Espacio de opinión de Canarias Ahora
Pinchar en hueso
Semanas atrás, desde el partido conservador habían arremetido, a coro y de forma inmisericorde, contra quienes tienen el deber de investigar posibles comisiones delictivas derivadas de las demandas que entablaron los presumiblemente afectados. Cuanto peor, mejor: parecía la consigna popular a la hora de despertar esas suspicacias que tan fácilmente brotan cuando provienen de sus filas y que, entremezcladas, entrañan un disparo a la línea de flotación del funcionamiento del Estado de Derecho: si se ponen en tela de juicio las actuaciones de los cuerpos policiales, que se suponen coordinadas con los órganos correspondientes del poder judicial, malo. Malo para todos. Un partido que ha tenido y tiene responsabilidades gubernamentales, del primero y de todos los niveles, no puede conducirse de forma tan frívola tratando de instrumentalizar a su favor los resortes mismos del Estado de Derecho.
Se habían empeñado en otro contubernio, de modo que hasta el mismísimo presidente del Gobierno de Canarias, llegó a afirmar, refiriéndose a este asunto y en un alarde de notable imprudencia, que en Canarias pasan cosas raras. En otra vuelta de tuerca, sostiene Australia Navarro que hay conexiones políticas y que éstas inciden en las actuaciones policiales. Hasta que llegó un magistrado, Tomás Martín, y mandó a parar tal sarta de invectivas. Ya era hora.
La literatura judicial, además, ha dejado poco lugar para las dudas. “Las denuncias son vagas, genéricas e inconcretas y cargadas de interpretaciones subjetivas”, escribe en su auto Martín, quien pide lo elemental para que prospere una acción penal: que tenga visos de credibilidad, justamente los que no aprecia en la causa que dice estar preñada de tales interpretaciones “y una clara pretensión de instrumentalización de un proceso penal para incidir directamente en el núcleo de otras causas penales y administrativas en las que los denunciantes se ven afectados”. Es decir, pincharon en hueso.
De modo que ya está el PP revisando su estrategia, esa del cuanto peor: mejor, puestos a pensar que algo de humildad y de racionalidad queda en quienes han venido aireando -a coro y en formatos de reproducción que los medios de comunicación manejen sin complicaciones y porque no hay más remedio- una muy sesgada y tendenciosa acusación -la contumacia del argumentario, que diría Juan Cruz- hacia quienes cumplen con su deber y han acreditado en esta tierra no sólo su profesionalidad sino un claro compromiso de servicio público.
Hicieron bien en aguantar el tirón y callar. Como también sus responsables políticos. Es lo mejor que se puede hacer en estos casos, sin perjuicio de iniciar ahora las acciones de regreso en defensa de sus derechos, de su honor y de su propio cometido. Si así lo deciden, y si admiten la recomendación, que sigan con discreción y sin publicidades añadidas, que para eso son otras las coordenadas.
Sobre este blog
Espacio de opinión de Canarias Ahora
0