Iconoclastia
Miénteme, María
Lo primero que ha hecho la mayoría de los nuevos alcaldes liberales del PP y Vox nada más tomar posesión ha sido subirse sensiblemente el sueldo nada más tomar posesión de su poltrona. Como media se lo han subido el doble de lo que ganaban sus antecesores. No está mal para políticos que demonizan el gasto público.
Un buen ejemplo es Torrelodones, donde un pacto entre el PP y Vox ha posibilitado que el sueldo del gobierno municipal haya subido más del doble. La alcaldesa del PP se ha subido seis mil euros más que el alcalde anterior y además ha anunciado que contará con otros siete asesores, también muy bien pagados.
En el municipio de Yebes, de sólo mil setecientos habitantes, el alcalde del PP y el vicealcalde de Vox se han incrementado el sueldo en más del 50 por ciento, por lo que ahora ganarán 47.000 euros al año. El alcalde de Náquera, de Vox, ha decidido retirar la bandera LGTBI al mismo tiempo que se subía 13.000 euros el sueldo, con lo que cobrará al año cuarenta y seis mil.
La polémica alcaldesa de Marbella, la popular Ángeles Muñoz, acusada de alta corrupción, también se ha subido notablemente el sueldo hasta los 93.000 euros, por lo que ganará más que el presidente del Gobierno de España.
Estos mentecatos inmorales han estado criticando a sus antecesores por sus honorarios y predicando que el gasto público debería descender drásticamente. Sin embargo, nada más tomar posesión de los cargos lo primero que han hecho estos fariseos ha sido subirse el sueldo de manera desmesurada. Están bonitos Feijóo y Abascal para dar lecciones a nadie.
Me extraña muy mucho que el PP, después de haber dado tantas largas, haya aceptado al menos un cara a cara de su candidato con Pedro Sánchez tras las palizas dialécticas que le ha dado sistemáticamente el presidente del Gobierno de España en el Senado desde que fue elegido líder de la oposición.
Hay quien cree que toda esto es una estratagema del PP y que ya buscará cualquier excusa en la víspera para que el cara a cara no se celebre. De hecho, al final ha dicho que sí presionado por la opinión pública. Se puede entender que el presidente del Gobierno no desee debates preelectorales pero resulta absolutamente injustificable que el candidato a ese cargo se esconda y no dé la cara. Por lo pronto ha rechazado otros debates tanto en la radiotelevisión pública como en otras privadas.
Feijóo volvió a ir a Bruselas para hablar mal de España justo en la víspera de que Pedro Sánchez presida la Unión Europea. El aspirante popular fue a poner a parir la economía española el día que se supo que España era el único país de la eurozona que había logrado remitir la inflación por debajo del 2%. Vaya puntería.
Unas horas antes Feijóo dijo que el kilo de naranjas en España estaba a doce céntimos mientras que la bolsa de plástico para llevarlas costaba quince. Para excusarse de su trampantojo dijo que no se refería al precio de las naranjas en el mercado sino a lo que pagaban a los agricultores. Las organizaciones agrícolas le contestaron raudamente que a ellos les pagan una media de cuarenta y seis céntimos. Otra metedura de pata más.
Además, la ministra de Hacienda le recordó que el coste de las bolsas de plástico la estableció el gobierno del PP de su tocayo Rajoy. Feijóo no da una ni por casualidad. Este es el que quiere ser el nuevo presidente del Gobierno de España y lo peor es que encontrará a muchos compatriotas que lo apoyarán en su intento.
Las mentiras de Feijó son equiparables a la de su candidata a la Presidencia de la Junta de Extremadura María Guardiola. Esta tras jurar y perjurar hace unos pocos días que jamás dejaría entrar a Vox en su gobierno decidió ayer regular y comerse sus propias palabras con papas a la extremeña.
“Me quitaría de enmedio antes de pactar con Vox. Soy una persona fiel a la palabra dada, como me enseñó mi madre”, aseveró hace unos días la candidata. La madre de María Guardiola debe estar ahora escondida en un desierto lejano para evitar la vergüenza ajena.
Empieza muy mal la que va a ser nueva presidenta de la Junta de Extremadura. Ha demostrado ser una buena actriz y una nefasta política. Parecía una rara aviso, una valiente frente a la cobardía generalizada en la política pero al final ha sido igual de pusilánime e incoherente que otros muchos.
Si antes de comenzar su mandato empieza mintiendo a sus paisanos, no quiero pensar cómo lo acabará. Las mentiras de Guardiola y de Feijóo han sido notorias y vergonzosas durante estos días pero luego el mentiroso es Sánchez por rectificar, que es de sabios.
Sánchez lo ha hecho después de pasar meses o años y experimentar como presidente del Gobierno, valorando las consecuencias para el país, pero estos mienten y rectifican el mismo día antes incluso de llegar al poder. Menudos fariseos.
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