios que tiene sistemas energéticos aislados como los que encontramos en Canarias.

Pero lejos de asimilar las limitaciones de la central, el discurso corporativo continúa vendiendo sueños de autobastecimiento y sigue protagonizando una campaña de publicidad que omite la realidad. Gorona del Viento El Hierro, SA, está participada mayoritariamente por el Cabildo de El Hierro con un 65.82% y por Endesa con un 23,21%, y ambos son responsables de la falsedad de los datos e informaciones que publican en sus respectivas páginas webs sobre los porcentajes de generación renovable alcanzados por la central, donde afirman que produce “toda la energía que necesita la isla, con una media de un 80% de generación exclusiva mediante energías renovables” y con “picos de meses del 100%”. En la web del proyecto podemos leer “Una isla 100% energía renovable” al igual que en la página oficial de turismo de la isla, financiada por el Gobierno de Canarias y el Cabildo de El Hierro entre otros organismos nacionales e instituciones europeas, se afirma rotundamente “El Hierro es la primera isla autosuficiente” y tiene mensajes como “El Hierro tiene el orgullo de decir que es 100% renovable”.

Tenemos instituciones públicas y empresas privadas manipulando los datos y engañando a la ciudadanía sobre proyectos que ofrecen un bien imprescindible y en un contexto de transición energética y descarbonización para luchar contra el cambio climático, poniendo de manifiesto que los intereses políticos y económicos siguen siendo protagonistas en contra del interés público y los objetivos medioambientales. En un periodo donde empresas como Endesa reciben premios autonómicos por su trabajo para la “conservación, biodiversidad y el desarrollo sostenible”, es imprescindible y una obligación que la información de las instituciones públicas sea transparente y veraz sobre los proyectos que se desarrollan y que los grandes monopolios energéticos no se conviertan en los principales beneficiarios del boom de la energía renovable y los fondos europeos para la transición.

Las promesas de autobastecimiento sin planificación del consumo no son más que la fe ciega en la tecnología y el progreso sin tener en cuenta las limitaciones de las renovables y el necesario debate social sobre para qué queremos la energía. Un debate que a las empresas energéticas no les interesa y que las instituciones de gobierno no están planteando.

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