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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Occidente/Oriente

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La verdad es la primera víctima de una guerra, escribió Esquilo (525- 456 a.C.), dramaturgo y filósofo griego. La frase que encierra una gran verdad ha sido repetida por politólogos, comunicadores, filósofos, más modernos, como también expresó Julián Assange más recientemente. Ahora de nuevo la verdad es pateada, vituperada, por Occidente y por Oriente. Actualmente los medios de comunicación occidentales dicen una cosa, los medios rusos lo cuentan al revés. Antiguamente el mundo comenzó a diferenciarse entre Norte y Sur, entre países ricos y pobres, y en Europa el Norte ha estado dominado por Gran Bretaña, Francia, Alemania, Suecia, Noruega, Finlandia, en detrimento de los sureños más débiles en economías, Grecia, Italia, España, Portugal. Tras la II Guerra Mundial el asunto/trasunto en economía y política, incluso geopolítica, comenzó a distinguirse entre el Este y el Oeste, y cuando comenzó la guerra fría surgieron dos organizaciones bélicas, la OTAN (1949) y el Pacto de Varsovia (1955). La guerra fría se torno en caliente cuando en 1962 la URSS instaló misiles con cabezas nucleares en Cuba, y el mundo estuvo a punto del holocausto nuclear, pero al final Kruschev y Kennedy negociaron y los misiles soviéticos fueron retirados de Cuba, y a cambio los aviones con bombas atómicas de Estados Unidos también fueron desmantelados en Turquía.

En una época más reciente, en 1991, se disolvió la Unión Soviética, y ese mismo año el Pacto de Varsovia que se oponía a la OTAN. Pero ambas disoluciones no significaron el fin de la “guerra fría”, porque la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) ha seguido funcionando hasta el momento presente, y creciendo, incluso asomándose cada vez más a las fronteras de la Federación de Rusia, con Estonia, Letonia y Lituania en 2004 los más cercanos al vestíbulo ruso, a Kaliningrado para mayor concreción, y toda la frontera moscovita. La base de Amari, en Estonia, está en la misma frontera rusa, y los misiles otánicos podrían llegar en muy poco tiempo a Moscú, San Petesburgo. El último país en entrar en la OTAN ha sido Macedonia del Norte en 2020, antes de ayer coloquialmente. Ahora lo han intentado con Ucrania, en los umbrales de la frontera rusa, y desde 2014 el Ejército ucraniano, que dio un golpe de estado, ha estado atacando a regiones de habla rusa como Donbas, Lugansk y Donestk, y el Batallón Azov, nazi de extrema derecha (ver Wikipedia) ha sembrado el pánico, el terror, en todas estas zonas del este de Ucrania de habla rusa mayoritariamente, desde el golpe de estado contra el presidente democrático Viktor Yanukovch, que fue derrocado con la intervención de la CIA norteamericana (ver wikipedia).

El Pacto de Varsovia se disolvió cuando desapareció la URSS, pero ahora, el 4 de febrero de 2022, se firmó entre Rusia y China el Pacto de Pekín, un acuerdo de amistad económico, político y militar “firme como una roca”, en palabras repetidas por Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa, y Xi Ji Pin, presidente de la República Popular China. El objetivo, explicado por el Diario del Pueblo chino, y Konsolmoskaya Pravda ruso, es cambiar el orden mundial hasta ahora unipolar ejercido por Estados Unidos y la OTAN, a uno nuevo multipolar, con Rusia y China como discrepantes del hasta ahora único ejercido por norteamericanos y sus aliados del Atlántico Norte, incluida España, y me acuerdo desde mi juventud cuando Felipe González dijo “de entrada, la OTAN no”, y luego hizo un referéndum en 1986 y procuró que ganará el sí otánico, aunque tengo la satisfacción personal que en Canarias, junto a Euskadi y Catalunya, votamos un rotundo no que fue derrotado por el resto de las regiones españolas.

Dicho todo esto, en apretado resumen para no cansar a mis amables lectores, llegamos a la guerra entre Rusia y Ucrania, que creo que pudo haberse evitado negociando anteriormente al 24 de febrero cuando el ejército ruso atacó a Ucrania, y que ahora ha puesto otra vez de una forma descarnada ese dicho muy antiguo que lo primero que muere en una guerra es la verdad.

Y de repente, casi, ha surgido una nueva separación del mundo mundial, si históricamente ha sido norte/sur, países ricos y pobres, o este/oeste, OTAN y Pacto de Varsovia, ahora de forma más moderna hemos llegado a Occidente/Oriente. Y sinceramente me ha entrado un canguelo tremendo, pensando en las armas atómicas que tienen ambos contendientes. De las intervenciones de Estados Unidos en todo el mundo les recordaré que han sido en toda América Latina, en Vietnam, Oriente Medio, y con respecto a la OTAN tengo un recuerdo desagradable por el ataque a Yugoslavia, sin permiso de la ONU, en 1999, y por aquellas fechas el portero de la Unión Deportiva Las Palmas, Zeljko Cicovic, nos visitaba casi todas las tardes en La Provincia para tener noticias de los bárbaros bombardeos otánicos a Belgrado y otras ciudades yugoslavas. La familia de Cicovic estaba en la capital serbia, pero con las comunicaciones cortadas con el resto del mundo. De las angustia de Cicovic se acuerdan compañeros esa temporada como Paqui, Samways, Josico, Orlando, que ahora me vienen a la memoria. Por cierto, esa temporada con Kresic en el banquillo, que era de Croacia, el equipo amarillo subió a Primera División.

Ahora estamos entre Occidente y Oriente, y no me gusta nada el potencial militar de Rusia, ni el de Estados Unidos/OTAN. Le comento este rollo a mi vecina del quinto en una terraza en Las Canteras, que se está mejor que en Mariupol o en Kiev, y ni me deja terminar mi exposición historicista. “Sabe lo que le digo, que aunque usted sabe que soy progre, estoy con los americanos, porque son más guapos que los rusos, tienen dólares y el rublo es una mierda, y además porque los yanquis son de Occidente, y yo también. ¿Usted es de Oriente, no me lo creo?. Le digo que soy canario por encima de todo, y que en Canarias soy de Oriente, de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote, que las islas Occidentales están todavía muy influenciadas por la ATI chicharrera. Sin embargo, le apunto, en el contencioso Marruecos/Sáhara, soy de Occidente, partidario de que se haga un referéndum, y en la guerra eterna Israel/Palestina, pues soy de Occidente, que Israel está al Oriente, apoyo a los palestinos. La ONU debería ser más seria y firme con Israel y Marruecos, termino mi perorata. La vecina del quinto de nuevo toma el mando dialéctico ”pues sí que está bien, usted de Oriente y Occidente según sople el viento, seguro que entre las playas de Las Alcaravaneras y Las Canteras, es de Occidente furibundo“.

Tenía toda la razón mi vecina del quinto en cuanto a mi preferencia por Las Canteras, y terminó con una última exposición. “En lo que estoy de acuerdo con usted, pensando en mis hijos, en mi familia, mis amigos, en todas las personas en general, es que lo mejor es que se pare la guerra, que se sienten a negociar con un par de vodkas y caviar, que una guerra nuclear sería un desastre para todos”. Esperemos que así sea…

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