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Polillas, serpientes y rabos de gato

Eustaquio Villalba Moreno / Eustaquio Villalba Moreno

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Las administraciones, en lugar de tomar medidas para controlar la entrada de estas especies en las islas, facilita su importación y distribución, pues nada impide comprar por Internet una pareja de serpientes venenosas o cualquier otra especie, animal o vegetal, que podría degenerar en una plaga en los delicados ecosistemas insulares.

La cortedad de miras de muchos responsables políticos o, en el peor de los casos su ignorancia, les ha llevado a presentar las leyes que protegen o territorio y la biodiversidad como obstáculos al desarrollo, al progreso económico económico y al crecimiento del empleo. Como afirmaba con reiteración un ex consejero de Medio Ambiente de un cabildo: “Se protege más a los lagartos y a las ahulagas que a los campesinos”. Quizás por ello dedicó mucho tiempo a las papas y poco al medio ambiente, pero las consecuencias están ahí: la falta de interés en controlar lo que entra en las islas por puertos y aeropuertos ha sido la causa de un desastre que puede acabar con un cultivo tradicional en Canarias y con una de sus señas de identidad cultural.

Deberían ocuparse los responsables políticos de impedir que se pueda seguir comprando, sin ningún tipo de control, especies que pueden resultar peligrosas para la salud de las personas, para sus actividades económicas y para el medio ambiente. Pero la realidad es que a los únicos que quieren controlar es a las personas nacidas fuera de las islas; por eso el Presidente del Gobierno de Canarias aboga por restringir los derechos de los inmigrantes: les acusa de ocupar los puestos de trabajos de los canarios, de ser responsables de las altas tasas de paro y de alterar la idiosincracia de los isleños.

La oposición a la introducción de especies exóticas no es un capricho de científicos de gabinete y de ecologistas de salón, como han dicho algunos responsables públicos; es un problema que tiene una grave repercusión en nuestra salud, en la conservación de nuestro patrimonio natural y en nuestra economía. Sin embargo, el gobierno canario ha retirado las subvenciones a los grupos de científicos y técnicos que estaban estudiando la forma de combatir estas plagas y, en concreto, la producida por la introducción de la polilla guatemalteca.

A pesar de los evidente del problema, siguen sin entenderlo. Hechos como el catálogo de especies, el puerto de Granadilla, o que exijan competencias sobre las aguas próximas al archipiélago para impedir las prospecciones petrolíferas y que no las pidan para ejercer el control fito-sanitarios a la entrada a las islas, prueban el desinterés ante la situación de invasión de especies exóticas. Este año, el cultivo afectado ha sido la papa ¿Mañana?

*Portavoz de ATAN

Eustaquio Villalba Moreno*

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